Tiene campos en Argentina y EE.UU. y 150.000 seguidores en X: «El negocio de la soja es más chico que el del maíz»
José Antonio Álvarez, más conocido como Bumper Crop en esa red social, se ha dedicado toda la vida a la producción agrícola, dándole la espalda a la ganadería. Qué similitudes ve entre los valles del río Negro en la Patagonia y los del río Colorado en el país anglosajón.
«Ingeniero en Producción Agropecuaria, productor agropecuario, liberal en lo económico, libertario en general y agnóstico. Filosofía objetivista. Fisiócrata moderno.» Así se presenta Bumper Crop en la red social X. Detrás de ese nombre de usuario está José Antonio Álvarez, un profundo conocedor del agro: por estudiarlo, por practicarlo y por analizarlo a diario.
PREGUNTA: Sos agricultor desde siempre. ¿Por qué le has dicho “no” a la ganadería durante tanto tiempo?
RESPUESTA: El otro día justamente leí el comentario de alguien acerca del mercado actual de carnes: decía que en 50 años nunca había visto en Argentina precios acordes a los internacionales. Puede ser que sea circunstancial, pero lo cierto es que los productores argentinos de carne siempre recibieron entre un tercio y la mitad del valor internacional, tanto para la invernada como para el gordo. Hubo interrupciones anárquicas de la exportación, destruyendo la reputación del país como proveedor de carnes y provocando que muchos países se retirasen como clientes. La decisión estatal de nunca lograr el estatus de libre de aftosa sin vacunación también restringió mercados. Y, además, el precio de la carne ha sido manipulado de manera demagógica, destruyendo el mercado externo para compensar los salarios bajos que traía aparejados la baja productividad de muchas actividades económicas del país. A mí me gusta más la agricultura, e incluso en zonas marginales prefiero intentar producir granos antes que carne, pero hay un comportamiento racional: en Argentina a la carne se la utilizó siempre como medida proselitista.
P: Realizás agricultura en provincia de Buenos Aires y zona núcleo, y también en Estados Unidos. ¿Qué comparación hacés entre ambos países?
R: La productividad y la transformación de la materia prima están maximizadas en Estados Unidos. Todo lo que se produzca y pueda tener una transformación, se transforma. Otra característica es que no notás diferencias en los resultados cuando ves los lotes de distintos productores. Es decir, el mercado es en ese caso exigente porque los valores de los alquileres o el costo de oportunidad para los que son dueños de la tierra son tan altos que quien no hace las cosas del todo bien o el que no invierte al mayor grado posible termina siendo “expulsado” por el mercado. Con lo cual, no ves diferencias de manejo entre lotes allá. En Argentina, sobre todo en zonas son marginales, se ven diferencias de manejo: hay lotes mejor logrados que otros. Allá el óptimo agronómico coincide con el óptimo económico: todos los lotes están producidos con la mayor intensidad de insumos posible. Acá el óptimo agronómico está disociado del óptimo económico: al no tener concordancia el precio internacional de los insumos con el de los granos, la gente no utiliza insumos (por ejemplo, nitrógeno) al nivel de otros países, incluso cuando el ambiente es similar. Es decir, para un ambiente de alto potencial, en otros lugares no se duda en aplicar alta densidad poblacional: 90.000 plantas de maíz por hectárea o 500 a 600 kilos de urea. Esa relación de insumos en Argentina, aún en los mejores lugares, difícilmente se encuentre.
«En Argentina a la carne se la utilizó siempre como medida proselitista.»
José Antonio Álvarez, productor agropecuario.
P: ¿Producís únicamente commodities?
R: Sí. En la universidad y en todos los posgrados o maestrías que se hagan siempre se habla de la diferenciación, pero yo creo que no está mal crecer horizontalmente. No siempre todo puede tener una transformación y una cadena vertical. Creo que, en muchos casos, perdés eficiencia cuando querés hacer todo, y también cuando querés transformarlo. Si podés dominar bien algo y querés progresar, es preferible crecer horizontalmente que verticalmente. En la zona de Estados Unido donde estoy, solamente hay maíz y soja. En Argentina generalmente roto maíz, trigo, girasol, cebada y soja. Últimamente soja no estoy produciendo porque los números, con lo que todavía les pesa de distorsiones al comercio exterior, no compiten con el maíz, que es el cultivo que predomina en mi caso y ocupa el lugar de ella. El maíz es, en términos de volumen, el cultivo que ocupa el primer lugar en el mundo. Además, se siembra en los ambientes más diversos que se te ocurran. Aunque los dos tienen una cantidad innumerable de usos industriales, el negocio de soja es mucho más chico que el de maíz. Esto viene a colación porque la investigación que recibe el maíz es mayor que cualquier otro cultivo: hay empresas que, individualmente, dedican solo a maíz más de US$1.000.000 por año de investigación. Es por eso que hay tantas opciones de adaptación a distintos ambientes. Hoy el maíz les termina ganando en margen bruto a la cebada y al trigo en lugares de Argentina donde esos cultivos dominaban.
P: ¿Creés que esta coyuntura de la ganadería que, según dicen los expertos, puede prolongarse en el tiempo, mejora la perspectiva del maíz?
R: Sí, totalmente. Enrique Erize mencionó que se está llegando al 50% de la producción de maíz consumida en el país, cosa que nunca se había registrado en la historia agrícola de la Argentina. Hoy hay mucho consumo interno, no solamente para la producción de carne vacuna y leche, sino también para la producción de otras carnes como cerdo, pollo y otras explotaciones de proteínas menores. Eso le da sostén y, de hecho, durante este año la cotización en el mercado interno le ganó al valor que se pagaba en Chicago.
«La investigación que recibe el maíz es mayor que cualquier otro cultivo: hay empresas que, individualmente, dedican solo a maíz más de US$1.000.000 por año de investigación.»
José Antonio Álvarez, productor agropecuario.
P: ¿Cómo ves los valles del río Negro?
R: Desde afuera, uno lamenta la superficie que se ha perdido en el Alto Valle en manos de los desarrollos inmobiliarios. Uno es libre de usar la tierra como quiera, pero es una zona donde hay restricciones de superficie y las tierras que se convierten a desarrollos inmobiliarios nunca más vuelven a la producción. Pero, como contrapartida, veo que se están desarrollando nuevas zonas, sobre todo en Valle Medio, donde antes solo había una ganadería de muy baja carga y una producción de entre 200 y 500 kilos de materia seca por hectárea por año. Hoy tenés 30.000 kilos de materia seca por hectárea por año; es decir, un maíz de 15.000 kilos con 50% de índice de cosecha. Creo que las autoridades provinciales no han ido en contra del desarrollo, como sí ha pasado en otras provincias donde han restringido la modificación del uso de la tierra, priorizando la preservación de vegetación original. La actividad agrícola es fuente de un sinnúmero de puestos de trabajo, incluso para gente que no tuvo la suerte de educarse completamente. Esta es una diferencia con respecto a otras actividades económicas que sí requieren de un alto nivel de estudios. Las ciudades del interior de Brasil, en particular de la zona agrícola nueva, eran comunidades pobrísimas y hoy resulta que tienen un PBI per cápita igual que la misma ciudad de San Pablo. Y, además, con acceso a bienes y servicios para toda la población, cosa que no pasa en una gran ciudad.
P: Conocés mucho Estados Unidos. ¿Son comparables sus valles del río Colorado con los valles del río Negro?
R: Sí, tienen bastantes similitudes. El río Colorado cruza por un desierto y la agricultura depende exclusivamente del agua que aporta ese río para regar. Esa zona de Estados Unidos tiene menos de 300 milímetros anuales de precipitación, veranos muy calurosos y bajísima humedad ambiental, lo que la hace bastante parecida al Valle Medio y al Valle Inferior del río Negro. En gran parte del oeste de Colorado, gran parte de Utah, alguna parte de Nuevo México y de Nevada e incluso en California, la agricultura es con riego total, no complementario, al igual que en los valles del río Negro. Conozco bien el río Colorado y su zona agrícola, y creo que es algo a lo que deberían aspirar en Río Negro. Al competir la provincia con la pampa húmeda, con costos que no dan para hacer lo mismo, yo creo que la salida es sobre todo la producción láctea. La leche se puede procesar, desde lo más básico que es hacer manteca y queso a hacer leche en polvo para exportar. Una vez que deshidrataste la leche, la podés mandar a las antípodas sin costo de refrigeración, como hace Nueva Zelanda. En Estados Unidos, la zona lechera fue siempre Wisconsin, y ahora California la superó produciendo el forraje con riego. A lo largo del río Colorado hay muchísima producción de leche y toda es para sacarla de la zona, porque de hecho las comunidades locales son chiquitas. Yo creo que una de las alternativas para los valles del río Negro es la producción de leche.

P: ¿Y qué otras alternativas ves viables?
R: Además de la producción de frutas, que ya están, otras alternativas son la producción de hortalizas, de vino y sobre todo de forrajes. Cuando hablo de producción de hortalizas, como la papa, me refiero a hortalizas en grandes volúmenes, no para solo ser comercializadas en la zona de influencia. Para poder desarrollarse, la zona tiene que producir mucho más de lo que consume. Y, por otro lado, cuando hablo de forrajes entiéndase alfalfa, silo de maíz, y otro tipo de granos como la avena o la cebada. Puede ser para hacer megafardos de alfalfa para exportación, que ya es un producto final. También puede ser para transformarlo en carne, pero la leche tiene un valor mayor. La carne tiene mucha competencia en la Argentina. Creo que estando lejos de los centros de consumo, lo ideal es hacer cosas que tengan valor y que se puedan sacar de la zona para que ingrese dinero desde otras regiones y desde el exterior. En los valles del río Colorado lo que más abunda es la producción de lácteos, y en eso son muy eficientes. Se cosecha mecánicamente, y se produce la leche de manera casi estabulada, para amortiguar el calor en los días de mayores temperaturas.
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"Ingeniero en Producción Agropecuaria, productor agropecuario, liberal en lo económico, libertario en general y agnóstico. Filosofía objetivista. Fisiócrata moderno." Así se presenta Bumper Crop en la red social X. Detrás de ese nombre de usuario está José Antonio Álvarez, un profundo conocedor del agro: por estudiarlo, por practicarlo y por analizarlo a diario.
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