Bariloche palpita una de sus fiestas más emblemáticas

Comenzó la edición 42 de la Fiesta de las Colectividades con una variada propuesta gastronómica y artística.

Una mezcla de aromas, música y trajes típicos invadieron este fin de semana el predio de la Sociedad Rural, al este de Bariloche. La 42 edición de las Fiestas de las Colectividades Europeo Argentinas recibió a cientos de personas pese a la baja temperatura y la constante garúa.

El cantante Sergio González abrió la jornada con una serie de tangos a los que siguieron los números artísticos propuestos por las 12 colectividades. Poco a poco, las reposeras comenzaron a desplegarse en el predio frente al escenario. Alrededor, la gente deambulaba por cada una de las casitas representativas de cada país (Alemania, Austria, País Vasco, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Hungría, Italia, Portugal, Rusia y Suiza).

La Fiesta de las Colectividades se celebra en Bariloche desde 1978. Nació en el marco de la Fiesta Nacional de la Nieve, de la mano de algunos inmigrantes europeos radicados en la ciudad. Poco a poco el evento fue tomando peso propio. En sus inicios, se realizaba en el gimnasio del colegio Don Bosco, pero el espacio quedó chico y se trasladó al gimnasio Pedro Estremador. Ante el crecimiento desmesurado del evento, lo trasladaron en principio al club Danés en Dina Huapi y finalmente, al predio de la Sociedad Rural donde se realiza por tercer año consecutivo.

Las reposeras, un clásico de la Fiesta de las Colectividades. Foto: Marcelo Martinez

«La organización fue pasando de generación en generación. Mi hija empezó bailando siendo muy chica y hoy, es una de las organizadoras«, comentó orgulloso Alejandro Beletzki, integrante de la colectividad rusa.

Roberto Strauss, de la colectividad alemana, participa desde hace 23 años en la Fiesta de las Colectividades. «Habiendo nacido o venido de Europa, los dos impulsores de la fiesta, Juan Murgic y Jerónimo Fransgrotte, se propusieron recuperar la memoria, a través de las costumbres, los bailes y las comidas. Los hijos de esa gente, argentinos, siguieron traspasando esas costumbres. Y hoy esta fiesta es bien familiar«, resumió.

Se estima que hoy alrededor de 1200 personas trabajan para llevar a cabo una de las fiestas más tradicionales de Bariloche, entre delegados, colaboradores de los stands, bailarines y profesores.

Los colaboradores de los stands no quisieron perderse los números artísticos. Foto: Marcelo Martinez

El presupuesto del evento estiman que alcanzó los 16 millones de pesos. «Es la fiesta más importante en Bariloche desde el punto de vista cultural y económico. Hay mucho trabajo a pulmón. De hecho, empezamos a organizar todo en marzo. Nos lleva meses enteros», advirtió Beletzki.

Durante el primer fin de semana, el valor de la entrada alcanzó los 1.000 pesos; el próximo sábado y domingo, en cambio, el costo será de 2.000 pesos. Los jubilados y los niños (hasta 12 años) no pagan.

«Nadie gana plata acá. Lo que se junta con la venta permite a las colectividades sobrevivir y volver a arrancar el año próximo. No tiene un carácter comercial«, dijo Strauss.

La edición 42 de la Fiesta de las Colectividades. Foto: Marcelo Martinez

En el stand de Italia, ofrecían pizza a 3.500 pesos y, la porción de lasagna, a 3.000 pesos. «Además, tenemos tiramisú y bebidas típicas como lemoncello, vino, cerveza y Aperol. Pese al clima siempre nos sorprende la cantidad de público», confió Danilo Giri.

A unos metros, en el stand de Dinamarca promocionaban el pancho danés (1.500 pesos), el plato de langostinos (2.500 pesos), los arenques (1.500 pesos) y los sandwiches de cerdo (2.000 pesos). «¿Cómo nos organizamos? El grupo que está en la cocina toma en cuenta los datos del año anterior para cuantificar las porciones. Antes nos sacaban los langostinos de las manos y ahora, todos mueren por el sandwich de cerdo. Te dicen: ‘Quiero eso’, sin siquiera preguntar el precio«, describió Carlos Bendstrup.

Alberto Rodríguez preparaba una paella gigante de mariscos ante la mirada atenta de quienes aguardaban para comprar una porción. Los colaboradores del stand español avanzaban con una paella valenciana (con verduras, cerdo y pollo). Las tortillas y el pollo al ajillo también formaban parte de la oferta.

La paella, uno de los grandes atractivos del evento. Foto: Marcelo Martínez

«En mi caso, colaboro en las fiestas desde 1997. Mi papá era uno de los paelleros viejos de antes», contó con nostalgia y agregó: «Todo esto representa mucho para nosotros: no olvidamos las raíces de nuestros abuelos y bisabuelos que eligieron esta tierra escapando de la guerra«.

Rodríguez consideró que se trata de la única fiesta que representa «al Bariloche de antes». «Es una de las pocas cosas que nos quedan. Bariloche ha perdido identidad y van quedando pocas tradiciones. Esto se mantiene con mucho trabajo a pulmón», dijo.

Bailes, comidas y mucho más. Foto: Marcelo Martinez

Desde el stand alemán, Silvia Bergter comentó que el trabajo fuerte de preparación y cocina comienza a partir del October Fest que se lleva a cabo en el colegio Primo Capraro. La oferta, en este caso, varía entre salchichas o lomo de cerdo con chucrut o la ensalada de papa alemana y gran cantidad de tortas.

«Soy de familia alemana y participar de esta fiesta es como que te explota el corazón. Es mantener viva la pertenencia a tu colectividad, tus tradiciones. No solo hay alemanes, hay muchos que no lo son pero sienten una fuerte pertenencia a nuestra cultura«, dijo la mujer.

Parte del elenco de la colectividad rusa. Foto: Marcelo Martinez


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