Conoce a Fito, el hombre que da vida a trofeos y medallas en Neuquén

Adolfo David Pencherz empezó como joyero y relojero. Hoy es uno de los pocos comerciantes que aún vende copas y medallas en Neuquén. Es un especialista de la premiación de logros ajenos.

Adolfo David “Fito” Pencherz está parado en el medio de su local. A su alrededor ¿200? ¿500? ¿1.000? copas y medallas bañadas en falso oro.

— “¿Que cuántos hay?”, repregunta. “No sé, ni idea”.

Fito tiene uno de los pocos locales que aún vende trofeos en Neuquén. De esos que se dan al cierre de los torneos deportivos. De esos que solo se llevan los que suben al podio. De esos que se les entrega a los que alcanzan la meta. De esos que distinguen y confirman el éxito.

En los galardones, apilados uno al lado del otro, se refleja su imagen. Se lo ve de alpargatas, de short de jogging y de remera gris, con una estampa gigante con un león y una corona.

— “¿Si es por Milei?”, repregunta. “No, para nada. Es porque soy leonino, de leo. Igualmente, si no hubiese estado de viaje, lo votaba”.

Tiene copas de todo tipo. Aguardan ser la materialización de una celebración. Foto: Cecilia Maletti

Su emprendimiento empezó 1969 con su padre en Zapala. Era, en realidad, una relojería con joyería. Pero, desde muy temprano advirtieron que las máquinas con las que trabajaban les permitían arman trofeos, un rubro que, prometía más dinero.

—La joyería y la relojería se fue cayendo del mercado por los costos. Fue ahí que empezamos a incursionar en esto.

Primero abrió un local en Cutral Co, después en 2001 se mudó a Neuquén. Y desde esa fecha alquila el mismo local, en una esquina en el bajo.

—Me costó mucho meterme en el mercado porque en ese momento la competencia era áspera. Muy áspera.

Su primera entrega importante fue para la Universidad Nacional del Comahue.

—Ellos hacían torneos del tipo estudiantina. Y nos dieron una muestra a mí y a la competencia del modelo de trofeo que querían. Cuando se abrió la licitación, ponele, uno pedía $20.000, otro $15.000 y yo coticé $2.500. Y gané.

Ahí Fito hizo y – sigue haciendo – la diferencia. En su rubro, también es fabricante, se ahorra los intermediarios. Incluso ahora, tiene un depósito de siete metros por veinticinco repleto de trofeos listos para vender.

—La competencia me decía que venía romper el mercado. Pero en realidad yo venía con los precios justos. Y tan mal no me fue porque soy de los pocos que sigue en pie.

T.y.C. Sport es uno de los pocos locales que aún vende trofeos y medallas en Neuquén. Foto: Cecilia Maletti

Independientemente del precio, dice Fito, que lo suyo pasa por la “calidad, atención y resolución de los problemas”.

—El cliente me dice, lo necesito para mañana. Y yo contesto: te lo resuelvo. Me dice lo necesito para hoy a la noche y yo contesto: te lo resuelvo. Cuando la gente se da cuenta que yo le soluciono el problema ya no le interesa el precio.

El nombre de su emprendimiento también le ayudó a hacer la diferencia en Neuquén: “T.y.C. Sport”, si, casi igual al del canal de TV de deportes.

—Le puse la “T” por trofeos y la “C” por copas.

El logo, para un ojo poco avezado, es el mismo que el del canal de TV. Pero, si bien la tipografía, el color y la ubicación de los elementos son iguales, tiene pequeñas diferencias.

—En el lugar de la pelota puse una llama olímpica, tiene puntos entre las letras y “sport” no tiene la “s” al final.

Pero claro, rozar la similitud del logo y del nombre, le implicó un llamado y un viaje a Buenos Aires. El canal le pidió explicaciones.

—Yo les dije: ustedes pregunten en el sur por T.y.C. Sport y le van a decir que es la casa de trofeos, no el canal de TV. Van a ver. Entonces les pregunté: ¿Quién se cuelga de quién? Entonces, ahí me dijeron: está bien, cuando nosotros necesitemos algo para auspiciar te lo pedimos.

Una vez dentro del mercado, Fito fabricó trofeos de todo tipo. Para torneos de figuritas, de bolitas, de barriletes y hasta de colombófilos.

—Ese fue rarísimo, eran un torneo de palomas mensajeras.

Al local, que esta en la esquina de Intendente Carro y La Pampa, hay que entrar con cuidado. Donde se mire hay copas. Donde se dé un paso hay medallas. Donde se respire, hay galardones. Los de plástico arrancan en $5.000, pero se pueden extender hasta $400.000. La copa más cara es la que imita la de la Champions League, de chapa cromada vale $600.000.

Fito llegó a tener 26 empleados. Y en la época de gloria, despachaba trofeos como pan caliente.

—Hoy la situación es distinta. Las pymes estamos muy castigadas. Tenemos que competir con MercadoLibre, Amazon, Temu que lo que pedís, llega en diez días y vale la cuarta parte de lo que sale acá.

Hoy tiene solo dos empleados y el público cambió.

—Ahora muchos prefieren dar un diploma y repartir plata en efectivo.

El negocio se mantiene en pie en Neuquén desde 2001. Foto: Cecilia Maletti

Pero, hay quienes perpetúan la ceremonia del reconocimiento. Quienes disfrutan de entregar un plástico que condense el honor, el esfuerzo y la dedicación. Para Fito ahora arranca la temporada alta de trabajo. Octubre, noviembre y diciembre son meses de mucha demanda. Terminan los torneos de fútbol, los de motocross, los de karting. Arrancan las entregas de regalos empresariales y las menciones en congresos y eventos.

—Trabajo mucho con municipios, clubes y federaciones. Tengo pedidos de Neuquén, Río Negro, La Pampa, Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Chubut y Santa Cruz.

Ya preparadas, embolsadas, al costado del escritorio tiene las próximas entregas. Un primer y segundo puesto para un torneo de bochas. Unas medallas para un torneo de danzas árabes. Y hasta una mención para una alumna de un colegio privado por su buen desempeño en una competencia de ortografía.

Aguardan en su local, apiladas, una al lado de la otra, altas, bajas, livianas y pesadas ¿200? ¿500? ¿1.000? copas bañadas en falso oro para materializar el esfuerzo, condecorar la valentía y premiar sueños. Detrás de cada una, está Fito, el señor de los trofeos.

Hoy es uno de los pocos fabricantes de copas y medallas en Neuquén. Foto: Cecilia Maletti

Adolfo David “Fito” Pencherz está parado en el medio de su local. A su alrededor ¿200? ¿500? ¿1.000? copas y medallas bañadas en falso oro.

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