Preservación y plan de manejo del arte rupestre de Colomichicó 

La tarea será interdisciplinaria.

COLOMICHICO/ CHOS MALAL (ACHM).-Se presentó en la localidad de Las Ovejas la «Propuesta de Preservación y Plan de Manejo de sitios con Arte Rupestre: Colomichicó» cuyo objetivo es conservar este importante lugar, en el departamento Minas, donde existe una enorme variedad de diseños de arte rupestre, únicos en América.

La presentación fue efectuada por un equipo interdisciplinario conformado por la Subsecretaría de Turismo, la Dirección Provincial de Cultura y la Facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue, quienes estuvieron la semana pasada en la zona realizando trabajos de relevamiento.

Para el equipo interdisciplinario que trabaja en el proyecto de conservación de sitios con arte rupestre, intentar un plan de manejo tratándose de un sitio que se encuentra lejos de centros poblados «constituye un importante desafío considerando que su manejo a largo plazo es una tarea constante para las autoridades locales y provinciales».

El plan de manejo para sitios con arte rupestre como el caso de Colomichicó es de vital importancia, dado que si no permanecen vulnerables ante diversas amenazas, entre ellos el deterioro por causas naturales que el equipo de trabajo considera que «pueden ser menos dramáticas en el corto tiempo que el daño causado por actividades de vandalismo y visitas no autorizadas o no reglamentadas».

Por ello actualmente se trabaja en la elaboración de un Plan Especial de Ordenamiento del Territorio, además de un relevamiento e inventario arqueológico para demarcar toda la zona del «Parque Arqueológico de Colomichicó».

Luego se pretenden crear condiciones de acceso del público en general a los núcleos de arte rupestre donde exista la debida seguridad y preservación de los bloques; además de iniciar un proceso de reconocimiento como Monumento Nacional y como Patrimonio de la Humanidad.

La elección del sitio del Colomichicó para realizar el plan de manejo obedece a la importancia que tiene el área para la arqueología nacional, americana y también mundial, dado que las manifestaciones de arte rupestre que existen en el lugar pertenecen al llamado «estilo de paralelas», donde además existe una enorme variedad de diseños.

Los mismos no sólo son importantes por ser únicos en América sino también porque han sido grabados en casi todas las caras de más de doscientas rocas que se encuentran diseminadas en un área de 200 por 400 metros.

Para el equipo técnico se hace «impostergable emprender tareas de relevamiento arqueológico, geológico y topográfico integral de la zona, así como identificar los factores de deterioro de las rocas y una vez logrado esto implementar medidas de protección del sitio».

«Lamentablemente, año tras año puede observarse el deterioro acelerado que opera sobre las rocas. A la acción de agentes físico-químicos se suma la depredación humana, lo que conspira contra la conservación del sitio».

Por eso la Subsecretaría de Turismo en forma conjunta con la Dirección Provincial de Cultura y la Facultad de Turismo de la UNC trabajan en forma denodada para implementar medidas de protección del área para preservar este valioso testimonio del pasado.

El plan de manejo del Parque Arqueológico de Colomichicó prevé medidas a implementar a corto, mediano y largo plazo y se estima que el cronograma total de las actividades que se ejecutarán demandará aproximadamente dos años.

Primero, relevamiento

En una primera etapa se pretende preparar una parte del sitio para visita pública. Para ello resulta necesario efectuar un relevamiento topográfico y geológico del lugar y un diseño de sistemas de protección dado que se han detectado lugares por donde la gente ingresa sin autorización causando vandalismo.

Luego se realizará el diseño de un sistema de señalización a través de senderos que guíen a los visitantes por lugares que no afecten la evidencia arqueológica, se pretende que el ingreso sea controlado y que exista control y custodia del lugar que podría estar a cargo de una persona que deberá contar con un caballo para recorrerlo debido a la extensión del mismo.

En una segunda etapa se tiene previsto implementar políticas de preservación, infraestructura y equipamiento. El objetivo es construir en el lugar una sede o edificio donde habría diversos elementos que irían desde computadoras y paneles con mapas de la zona que contemplen aspectos geográficos, hidrográficos y arqueológicos entre otros; hasta paneles fotográficos con arte rupestre, maquetas, vitrinas con material arqueológico hallado en el sitio y folletería.

La tercera etapa, prevista para el año próximo, apunta al turismo y la recreación en el parque arqueológico de Colomichicó como factor del desarrollo regional, para lo que se tendrá en cuenta las propuestas del Plan de Desarrollo Recreativo Turístico de la Zona Norte. 

Un minero las descubrió a mediados del siglo XX

COLOMICHICO/CHOS MALAL (ACHM).- Las piedras grabadas en la zona de Colomichicó fueron descubiertas a raíz de un episodio singular.

La disposición y extrañas formas de estos petroglifos en Colomichicó dieron origen a la leyenda sobre la existencia de una ciudad subterránea donde seguirían viviendo los descendientes de las incas, refugiados allí para escapar a la invasión española del Perú.

Corría el año 1944, cuando Omar Robledo Bruzzone, que ocupaba el cargo de director de la escuela primaria de Tricao Malal fue informado que un señor de nacionalidad húngara llamado Bela Veiko, que trabajaba en las minas de Andacollo había sido recogido helado, de su rudimentario refugio de pircas, cubierto por la nieve.

Bela Veiko posesionado del embrujo de esa leyenda emprendió la inútil tarea de descubrir la entrada a ese mundo subterráneo incluso usando dinamita.

Sólo logró hacer grandes destrozos en las piedras grabadas, deambuló medio loco y ensimismado, con un péndulo en sus manos, caminando entre los cerros convencido de que allí estaba la entrada al tesoro de los incas.

El minero fue socorrido por las humildes y hospitalarias personas de un puesto cercano, donde la atendieron en la forma que los escasos recursos lo permitieron y pusieron en conocimiento del hecho a gendarmería.

El minero húngaro habría sido trasladado luego a la Capital Federal y según cuenta la gente de la zona, la excesivas penurias sufridas por el hombre le habrían provocado una grave perturbación , agudizada al haber querido desentrañar ciertos secretos que el lugar celosamente guardaba.

A eso se agrega el hecho de que es creencia general que toda tentativa del hombre en indagación de los misterios que pertenecen al pasado indígena es seguido de terribles sensaciones.

Es así como el director de la escuela Robledo Bruzzone junto la historiador Gregorio Alvarez decidieron ir al lugar para comprobar el hallazgo, a partir de lo cual nacen las primera menciones de arte rupestre en el departamento Minas que se remontan a la década del «50. (ACHM)

Piedras grabadas

COLOMICHICO/CHOS MALAL (ACHM).- El yacimiento de piedras grabadas más importantes del Neuquén se encuentra en Colomichicó. El número de sus grabados puede calcularse en no menos de cuatrocientos, distribuidos en más de doscientos piedras graníticas al aire libre.

Colomichicó es un extenso campo de más de dos hectáreas donde se localizan gran cantidad de piedras de variada magnitud, que tienen como características comunes la de ofrecer una coloración grisásea y estar total o parcialmente grabadas con lo que se denomina «petroglifo».

Las piedras «trabajadas, laboreadas, marcadas» son las denominaciones de los lugareños para este imponente paisaje de arte rupestre de Colomichicó.

Se cree que fueron realizados hacia el año 500 de nuestra era por tribus nómadas anteriores a los pehuenches primitivos y que dejaron esas marcas en varios lugares de la zona norte, más precisamente en el departamento Minas como El Chacay, Chaquiras, Las Lagunas, Butalón Norte, Puerta del Cajón de Flores, Casa de Piedra, Quebrada Arroyo de Las Minas, Cajón de los Chenques y la Piedra Pintada del Curi Leuvú.

El lugar está localizado a 2000 metros por huella en ascenso, desde el puesto de Don Pedro Vázquez Soto, en la falda oeste de la imponente Cordillera del Viento a una altura de 1830 metros sobre el nivel del mar.

Las piedras que allí se encuentran son de tamaño diverso, el más frecuente es de 0,60 por 1,20 metros, su peso va de 50 kilos a 1 tonelada y los grabados que contienen son, según apreciaciones de Gregorio Alvarez -importante historiador neuquino- antropomorfos, zoomorfos, fotomorfos, metoriformes, geométricos, ornamentales, posiblemente topográficos y simbólicos o de ideación abstracta o caprichosa.

En los yacimientos de grabados rupestres de Colomichicó existen diversos trazos, dibujos, líneas, ideogramas, signos, puntos y rectas onduladas, quebradas, poligonales, circulares, angulosas y romboidales.

Los petroglifos son variados y semejan ranas o arañas en motivos geométricos, sucesión de puntas de flecha, figuras serpentiformes con espinas en su cuerpo e hileras de puntas, pescados con esqueleto, collares indígenas confeccionados con moluscos fosificados, motivos esqueletiformes y otros para parecen semejar un sol.

La técnica parece haber sido la misma para todos: percusión o incisión con cincel de pedernal o de cuarzo. (ACHM)


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