Sobre la causa Arbos

Ángel Vainstein

Corría el año 1990 cuando me incorporé a trabajar como contador interno en el Policlínico Arbos, institución dirigida por el gastronómico Ovidio Zúñiga, quien se encolumnaría fervorosamente junto al gremio que dirigía –y que aún dirige– en la campaña presidencial de Carlos Menem, llegando durante su gobierno a ocupar el cargo de diputado nacional. Bajo la tutela de su mentor y también ultramenemista Luis Barrionuevo –excompañero de fórmula de Herminio Iglesias y aquel de la famosa frase “para que la Argentina salga adelante, deberíamos (los políticos) dejar de robar durante dos años”–, Zúñiga fue consolidando un poder que tuvo como sustento económico los suculentos subsidios percibidos desde el Estado nacional. Utilizando el sindicato gastronómico de Bariloche –que desde hace décadas conduce– y su engendro, el Policlínico Arbos, Zúñiga fue tejiendo alianzas para garantizar su poder frente al ocaso del menemismo. Sus públicos y periódicos acuerdos con el radicalismo y últimamente con el PPR (resabio político de la última dictadura militar en nuestra provincia) son evidencias de un itinerario político oportunista que, alejado de todo posicionamiento ideológico, privilegió en todo momento la acumulación personal de poder. La historia reciente es más conocida. Junto a otros representantes del poder sindical y político, dirigentes todos del Policlínico Arbos (Walter Cortés –actual secretario general de Comercio y exlegislador–, Víctor Carcar –actual secretario de la Uocra Neuquén–, Omar Goye –excontador del Policlínico, expresidente de la CEB y exintendente destituido–, Gonzalo Madrazo –abogado y excandidato a intendente por el PJ–), se halla procesado por estafa al gobierno nacional por haber desviado subsidios otorgados en 1999 por la Superintendencia de Servicios de Salud por $ 2.022.989 (1). Dichos fondos fueron retirados en efectivo por Zúñiga, Cortés y Carcar de una cuenta del Banco Ciudad. Pero esta historia tiene antecedentes que preanunciarían como desenlace la quiebra del Policlínico en noviembre del 2001 y el procesamiento de los nombrados en el 2006. A comienzos del año 1991 el Policlínico Arbos debía a su personal cinco meses de sueldo y el aguinaldo. Yo integraba en aquel momento, junto a otros cuatro compañeros, la comisión de delegados. En ese contexto el asesor directo de Zúñiga se apersonó en mi oficina solicitándome en mi carácter de responsable de la contaduría la extensión de un cheque por $ 100.000 (100.000 dólares en aquella época) al portador. Frente a mi negativa de hacerlo (la norma interna impedía extender cheques al portador) me presionó. Le exigí explicaciones. Livianamente dijo que se trataba de un retorno para “Luisito” (2) por los favores recibidos. Me negué absolutamente a extender dicho cheque. Cerré la oficina y convoqué inmediatamente a asamblea general en el hall de entrada del edificio. En dicha asamblea y ante la concurrencia de más de cien compañeros de trabajo, se hicieron presentes además Luis Martínez (presidente del Arbos), Ovidio Zúñiga, Walter Cortés, Víctor Carcar y otros dirigentes sindicales. Denuncié ante ellos la situación. Oscar Roberto García, hermano del gerente del Policlínico y dirigente del gremio gastronómico Ramón García, esgrimiendo una pistola me amenazó de muerte. Ante toda la concurrencia afirmó: “A vos te vamos a sacar con la patas para adelante”. No pude ingresar luego a mi oficina porque la cerradura había sido rápidamente cambiada. Al día siguiente los delegados recibíamos el telegrama de despido. Radiqué denuncia penal por amenaza de muerte (expediente 295-178-1991) en el Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional de Instrucción Nº 2, el cual le impuso a Oscar Roberto García una pena de seis meses de prisión de cumplimiento condicional. Pese a ello las amenazas y atentados se sucedieron en los meses siguientes. Desde estos hechos han transcurrido ya casi 22 años. En diciembre del 2005 Zúñiga, Cortés, Carcar, Goye y Madrazo fueron procesados por el Juzgado Federal de Bariloche como coautores responsables del delito de estafa agravada y, en abril del 2006, la Cámara Federal de Roca confirmó dichos procesamientos rechazando todas las nulidades presentadas por los imputados. A más de siete años del procesamiento se continúa esperando la elevación a juicio oral, medida que viene siendo postergada año tras año, corriéndose ya el riesgo de la prescripción de la causa. Fui designado testigo de este juicio permanentemente postergado. Todos los años me comunico con la Cámara de Roca y con la Oficina Anticorrupción (Poder Ejecutivo). Siempre las respuestas son dilatorias. Siempre promesas de realización del juicio a la brevedad. En estos últimos días una nueva postergación se hizo efectiva, y van… Zúñiga y Cortés siguen al frente de dos de los gremios más importantes de Bariloche. Carcar ha sido recientemente elegido secretario general de la Uocra en Neuquén, Goye llegó a ejercer la Intendencia de nuestra ciudad, desconozco el destino de Madrazo. Todos ellos procesados y dirigiendo los destinos de miles de ciudadanos barilochenses. Todos ellos han transitado del apoyo a los oficialismos al apoyo a las oposiciones de los poderes políticos de turno. Por ejemplo, el procesado Cortés ha apoyado públicamente –y fue aceptado y bienvenido su apoyo– a la intendenta electa Martini. Hoy las calles de Bariloche están pobladas de pintadas que dicen: “Walter Cortés, el López Rega de Maru Martini”. Zúñiga se ha vuelto a proponer como candidato a senador en las últimas PASO. Frente a lo descripto me resulta poco creíble hablar de la “década ganada” en Bariloche. Me resulta poco creíble hablar de participación, cuando los mismos nombres se reciclan durante décadas en el poder (político, sindical, institucional). Se trata de un relato que, confrontado con la realidad, es a todas luces falso. Lo que es inobjetable es la connivencia entre representantes del poder político, sindical y judicial para impedir que la causa Arbos avance. Éste es un primer aspecto esencial. Pero el otro aspecto, el que más me preocupa, es cuáles son los procesos operados a través de todos estos años por los cuales miles de ciudadanos eligen para ocupar cargos de responsabilidad a personajes corruptos. Es sabido por ejemplo que las elecciones sindicales no gozan generalmente de alta transparencia. Pero sería ingenuo y una salida demasiado elegante adjudicar esa causalidad a los resultados electorales. ¿Cuál es el sentido entonces que los ciudadanos que vuelven a insistir en las candidaturas de los Zúñiga y los Cortés adjudican a sus prácticas? Aventuro una idea. El incremento del sueldo, la pileta de natación, el quincho, la obra social, el favor. Todos logros individuales. Significan ni más ni menos que la muerte de lo político, que esencialmente implica la preocupación por lo público. El neoliberalismo ha ganado hasta ahora la batalla. La fragmentación social, el individualismo y el pragmatismo se han adueñado de nuestra sociedad. Frente a ello es preferible no tener memoria. Es necesario no recordar determinados nombres y apellidos. El sentimiento de culpa no sería soportable. Es más sencillo y fácil, menos peligroso, ponerse del lado del poder, avalar la mano dura contra los ladrones de gallinas y las listas negras del gobernador Weretilneck y dejar que los estafadores de cifras millonarias contra el Estado sigan acumulando poder. A propósito de las listas negras, ¿ alguien vio los nombres de Zúñiga, Goye, Cortés, etc., etc., en estas listas? Fuentes de la información: diario “Río Negro”. (1) Expedientes 1234/99 y 3267/99. (2) Se refería obviamente a Luis Barrionuevo.


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