Saiz negó que haya crisis y llamó a un «verdadero pacto social»

VIEDMA (AV).- El gobernador Miguel Saiz convocó ayer a los actores sociales, políticos y económicos a un «diálogo franco y directo» para establecer un «verdadero pacto social» en Río Negro.

Entendió que ese «momento ha llegado» y se inicia «otra etapa», al resaltar que existe en la provincia un propicio escenario de crecimiento. Una instancia -afirmó- que «no es comprendida por quienes agitan el fantasma de la crisis e insisten obsesivamente con ella».

Al comenzar su segundo mandato, Saiz insistió ayer en el consenso de políticas públicas y prometió que conformará «tantas mesas de diálogo o de concertación como sean necesarias».

En el mensaje identificó su estilo. Insistió que las suyas son «decisiones prudentes y meditadas», pero «con la firme decisión y la entrega».

Con la nueva integración legislativa, el vicegobernador Bautista Mendioroz tomó juramento a Saiz cerca del mediodía.

El mensaje de inicio de la segunda gestión -que se extendió por 50 minutos- se caracterizó por la convocatoria al diálogo, afirmando que Río Negro «abre otra etapa», partiendo de la base de que no hay crisis. En ese sentido, enumeró datos e indicadores de la bonanza económica.

Según describió, la nueva etapa tiene «bases suficientemente sólidas para avanzar hacia el Río Negro integrado, articulado, solidario» y «en la búsqueda de equidad, inclusión social y desarrollo estratégico sustentable.»

Una primera parte del discurso le permitió un repaso de lo hecho. Aseguró haber «concretado la totalidad de los planes y proyectos que habíamos diseñado» y consideró el objetivo de «consolidar una provincia integrada, articulada y justa».

El mensaje también incluyó algunas medidas futuras, como la profundización de los sistemas de financiamiento al sector productivo y de la reforma educativa.

Además, Saiz repasó acciones y reafirmó objetivos, proyectando los desafíos futuros -como el reemplazo «de combustibles fósiles por fuentes renovables»- y el aprovechamiento de los recursos de Río Negro. «Existe la oportunidad de protagonizar el cambio y ponernos a la vanguardia, pero también de tener que afrontar los costos y riesgos», dijo antes de resaltar el posicionamiento de Invap con su tecnología.

Saiz fue recurrente en la convocatoria al diálogo. Lo expresó insistentemente en su discurso original de 24 páginas y, al final, agregó otras palabras con el mismo propósito de reafirmar la búsqueda del consenso.

«Soy el primer interesado que todas las voces se escuchen y formaremos tantas mesas de diálogo o de concertación como sean necesarias. Lo haré -como siempre- con equilibrio, paciencia y prudencia pero también, convicción, ganas y pasión», remarcó.

Antes, habló de la concertación y recordó que el oficialismo rionegrino fue el primero en comprender y marchar en ese camino, con «sentido político e institucional». Una herramienta que «posibilita articular las diferencias sin suprimirlas y privilegiar los requerimientos del conjunto por encima de los intereses sectoriales y personales».

Luego adelantó que convocará «otra vez a todas las fuerzas políticas a seguir participando de un espacio de diálogo, de concertación y de consenso». Dijo tener el «propósito de establecer un verdadero pacto social que significa sumar responsabilidades». Asignó un rol especial al protagonismo de los jóvenes.

El otro extremo -expresó- «es la inmovilidad, el congelamiento asfixiante y compulsivo de los hábitos, opiniones y acciones políticas sectarias»

Pregonó un «diálogo franco y directo» con «los actores sociales, políticos y económicos» para definir el destino de Río Negro.

Entendió que ese «momento ha llegado» y «no se puede perder la oportunidad». Ese escenario propicio lo fundamentó con el crecimiento de la actividad económica, enumerando el «plan de hidrocarburos con inversiones comprometidas de más de 250 millones de dólares» y, entre otros, «el notable aumento de la producción de gas», y el de la exportación de manzanas y peras. También mencionó la mejora en los indicadores en salud.

Contrarrestó esa prosperidad frente a «quienes agitan el fantasma de la crisis e insisten obsesivamente en ella».