Genética y tecnología para la producción porcina, en La Carmela, de Bernardo Santos, en Beltrán

A pesar de los costos y los bajos márgenes de rentabilidad actuales esta actividad es una buena alternativa.

La producción y consumo de carne porcina ha tenido un crecimiento importante en los últimos años, en nuestro país, y esto conlleva una mayor exigencia en las granjas porcinas, sumando genética y tecnología. En Valle Medio, más precisamente en Luis Beltrán, existe un establecimiento modelo, Granja La Carmela, con infraestructura moderna y tecnificada, y donde se apuesta a la mejora genética, para lo cual se importaron cerdas desde Canadá y se trabaja para poder tener una cabaña porcina en un corto plazo.

En “La Carmela” se hicieron inversiones importantes para lograr la automatización del sistema de reparto de comida, así como la ventilación y calefacción de los distintos galpones, ya sean maternidad, cría o terminación, para mantener un ambiente ideal para lograr una buena producción.

Actualmente se está en un momento de incertidumbre porque los precios de insumos y el estancamiento del mercado no ayudan y se está trabajando con los peores índices de rentabilidad de los últimos cuatro años, según estudios de organizaciones rurales.

“La situación está complicada, cuesta conseguir maíz y soja, que son los insumos básicos para hacer alimento para los cerdos, además del aumento de los suplementos y concentrados de nutrición, que subieron por encima de la tasa de inflación, todo esto hace que se esté trabajando a pérdida”, comentó el productor Bernardo Santos. Agregando que “aumentaron los costos pero el precio de la carne no acompaña y esto no solo preocupa sino que hace aminorar la apuesta de crecimiento de la actividad”.

Bernardo Santos es el responsable del establecimiento «La Carmela».


La producción de cerdos se realiza de manera intensiva y los niveles de eficiencia se miden por la conversión alimenticia, es decir, por kilos producidos de carne, por cerda madre por año. La rentabilidad depende del manejo de las granjas y por ello es preciso contar con tecnología que asegure el bienestar de los animales para que en un corto plazo los capones alcancen los kilos necesarios para ingresar al mercado.

En la zona hay mucho potencial para este tipo de producción y es una salida para pequeños productores.


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