Nuevo destino del enoturismo
Impasse es un emprendimiento familiar en Senillosa que elabora vinos artesanales. Ahora, se preparan para ofrecer experiencias entre vides, sabores locales y gastronomía.
Senillosa comienza a perfilarse como un nuevo punto en el mapa vitivinícola de Neuquén. Un viñedo joven, pero ambicioso, sorprende por la calidad de sus uvas, la diversidad de sus cepas y un entorno natural que se prepara para recibir al turismo del vino.
Con una producción limitada pero de calidad, Impasse es un emprendimiento que apuesta no solo a la elaboración artesanal de vinos, sino también al desarrollo de una propuesta de enoturismo que estará disponible en los próximos meses.

El viñedo, de apenas una hectárea, produce entre 3.000 y 4.000 litros por año. Todo el proceso se realiza de manera manual. La cosecha se lleva a cabo en bandejas de 12 kilos, la fermentación tiene lugar en bins de 450 kilos. Cada etapa está orientada a preservar la identidad del vino y el carácter del terruño.
La historia de Impasse comenzó formalmente con la elaboración de vinos en 2013, y en 2018 se realizó la plantación de las primeras cepas propias. En 2023 se habilitó el nuevo edificio de la bodega en Senillosa, y actualmente avanza la próxima etapa del proyecto: la apertura al público con una propuesta de enoturismo que comenzará a funcionar dentro de aproximadamente dos meses.

La propuesta turística incluirá recorridos por el viñedo, degustaciones y, hacia fin de año, una carta gastronómica con productos locales diseñada para complementar la experiencia enológica. El restaurante funcionará con reserva previa, sin rotación de comensales y con un menú en pasos adaptado. El objetivo es brindar una experiencia cuidada y exclusiva.
“Queremos que las personas puedan visitar el viñedo, conocer el proceso y probar los vinos en el lugar donde se originan”, explicó Rosana Jurio, creadora del emprendimiento. La idea es combinar vino, paisaje y sabores locales en una experiencia integral, destinada tanto a visitantes de la región como a turistas de otras provincias.
En las parcelas se cultivan seis variedades: Malbec, Pinot Noir, Cabernet Franc, y Ugni Blanc. Esta última, una cepa blanca de origen Italiano poco común en la región y que aporta un diferencial a la oferta. Además se elaboran vinos con uva de productores locales como Cabernet Sauvignion y Syrah. La diversidad de varietales permite desarrollar vinos con perfiles sensoriales variados, elaborados en partidas pequeñas y no estandarizadas.
No buscamos producir nuestros vinos en volumen, sino conservar la expresión de cada cosecha y del entorno. Más que elaborarlos, los creamos. Son piezas únicas
Rosana Jurio, creadora del emprendimiento
Según Rosana, la producción limitada es parte de la identidad del proyecto. “No buscamos producir nuestros vinos en volumen, sino conservar la expresión de cada cosecha y del entorno. Más que elaborarlos, los creamos. Son piezas únicas”, sostuvo.
Para la emprendedora, el crecimiento de este tipo de iniciativas puede contribuir a fortalecer el perfil turístico y productivo de Senillosa. “Ya hay cuatro bodegas en la zona, y el potencial es grande. Queremos que Senillosa se convierta en el segundo polo vitivinícola de Neuquén”, ponderó.
Actualmente, los vinos Impasse se comercializan principalmente en Buenos Aires y en algunas vinotecas del Alto Valle. Debido a que la escala de producción es pequeña, la principal vía de contacto y venta es a través de su cuenta de Instagram.
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Senillosa comienza a perfilarse como un nuevo punto en el mapa vitivinícola de Neuquén. Un viñedo joven, pero ambicioso, sorprende por la calidad de sus uvas, la diversidad de sus cepas y un entorno natural que se prepara para recibir al turismo del vino.
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