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De José a Jaime, una vida de servicio para todo Neuquén

El domingo 19 de mayo se cumplen 29 años del fallecimiento del primer Obispo de Neuquén, JaimeFrancisco de Nevares. A los 5 años pidió cambiarse el nombre. Fue el inicio de todo.

Cuando uno dice “Don Jaime”, en Neuquén no hace falta dar mayores detalles ni explicaciones, todos sabemos de quien estamos hablando. El próximo domingo se cumplirán 29 años de aquel día gris en que la provincia de Neuquén y la historia de la región se vestía de luto. Los medios anunciaban que había fallecido el primer Obispo de Neuquén, Jaime Francisco de Nevares, luego de una larga internación. Fue un 19 de mayo de 1995.

No fue un hombre común, no fue un sacerdote y obispo común. Fue don Jaime, nombre que se escribe entre otras, en las páginas trágicas de la última dictadura cívico militar en la región y el que le puso el pecho a las balas en lo que se conoce como “El Choconazo”, una de las primeras huelgas obreras más significativas de Neuquén. Fue el que supo empatizar con el pueblo mapuche, que desprotegido y menospreciado, encontró en él una luz de aliento.

El 29 de enero de 1915, en el barrio porteño de Retiro nacía un niño al que bautizaron como José Francisco de Nevares. Fue el cuarto y el único hijo varón de la familia que habían conformado por Isabel Casares y Jaime Francisco de Nevares.

Por aquellos años era una personita que estuvo muy influenciada por sus padres. “Desde muy pequeño fue marcado por la ferviente fe militante de su madre y el espíritu librepensador de su padre. Esta influencia paterna se acentuó luego del fallecimiento de éste, cuando José tan solo tenía 5 años. Tal fue así, que le pidió a su madre cambiarse el nombre por el de Jaime Francisco, como su padre. A finales de 1923, con casi 8 años, y luego de varios años sin responder al nombre de José María, logró llamarse Jaime Francisco de Nevares, hijo”, relatan las crónicas que se guardan en el museo Paraje Confluencia de Neuquén.

Ese fue el inicio de una vida signada por las causas nobles a favor de los más desprotegidos. El resto de la historia es por todos conocida. Sobre todo desde el 12 de junio de 1961, cuando el papa Juan XIII lo nombró Obispo de la nueva diócesis de Neuquén, cuando Jaime tenía 46 años.

Al llegar a Neuquén fue recibido por un multitud que lo aguardaba en el puente carretero del río Neuquén. Y fue el principio de lo que sería luego su vida. Don Jaime, nunca descansó. Su tarea como Obispo la desarrolló con un enorme compromiso social. En sus viajes por el interior neuquino supo de la situación de sus pobladores, involucrándose con las causas y en defensa de los más desprotegidos: los pueblos originarios, la problemática carcelaria y la realidad migratoria que afectaba a los trabajadores que arribaban al Alto Valle. Para dar respuesta a ello impulsó la creación desde el Obispado, de la Pastoral Social, la Pastoral Mapuche y la Pastoral Carcelaria. Además, y solo por mencionar una de las tantas causas, de Nevares se puso al frente de la gran huelga de los trabajadores de la represa de El Chocón.


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