En su patio tienen el obrador de un barrio privado vecino

“No podemos escriturar ni cercar, no tenemos delimitada en forma definitiva la mensura y ahora hay una obra de alcantarilla que utiliza nuestros patios como si fueran obradores de ellos”, describió Marta Palacio, una de las vecinas linderas al Rincón Club de Campo.

Se trata de cinco terrenos ubicados en Rincón de Emilio, en el sector lindero al barrio privado, donde un grupo de vecinos hace años que pelea la regularización de su situación dominial.

En abril lograron que el Deliberante estableciera los indicadores urbanos que regían para esa franja, que a pocos metros le disputa tierra a la barda en el Parque Norte, mientras del otro lado del alambrado, se erige uno de los barrios privados en el que viven funcionarios judiciales y políticos.

La radicación de los vecinos en el lugar es anterior a la declaración municipal de zona natural protegida.

“Descubrieron una calle que atraviesa los terrenos, y por otro lado, nos quieren abrir la calle por el sector del costado” se quejó Palacio.

Marta buscó iniciar nuevamente un expediente en el Deliberante para agilizar su situación, que es la de lograr la documentación necesaria que la acredita como propietaria del terreno.

Acudió a sectores de Catastro y también de Planeamiento en la comuna, sin lograr hasta ahora la certificación aunque el último trámite que debían superar, según le indicaron, era el despacho que lograron en mayo en el Concejo.

Una obra de alcantarillado les complicó aún más el acceso a su domicilio. “Nos quieren abrir una calle por el costado”, se quejó.

Los cinco vecinos que viven al otro lado del alambrado del Rincón Club definieron impedir el uso de sus terrenos como “acopio de materiales” para la obra municipal en las inmediaciones.

Gestiones

La medida pretendió llamar la atención de las autoridades porque, según entiende Marta, “se trata de una decisión política del intendente, porque otra explicación no tiene esta demora”, consistente en más de tres años de diversas gestiones.

Describió que el medidor de luz de su terreno está en el acceso a la casa de la vecina Ñancu, una antigua pobladora que logró el reconocimiento de que su familia es propietaria de ese terreno antes de la diagramación del coqueto club de campo.

Marta Palacio logró el gas tras obtener una servidumbre de paso de la conexión que viene del barrio privado, en tanto por la falta de la “línea municipal” tiene carencia de otros servicios como internet.

La Municipalidad tiene una deuda que es la determinación de los límites del Parque Bardas Norte para evitar conflictos con vecinos y la UNC.