Desechos orbitales habrían perforado una casa, evidencia del problema de la basura espacial: de qué se trata

Alrededor de 6.000 toneladas de residuos circulan en la órbita terrestre baja. De hecho, la región ya está considerada como el mayor basurero de la Tierra. Aunque ahora trascendió el caso en una vivienda en Florida, Estados Unidos, el mayor riesgo mayor lo asume la exploración espacial y las diversas misiones en curso (y futuras).

El mes pasado un objeto cilíndrico de casi un kilogramo cayó en picada y golpeó el techo de una casa en Naples, Florida (Estados Unidos), atravesando un techo. Todavía no se verificó su origen, pero la explicación más probable es que se trata de un trozo de basura espacial que provino de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) en órbita terrestre baja, informó Scientific American. El objeto en cuestión fue entregado al Centro Espacial Kennedy de la NASA para ser analizado.

¿Por qué se cree que se trata de basura espacial?

Los astronautas a bordo de la ISS utilizaron un brazo robótico suministrado por Canadá para arrojar al espacio un trozo de basura anormalmente grande en marzo de 2021. De ​​hecho, según se tiene registros, es el objeto más pesado que se tiró desde la llamada «ciudad científica». Según informó la NASA en aquel entonces, al desecho fue llamado Exposed Pallet 9 (EP9) y orbitaría «la Tierra entre dos y cuatro años antes de quemarse sin causar daño en la atmósfera».

Pero después de unos años a la deriva, EP9 finalmente se quemó el 8 de marzo en la atmósfera sobre el golfo de México, informó la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). “Si bien algunas partes pueden llegar al suelo, el riesgo de víctimas (la probabilidad de que una persona resulte golpeada) es muy baja”, advirtió el organismo.

«Las reentradas tardan varios minutos y los fragmentos que vuelven a entrar a la atmósfera se extienden a lo largo de la trayectoria en un tramo que puede tener cientos de kilómetros de largo. Dada la fuerza del impacto [ocurrido en Naples], creo que posiblemente fue un desecho de este reingreso [del EP9]», opinó Marco Langbroek, que se dedica a rastrear satélites en la Facultad de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Tecnológica de Delft en Países Bajos, en diálogo con Scientific American.

¿Qué es la basura espacial?

Se estima que hay 500.000 piezas de escombros de todos los tamaños, desde manchas de pintura hasta naves espaciales abandonadas en la órbita baja de nuestro planeta, informó Space. Más de 37.000 de ellos son más grandes que una pelota de béisbol.

Como explica EarthSky, ya en 1978 el científico de la NASA Donald Kessler reflexionó sobre lo que sucedería a medida que más satélites se establecieran en órbita alrededor de la Tierra. Ahora se conoce como síndrome de Kessler, un escenario en el que “la densidad de objetos en órbita terrestre baja se vuelve lo suficientemente alta como para crear una cascada de colisiones» explica el siito especializado y agrega que cada colisión genera más fragmentos de desechos espaciales, lo que a su vez aumenta la probabilidad de futuras colisiones.

¿Qué problemas puede generar este aumento?

Por el momento, la basura espacial no representa un gran riesgo para los esfuerzos de exploración espacial, sino que el mayor peligro es para otros satélites en órbita, precisa el Museo de Historia Natural británico. “Estos satélites tienen que apartarse del camino de toda esta basura espacial entrante para asegurarse de que no sean golpeados y potencialmente dañados o destruidos. En total, cada año se realizan cientos de maniobras para evitar colisiones en todos los satélites, incluida la Estación Espacial Internacional, donde viven los astronautas”.

¿Quién la regula?

De forma análoga a lo que sucede en alta mar, donde una regulación insustancial llevó a la sobrepesca, la destrucción del hábitat, la exploración minera en aguas profundas y la contaminación plástica, los científicos y expertos vienen advirtiendo que la falta de acuerdos pone en peligro el desarrollo en el espacio. Por eso, el año pasado una colaboración internacional de expertos en tecnología satelital y contaminación plástica publicaron en Science un artículo que destaca la necesidad de un consenso global sobre la mejor manera de gobernar la órbita de la Tierra.

Lo que buscan es un tratado legalmente vinculante que garantice que la órbita de la Tierra no se vea irreparablemente dañada por la futura expansión de la industria espacial global, incluidos todos los países con planes de utilizarla. Melissa Quinn, directora del puerto espacial de Cornwall (Reino Unido) y una de las firmantes, advirtió en un comunicado: «Los satélites son vitales para la salud de nuestra gente, nuestras economías, la seguridad y la propia Tierra. Sin embargo, utilizar el espacio para beneficiar a las personas y al planeta está en riesgo«.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.



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