Tiene 10 años, está internado en el hospital Castro Rendón de Neuquén y recibió una visita muy especial

Gino se encuentra internado en la Terapia Intensiva Pediátrica y este martes recibió una calida visita de cuatro patas que le sacó una sonrisa.

Gino tiene 10 años y se encuentra internado en la Terapia Intensiva Pediátrica del hospital Castro Rendón de Neuquén. Este martes recibió una cálida visita de cuatro patas que le sacó una sonrisa, un encuentro que forma parte de un proyecto cuyo objetivo es darle asistencia emocional y acompañamiento a las infancias.

El hospital Castro Rendón de Neuquén adoptó hace un año una nueva iniciativa que tiene tres ejes fundamentales: la asistencia emocional, la rehabilitación y el cuidado de fin de vida. Quienes llevan adelante la tarea son personajes poco comunes de ver en un hospital: perros.

Estas visitas forman parte del Programa de Asistencia Emocional con Animales, que lleva adelante el hospital junto a la Subsecretaría de Ciudad Saludable, en el marco del Programa de Cuidados Humanizados.

Durante un tiempo participaron Andy y Naomi, dos perros rescatados que se jubilaron el año pasado. Pero ahora, la estrella de esta actividad es Burlete, un galgo que también fue rescatado de la calle, se recuperó y encontró un nuevo sentido para su vida: recorrer los pasillos del centro de salud llevando alegría, calma y ternura a los pacientes pediátricos.

A veces los encuentros son en las salas de espera, pero otras veces son personalizadas para los pacientes en terapia intensiva pediátrica. Este es el caso de Gino, quien disfruto de la visita del amigo de cuatro patas el martes pasado.

Según difundió el hospital, para que pudiera compartir este momento se preparó un espacio fuera de la unidad, donde estuvo acompañado por su mamá y por Fernanda, psicóloga de la institución.

Además, como en cada visita, estuvieron presentes Lucas y Paula, dos personas que forman parte del equipo que acompaña a Burlete, cuidando cada detalle para que el encuentro fuera seguro y respetuoso.

Aseguraron que su llegada fue una muy linda experiencia que alegró a Gino: le permitió reír, relajarse y conectar con la calidez de Burlete.

¿Por qué es importante la visita de estos perros a los pacientes pediátricos? La directora del hospital, Silvia Alegría, sabe la respuesta: «estamos convencidos de que la interacción con los animales genera menos estrés en las personas y convierte los ambientes en lugares más favorables». Explicó que “los perros transforman los espacios hospitalarios. Reducen el estrés y generan ambientes más cálidos».  

De hecho, en ocasiones han ingresado incluso a consultorios para acompañar a los niños en procedimientos médicos. «Se genera un ambiente más favorable para los pacientes y también para los animales porque son animalitos rescatados que al interactuar con los niños genera un doble efecto».


La historia de Burlete: de la calle a acompañar infancias


La historia de Burlete comienza en contextos de extrema vulnerabilidad. Andrea Ferracioli, exsecretaria de Ciudad Saludable del municipio de Neuquén contó en una oportunidad que fue encontrado en la calle con un cáncer avanzando.  

«Tuvimos tres meses de tratamiento. La verdad es que creíamos que no iba a curarse», confesó. Sin embargo, «tuvo una recuperación fabulosa». Una vez que le dieron el alta, pasó al área sociabilización. «Descubrimos que le encantaban los niños y empezamos a trabajar en la parte de asistencia emocional en el hospital», relató.  

Burlete con infancias. Foto: Archivo Matías Subat.

Con la recuperación física de Burlete, el equipo de Bienestar Animal del municipio notó algo excepcional: una energía amable y una disposición natural para vincularse con niños, niñas y adultos mayores. 

Fue así como los adiestradores los fueron entrenando para que puedan trabajar con pacientes y se formó el Programa de Asistencia Emocional con Animales No Humanos. 

Burlete es un perro que se destaca por su amabilidad y ternura. «Él es un perro que viene y te acaricia, tiene delicadeza«, destacó una vez su entrenador. Hoy es bien recibidos y juega siempre con los pacientes. 


Gino tiene 10 años y se encuentra internado en la Terapia Intensiva Pediátrica del hospital Castro Rendón de Neuquén. Este martes recibió una cálida visita de cuatro patas que le sacó una sonrisa, un encuentro que forma parte de un proyecto cuyo objetivo es darle asistencia emocional y acompañamiento a las infancias.

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