Sobisch se instaló en Cutral Co pero el corte sigue

El mandatario aseguró que se quedará en la comarca hasta que la solución a la crisis del agua quede encaminada. Se reforzó la distribución de bidones mientras se reparan los equipos.

CUTRAL CO y PLAZA HUINCUL (AZ/AN).- El gobernador Jorge Sobisch decidió, ayer a la madrugada, instalarse en estas ciudades hasta que se resuelvan los graves problemas que dejaron a esta comunidad sin agua de red. De todos modos, el mandatario no pudo con este gesto desactivar el corte de la ruta 22 que lleva adelante un grupo de pobladores que reclama una salida de fondo a la crisis.

Los vecinos apostados a la altura de Plaza Huincul reclaman de una «solución urgente» al problema.

Ayer llegaron varios camiones con agua a granel y en bidones que fueron distribuidos en los barrios en un operativo conjunto, supervisado por las comunas de Cutral Co y Plaza Huincul.

«Queremos vivir con dignidad, estamos cansados de que el gobierno provincial nos discrimine y por eso vamos a quedarnos todo el tiempo que sea necesario para que nos escuchen», sostuvo ayer uno de los voceros del grupo de los autodenominados «vecinos autoconvocados».

Sobisch se mostró todo el día muy cerca del intendente Eduardo Benítez. Es preciso «construir soluciones y no polemizar sobre las responsabilidades de esta situación», dijo.

El corte de la ruta, decidido el jueves a la noche, se mantuvo ayer durante toda la jornada a pesar de las promesas oficiales que señalaban que el martes podría restablecerse el servicio en forma normal.

«No podemos esperar más, estamos hartos de vivir todos los años el mismo problema», sostuvo una mujer en el piquete instalado a pocos metros de la torre en Plaza Huincul.

«Acá lo que hace falta son inversiones pero el gobierno de la provincia mira para otro lado y quiere arreglar el problema con parches», completó otro hombre unos metros más allá.

Sobisch llegó a esta zona ayer poco después de las 3.30 de la madrugada. En ese momento había pocas personas en el corte pero los que estaban le hicieron saber en la cara su descontento por la grave crisis que se vienen sufriendo ante la falta de agua.

Más tarde, el gobernador encabezó una conferencia de prensa en el municipio de Cutral Co donde enumeró los esfuerzos de la provincia por reparar en forma inmediata las bombas averiadas y agregó que no abandonará la comarca petrolera hast que el grave problema quede resuelto.

En tanto, la situación seguía siendo desesperante en la mayoría de los barrios de ambas comunidades. El reparto de cinco litros de agua mineral por familia no alcanzaba a cubrir las necesidades básicas y las quejas crecían junto al malestar de la gente.

Desde Zapala, el intendente Raúl Podestá envió 70.000 litros en camiones. Cuatro empresas petroleras también aportaron vehículos aguateros.

El gobierno compró la producción total de una firma de agua mineral de Bahía Blanca; son 100.000 litros que llegarán entre hoy y mañana.

En total se distribuyeron 57.000 litros en Cutral Co y 26.000 en Plaza Huincul.

Una de de las bombas dañadas está siendo reparada en Neuquén, otra en Mendoza y la tercera, en Buenos Aires.

Un sector de los comercios decidió cerrar sus puertas en solidaridad con la medida impulsada por los autoconvocados pero ayer los dirigentes del sector resolvían que actitud tomarían en adelante.

«Somos gente de trabajo»

CUTRAL CO y PLAZA HUINCUL (AZ).-El sol del mediodía castiga impiadoso sobre el asfalto pero nadie se mueve de la ruta. La botella de agua mineral pasa de mano en mano y unos metros más allá alguien reparte trozos de sandía que en pocos minutos desaparecen.

«No somos delincuentes, acá hay gente de trabajo que se cansó de la burla del gobernador, que se llena la boca diciendo que en Neuquén no hay problemas y nosotros nos estamos muriendo sin agua» explica un hombre con el torso desnudo y un gorro que le protege la cabeza.

El tórrido verano les muestra su costado más cruel a los vecinos que resisten en la ruta refugiados debajo de una media sombra negra. Otros aguantan a pie firme y cada tanto se acercan a dialogar con los automovilistas que esperan del otro lado del piquete.

«No queremos que pase nadie porque es la única forma que este gobierno se digne a escucharnos» cuenta una mujer que enseguida aclara: «las ambulancias y los casos de emergencia los dejamos cruzar porque somos solidarios».

Ninguno de los manifestantes esconde su rostro a la hora de hablar y en una especie de catarsis piden el respaldo del resto de los vecinos.

La multiplicación de los casos de diarrea que afectaron a la población es otro de los motivos de preocupación. Fuentes del hospital local revelaron que el número de episodios fue «muy superior a lo esperado» para la época del año, pero el gobierno lo relativizó.


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