El potencial de la remolacha forrajera

Desde el INTA se evalúa el potencial de este cultivo como alimento energético para la producción de carne en los valles norpatagónicos. Los resultados son prometedores.

Los sistemas ganaderos de los valles irrigados del Norte de la Patagonia requieren de un proceso de intensificación en la producción de carne y leche que responda a las demandas regionales de estos productos. Estos sistemas intensivos a pasto necesitan cumplir al menos con dos objetivos: el incremento de la carga animal en los sistemas y la producción durante todo el año.

Las pasturas mixtas alfalfa-gramíneas suministran forraje principalmente entre septiembre y abril (210 a 240 días dependiendo del año), por lo cual se produce un bache a fines de otoño y en el invierno, que se cubre con verdeos invernales y/o silajes. En busca de alternativas que permitan mantener la carga y la terminación de hacienda durante todo el año, en la Estación Experimental Agropecuaria Valle Inferior se comenzó a evaluar durante 2017 el comportamiento productivo de la remolacha forrajera (Beta vulgaris L.) para su uso en pastoreo directo por bovinos y ovinos. Trabajos similares se están realizando en otras Experimentales y Agencias de Extensión Rural del INTA en la región, como Valle Medio, Río Colorado e Hilario Ascasubi.

La remolacha forrajera es una planta de ciclo bianual. Durante el año de siembra desarrolla un abundante aparato foliar y acumula sacarosa en la raíz principal, mientras que al segundo año emite las flores y fructifica. Por tanto, para el pastoreo directo con bovinos/ovinos sólo interesa la fase vegetativa (primer año). Es una especie que se siembra en primavera y podría pastorearse con animales a partir de mayo y hasta la salida del invierno, cuando en nuestra zona disminuye drásticamente el crecimiento de las pasturas perennes.

Los antecedentes de cultivo de remolacha a escala predial/industrial en la Norpatagonia se remontan a 1920/1930, cuando la Compañía Industrial y Agrícola San Lorenzo cultivó alrededor de 2.500 hectáreas de remolacha azucarera en General Conesa. Los primeros trabajos experimentales son recientes y pertenecen al Grupo de Manejo de Cultivos del INTA en Valle Inferior, que evaluó variedades de remolacha azucarera para la producción de bioetanol, con rendimientos entre 54 y 94 toneladas de raíz (en materia verde).

Respecto a la remolacha forrajera con destino a pastoreo directo o a su conservación, no hay antecedentes sobre el comportamiento productivo del cultivo, su adaptación a las condiciones de clima y suelo y su manejo cultural. Además, es escasa la información regional y nacional sobre el manejo del pastoreo, las categorías de animales a utilizar, periodo de acostumbramiento, complementación proteica, métodos y formas de conservación del forraje.

Ante este contexto, en la Unidad mencionada se iniciaron experimentos controlados con variedades de remolacha forrajera, con el objetivo de conocer su adaptación al ambiente, producción de forraje, calidad, fenología, aspectos sanitarios, respuesta a la fertilización con nitrógeno, fechas y distribución espacial de la siembra, conservación, dinámica de calidad y el comportamiento del pastoreo con ovinos en la época otoño-invernal.

Paralelamente, en el establecimiento de un productor de IDEVI se sembró en surco una hectárea de remolacha forrajera, para recabar datos a escala predial sobre los aspectos mencionados y sobre el manejo del pastoreo con categorías de bovinos en etapas de activo crecimiento, la necesidad de adaptarse al consumo de un nuevo alimento por parte de los animales, las ganancias diarias de peso, la eficiencia de conversión y algunos parámetros de calidad de carne.

En mayo se realizarán las mediciones del efecto del pastoreo animal y con los resultados obtenidos se podrá inferir con mayor claridad el potencial uso de este cultivo en la época otoño-invernal para los sistemas de producción de carne de los valles irrigados de la región.

“El estudio que realiza el INTA
busca de alternativas para la alimentación de bovinos y ovinos durante el invierno”

Juan José Gallego,

INTA Valle Inferior

Dato

Datos

“El estudio que realiza el INTA
busca de alternativas para la alimentación de bovinos y ovinos durante el invierno”
1920
El primer antecedente de cultivo de remolacha en la región, con 2.500 hectáreas en General Conesa.

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