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Luis Salva, el violinista de Bariloche que se distingue a nivel nacional

Integró la Academia del Teatro Colón. Participó de la Orchestre du Jura de Suiza y en la Orchestre Symphonique Mulhouse, en Francia. Hoy, es parte de la Filarmónica de Río Negro y dicta clases en un secundario de Bariloche.

Cuando era chico, su madre tocaba el violín encerrada en su pieza. Él escuchaba de lejos. La mujer era científica del Centro Atómico, pero había deseado ser música. Venía de una familia muy humilde y siguió los preceptos de sus padres que pretendían que fuera médica o física.

Luis Salva logró hacer su propio camino en la música. Estudió violín cuando apenas tenía 7 años en Bariloche, fue uno de los fundadores de la Orquesta de Cámara Juvenil Cofradía y hoy, es uno de los músicos más prestigiosos del país.

Tras su paso por Europa y Buenos Aires, decidió volver a sus raíces. Integra la Orquesta Filarmónica de Río Negro y es profesor en la escuela rionegrina 45, con orientación en música en Bariloche.

“Es importante saber de dónde viene uno. Cuando empecé las clases de violín en tercer grado, éramos apenas diez chicos que tocábamos el instrumento. De hecho, Kyoko Kurokawa fue la primera profesora de violín en Bariloche. Era un hobby más para mí. Me gustaba y avanzaba rápido”, recuerda Salva.

En todo momento, minimiza su gran talento e insiste en que siempre tuvo “mucha suerte”. Pone como ejemplo su paso por el secundario en el colegio alemán mientras participaba en Cofradía.

“Justo ese año, la profesora que organizaba los viajes de intercambio, consiguió uno de tres meses en Viena, nada menos que la capital musical. Por lo general, solían visitar pueblos chiquitos de Alemania donde no había tanto movimiento. Ese viaje me motivó muchísimo para seguir. Fui a muchísimos museos, conciertos, a la casa de Beethoven y tomé clases de violín”, enumera este músico de 40 años.

Reconoce que, en sexto grado, ya estaba decidido a continuar sus estudios de violín. Solía frecuentar el Camping Musical Bariloche donde escuchaba los cursos que tomaban jóvenes músicos de otros países.

“Aprovechábamos para escuchar. En ese momento, no había You Tube y en la tele, no pasaban nada. Salvo los discos que uno tenía en casa, no había muchas posibilidades de escuchar otras obras”, expresa.

Me gusta tocar con amateurs porque lo hacen por gusto. Debe haber placer al tocar. A veces, es hasta medicinal”,

Luis Salva.

Durante su viaje a Viena, le pidió a un profesor argentino radicado en Alemania tomar algunas clases con él, pero éste le sugirió radicarse allí y terminar el secundario en el país europeo. Salva era consciente de semejante oportunidad, pero la desechó porque consideró que eso implicaría “mover” a toda su familia.

“Son elecciones que cambian un montón. Y eso, de alguna forma, me permitió volver a Bariloche, terminar el secundario y viajar a Buenos Aires”, recalca.

Estudio frustrado

Allá por el año 2000, ingresó al Conservatorio Superior Manuel de Falla en Buenos Aires donde estudió hasta que le robaron sus dos violines. Entonces, decidió regresar a Bariloche.

“Era confiado, dejé los violines en los pasillos y se los llevaron. De modo que, sin instrumento, ya no tenía nada para hacer allá. Uno de los violines había sido de mi tío abuelo y era una reliquia familiar. El otro violín lo acababa de comprar y me había salido 1500 dólares. No tenía manera de comprar otro. Mi ánimo se derrumbó”, cuenta.

El robo de los violines que parecía dejar trunca su carrera lo llevaron a hacer terapia durante algún tiempo. “Siempre decía que me gustaría que hubiera un conservatorio en la Isla Huemul para no tener que volver a Buenos Aires nunca más”, expresa.

En Bariloche, integró el Coro de Niños y Jóvenes Cantores en el que descubrió que “los coros son lugares muy sociables” y al poco tiempo, decidió regresar a Buenos Aires para terminar su carrera. Poco después, llegó una maestría en Pedagogía del violín en Basilea, Suiza.

En Buenos Aires integré la Academia del Teatro Colón durante cuatro años y luego formé parte de la Orquesta Estable del Colón, del 2005 al 2007. En esa época me conoció mucha gente. Aunque no me gustaba la ciudad para nada, fue un acierto ir a Buenos Aires porque me permitió crecer”, reconoce.

Con 20 años, obtuvo una beca en el programa televisivo Sorpresa y media, conducido por Julián Weich, para hacer un curso en España, con Los Solistas de Moscú.

“Lo que más me gusta es la música clásica. El violín se presta para eso. A mi papá le gustaba mucho el folklore y el tango. Tocaba la guitarra y nosotros cantábamos. Por eso, también me gusta el tango”, reconoció.

Cuando se conformó la Orquesta Filarmónica de Río Negro, con 80 músicos y sedes en varios lugares de la provincia, Salva fue convocado como concertino (el nexo entre el director y el resto de la orquesta). Ya lleva diez temporadas.

“La verdad es que siempre extrañé mucho la ciudad y el público de Bariloche es un público calificado y conoce de música. Se nota que es entendido. En otros lugares, la gente aplaude porque sí”, dijo Salva y agregó que Viedma está creciendo a nivel musical y mucha gente se radica en la capital provincial por la diplomatura que ofrece la Universidad Nacional de Río Negro.


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