Sonia y Ecuador

María emilia salto bebasalto@hotmail.com

En clave de y

“No hay que mentar la soga en la casa del ahorcado, / yo lo lamento, /pero yo, la mento, / la pongo a dar vueltas / por sobre las cabezas de todos los presentes / como una culebra cascabel / llena de tarros. Yo lo lamento, / pero yo, la mento, / señalo de qué viga está colgando el muerto / y quiénes lo empujaron al vacío. Llame a este número telefónico: / hay una sola línea represiva / que conecta a la uña del poetastro / con su cítara incendiaria.” (“Un toque de Nerón”, poesía de la ecuatoriana Sonia Manzano.) Dónde andarías, Sonia, en estos días en que la risa enloquecida del incendiario resonó en tu país, qué premonición – o sencillamente, vivir tu –mi – historia, te hizo mentar la soga en la casa del ahorcado, la viga de donde cuelga el muerto, ¡y quienes lo empujaron al vacío! Sonia, creés en la cuántica, en los mundos paralelos, ésos que aletean apenas más allá de nuestros toscos sentidos, y que hacen que tu presidente fuera alguno mío, y esos tiros los que resonaron acá, en Argentina, ayer (¿ayer, ahora?) y dos muertos es decir miles, “Caín mató a Abel una sola vez y eso me basta”, les dijo Jorge Luis Borges a las madres de Plaza de Mayo. “Y sí, en estos días creo que toda América Latina sintió el escalofrío de la soga, del ahorcado, de la viga, y sabés, correrán ríos de tinta y quedarán secas las gargantas de tanto suponer, saber, especular, incitar, sobre quiénes lo empujaron al vacío. Territorios de volcanes y mares los nuestros, Sonia, golpeando con violencia. Territorios de fronteras inducidas, quizás, por quienes empujaron al vacío la inmensa hermandad que soñaron –y construyeron en su medida – José de San Martín y Simón Bolívar (sí, los protagonistas de la misteriosa, analizada, desmenuzada entrevista de Guayaquil, tu ciudad de origen.) *** Me pregunto si existe el lugar de la entrevista, si fue una carpa en un campamento militar, quizás sustituido por un rascacielos, o fue una casa de algún comedido anónimo, vaya a saber, Sonia, toda historia es un poco ficción. Alguna vez iré a tu país, me gustaría ir, después de Barcelona, claro, porque no quiero morirme sin estar dentro del arte de Gaudí. Sin embargo, estos días en que todos hablamos Ecuador, cruzado por el Ecuador, el paralelo cero, la más ancha cintura de la Tierra, estos días, te decía, nuestro lenguaje se ha convertido en una culebra cascabel llena de tarros. Podés armar con los tarros que sean la cascabel que te guste, porque hay para todos los gustos que, en realidad, reflejan desde qué lugar habla tu ideología: podés formar “golpe – de – estado”; “amotinamiento – parcial – de – las – fuerzas – de – seguridad”; “intento – fracasado –de –golpe- de- estado”, (ay, qué alivio), “triunfo – de –la –democracia”; “solidaridad – inmediata – del –UNASUR”; condena – de – EEUU (ay, ¿qué alivio?), y así, y combinar los tarros que quieras para que la cola de tu cascabel sea distinta, sea simultánea, traiga a la memoria que pasó, que nos pasó, y sí, Sonia, yo también mento la soga, la viga, y quiénes nos empujan al vacío. Y no lo lamento: poderoso es el nombre que no se nombra. Milagro éste de la palabra, enemiga del silencio, abatidora de fantasmas en vías de encarnación. Sólo que no puedo evitar un escalofrío: desde algún lugar, desde varios lugares, Nerón resuena con su carcajada de balas, enloquecido, más lúcido que antes, tramposo, artero en el arte de disfrazarse. Sí, amiga. Yo tampoco lo lamento. Lo mento.


María emilia salto bebasalto@hotmail.com

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