Voto electrónico en Neuquén: el observatorio de la UNC detectó fallas en el sistema de control

La mayoría de la ciudadanía no chequeó lo impreso en la boleta, ni en el chip, en la elección del 16 de abril. Las autoridades tampoco hicieron el conteo manual en el escrutinio definitivo. La empresa contratada tiene el manejo absoluto del proceso.

El sistema de voto electrónico desembarcó en Neuquén en 2015. En aquella oportunidad se utilizó únicamente en la capital para la elección municipal. Desde 2019, tras la reforma del Código Electoral, se implementa en toda la provincia. Las críticas en torno a la seguridad del proceso siguen igual de vigentes.

El observatorio electoral de la Universidad Nacional del Comahue integra el registro de entidades de acompañamiento cívico de la Cámara Nacional Electoral. Su rol es vigilar para detectar problemas o errores en el desarrollo de un comicio que afecten el derecho al voto.

En las elecciones del 16 de abril en Neuquén hubo 20 observadores, que son voluntarios y voluntarias que participan del monitoreo, previo entrenamiento, diseño de la muestra y elaboración de un cuestionario modelo.

Se distribuyeron en tres turnos para seguir la jornada: el primero desde las 7:30 hasta la apertura de la mesa, el segundo de 12 a 13 para registrar el proceso de votación, y de 17:45 hasta el final del escrutinio. Contaron con la autorización del Juzgado Electoral de la provincia.

Las mesas fueron asignadas aleatoriamente. Abarcaron las localidades de: Aluminé, Centenario, Guañacos, Junín de los Andes, Neuquén capital, Plottier y Senillosa.

De acuerdo al informe final del observatorio, el tiempo promedio que tardó la ciudadanía en emitir su voto fue de 2 minutos. En el 65% de las mesas analizadas se presentó alguna persona que no sabía cómo votar: no conocía el sistema, los pasos a seguir, no encontraba las listas.

«Hubo “bromas” burlescas referentes a los votantes “perdidos” en referencia a las personas mayores», se consignó en el documento, que está disponible en la página web del observatorio.

Este es un contraste notable con Río Negro, que tuvo elecciones el mismo día pero con el sistema tradicional. Allí «nadie preguntó como votar», aseguró Daniela Zacharias, integrante del observatorio. El organismo relevó el comicio de la vecina provincia y si bien el informe final no está concluido, los datos preliminares indican que demoraron menos usando la boleta papel: 1,3 minutos.

En Neuquén el observatorio advirtió que el 25% de votantes de las mesas observadas leyó lo impreso en la boleta de papel. Esto significa que 1 de cada 4 chequeó que coincidieran. Apenas el 5% lo verificó con el chip, esto es apoyar la boleta sobre el lector, lo que representa 1 de cada 20 votantes.

Al momento del escrutinio definitivo tampoco se hizo un conteo manual de los votos, en el 5% de las mesas. Simplemente se abrió cada boleta y se pasó por la máquina. «Los fiscales tampoco pedían que las leyeran en voz alta. No es sólo un tema de las autoridades de mesa y la justicia. Las agrupaciones políticas, digamos, tampoco dieron la indicación de que eso ocurra», planteó Pablo Kogan, que es parte del observatorio.

Sostuvo que hay una «confianza» en que el sistema funciona bien. «Por lo menos en la escuela que me tocó observar, todos se querían ir lo más rápido posible», subrayó.

Remarcó que la idea instalada es que como es más ágil el recuento, entonces el sistema es mejor. Pero parte de esta velocidad, explicó, es saltear cualquier tipo de auditoría manual.

El observatorio nunca accedió al código fuente, por ejemplo, que son las instrucciones que tiene la máquina para funcionar, cómo está programada.

«Lo que se nos hizo fue una contrapropuesta de poder ir a las oficinas de la secretaría y con el personal de la empresa proveedora poder hacerle preguntas y ver las máquinas. Pero eso no nos alcanza. Yo soy de la facultad de Informática y para hacer realmente un análisis del código necesitamos tiempo y poder tener acceso a las fuentes y poder probarlos, mirar e investigar», agregó Kogan.

El Grupo MSA es el que históricamente ha brindado el servicio.

«La empresa es la que controla todo el proceso, desde la emisión hasta el escrutinio provisorio. La justicia es un simple usuario, los partidos políticos, los votantes, todos son usuarios del sistema. Esa caja, que es la máquina, no se controla», consideró Kogan.

1 de cada 4 votantes de las mesas observadas leyó lo impreso en la boleta de papel. Foto Matías Subat.

El dato

80%
de las autoridades de mesa en Neuquén fueron mujeres. Superaron también el porcentaje de fiscales: 60%.

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