Las subestimaron y ahora confían en ellas: la cooperativa de mujeres contra los estereotipos de género de Viedma

Se unieron para realizar trabajos que antes se vinculaban más a los varones. Fue importante la relación con las distintas Juntas Vecinales.

En 2019, un grupo de mujeres liderado por Pamela Garrido decidieron desafiar los estereotipos de género y formar la Cooperativa Mujeres Emprendedoras 2019.

La cooperativa, que inicialmente contaba con cinco integrantes, experimentó un crecimiento notorio hasta llegar a un máximo de 75 participantes, aunque en la actualidad se mantiene firme con siete miembros.

El proceso de formación de la cooperativa, según relató Pamela, comenzó con una sugerencia: «un día llegó mi hermano diciendo fórmate una cooperativa, así que bueno, la arme sin saber que atrás de eso tenía que completar mucho papeleo, pero lo hice y ahí empezó todo».

Garrido contó: «enfrentamos muchas dificultades al principio debido a las percepciones sobre las capacidades de las mujeres en este tipo de trabajos».

«Muchas eran amas de casa, se dedicaban a los hijos, a algunas les costó, otras le agarraron la mano más rápido», comentó sobre el desafío de integrar a mujeres con diversos roles previos.

La diversidad de trabajos realizados por la cooperativa incluye cosecha, pintura, limpieza de casas y oficinas, así como podas. Pamela explica que «establecer contactos con presidentes de juntas vecinales, fue esencial para obtener más oportunidades laborales».

Además, el boca a boca jugó un papel crucial, generando reconocimiento en la comunidad sobre las habilidades y servicios ofrecidos por las integrantes de la cooperativa.

Yésica Linares, miembro desde hace un año, destacó que «a pesar de las dudas iniciales, demostramos nuestra capacidad en trabajos tradicionalmente asociados con roles masculinos», ganándose la confianza de aquellos que inicialmente subestimaron sus habilidades.

La cooperativa no solo se limita a contratos públicos, sino que también brinda servicios particulares, Linares subrayó como «esta oportunidad laboral no solo aporta económicamente, sino que desafía percepciones obsoletas sobre las habilidades de las mujeres en el ámbito laboral».

«Hemos colaborado con el municipio en la limpieza de cordones cuneta, también nos encargamos de trabajos para cuidar y embellecer nuestro barrio, además de realizar proyectos particulares».

El trabajo en conjunto y la disposición hacia la comunidad son aspectos fundamentales para estas mujeres emprendedoras que dos veces a la semana, contribuyen limpiando la plaza del barrio Lavalle.

Madre de cinco niños, Yésica encuentra en la cooperativa más que un empleo, es una salida laboral que beneficia enormemente su rol como madre y contribuye a sostener su hogar. «Es una ayuda invaluable, nos gusta lo que hacemos y estamos aquí para ayudar a la gente».

En la misma línea, María Luján, tesorera de la cooperativa, compartió su experiencia, antes de unirse, trabajaba como empleada doméstica, realizando trabajos particulares y se ocupaba de sus hijos. La cooperativa significa un ingreso adicional para ella y cuenta que «es una ayuda más que entra en la casa».

Enfrentamos muchas dificultades debido a las percepciones sobre las capacidades de las mujeres en este tipo de trabajos».

Pamela Garrido, integrante de la cooperativa.


Dora Guaiquian, otra integrante, resaltó el cambio significativo que experimentó al unirse a la cooperativa, contó que «trabajamos en actividades rurales, comúnmente asociadas con hombres, es muy enriquecedor todo lo que aprendemos, y tengo unas compañeras excelentes, no solo es un ingreso extra, sino también un aprendizaje que llevamos a nuestras familias, un proceso de enseñanza y aprendizaje».

Este grupo de mujeres, en su mayoría madres y residentes del barrio Lavalle, lideran con determinación la cooperativa, desafiando estereotipos arraigados.

Con edades comprendidas entre los 27 y 45 años, demuestran que la labor tradicionalmente asociada a los hombres es un terreno en el que las mujeres también pueden brillar con éxito y habilidad.

En el contexto desafiante marcado por las restricciones de la pandemia, la cooperativa, que comenzó a consolidarse en 2019, logró en septiembre de 2020 la matrícula nacional de trabajo otorgada por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) y el registro provincial de Cooperativas.

A pesar de las restricciones de la pandemia siguieron trabajando con todas las medidas de prevención

Este hito representa un ejemplo de cómo, incluso en tiempos difíciles, la colaboración y la solidaridad pueden conducir al éxito sostenible. La cooperativa Mujeres Emprendedoras no solo superó los desafíos de la pandemia, sino que también sentó las bases para un futuro próspero en la economía social de Viedma, presentándose como un modelo a seguir y mostrando que las adversidades se pueden convertir en oportunidades para el progreso comunitario.

Es una ayuda invaluable, nos gusta lo que hacemos y estamos aquí para ayudar a la gente» y «colaboramos con el municipio».

Yésica Linares, integrante de la cooperativa.
Pamela Garrido es la cabeza del grupo. Foto: Pablo Leguizamon

Las principales tareas de grupo emprendedor


Trabajos en chacras: cosecha de frutos secos y aceitunas, entre otros productos.

Limpieza de terrenos: incluye desmalezamiento y retiro de escombros.

Mantenimiento de espacios públicos: limpieza y pintura en plazas y calles de la ciudad.

Contacto: 2920 286474.


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