“Presencié una muerte entre argentinos”

El martes 23 de febrero pasado, luego de salir del trabajo, retornaba a mi ciudad (como debo hacerlo diariamente) desde General Roca con destino a Cipolletti. A una velocidad rápida pero prudente nos encaminamos por algunos kilómetros con un Renault Clío blanco sobre la Ruta 22. Delante nuestro se acopló un Peugeot 504. Entonces los tres, “en estilo fila india”, sobrepasamos a un colectivo interurbano. Luego de esta acción, el Renault decidió sobrepasar al 504, maniobra que se hizo muy prolongada debido a que el que se encontraba adelante también estaba acelerando de unos 100 a 120 km/h hasta llegar a su velocidad crucero (eso estimo). Este sobrepaso duró entre siete y nueve segundos. Finalmente el Renault Clío no logró su objetivo ya que tenía, a pocos metros y de frente, un camión. Decidió tirarse a la banquina contraria a la que transitaba e intentó subir nuevamente al asfalto sin perder velocidad. Seguido mordió la banquina y perdió el control, cruzando la ruta de izquierda a derecha. Finalmente el conductor falleció en un canal de riego, conductor de sólo 18 años. Entiendo que objetivamente el joven cometió errores graves, violó las normas de seguridad y bla bla bla… Ahora yo digo, el conductor que manejaba el 504, ¿acaso no podría haber visto por el retrovisor y a su izquierda que un auto lo intentaba sobrepasar insistentemente por alrededor de unos ocho segundos? ¿Acaso no podría haber desacelerado un poco en vez de lo contrario? Espero estar muy equivocado y que simplemente no lo haya visto venir en sobrepaso por todo ese tiempo del que fui testigo, si no su conciencia se va a encargar de condenarlo a vivir con ello hasta la muerte, y no por matar a alguien sino por no salvar una vida. Opino sin conocimiento científico, opino exclusivamente como alguien que maneja diariamente desde hace más de tres años por la peligrosa Ruta 22 y que vio todas las maniobras en detalles, a pocos metros y desde la mejor óptica de visual. Y digo: “presencié una muerte entre argentinos”, porque estando un grupo de policías y bomberos ya trabajando fuertemente para retirar de entre los hierros retorcidos a sus dos ocupantes, un numeroso grupo de “gente” bajaba de sus vehículos para presenciar bien el espectacular choque. Sí… ¡querían ver sangre! Sin duda no estaban preocupados por las vidas de las personas, en lo absoluto, o es lo que yo creo, porque sacaban fotos con cámaras digitales o celulares, bajaban con sus hijas de unos 4 y 6 años de la mano, otros niños de entre 9 y 12 años aproximadamente también; inclusive recuerdo a una mujer de unos 60 y tantos años con su perro en brazos. ¿Para qué? ¿No ven que no es un show? ¡Hay gente herida! ¿Los que nombro son acaso un poquito conscientes? ¿Qué hacían mirando si no pensaban ayudar? ¿Acaso les gusta el mal ajeno? ¿Disfrutaron del show? Lamento mucho y sigo angustiado por el fallecimiento del joven, mi más sentido pésame a sus familiares. Agradezco la predisposición de algunas pocas personas (en el primer momento, luego a los policías y bomberos), principalmente del médico Fabio Sáez allí presente, que hizo lo mejor posible para ayudarlos; increíblemente él fue el primero en llegar ya que transitaba en ese instante por el mismo sitio. Espero poder olvidarme rápido de esta experiencia tan humanamente argentina. Leonardo Bellino DNI 31.125.334 Cipolletti

Luis G. Bulit Goñi Presidente del Consejo Asesor de Asdra Buenos Aires


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Ver planes ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora