Trabas comerciales afectarían inversiones
Pueden aparecer problemas de competitividad.
BUENOS AIRES (ABA). – Que el gobierno no ceda a las presiones devaluatorias puede tener un costado positivo (porque implica un esfuerzo para las empresas a fin de mantener la productividad), pero no se pueden ignorar los costos.
“Si la Argentina dispusiera de una entrada de capitales significativa y/o financiamiento externo, esta política podría sostenerse hasta que la competitividad arroje los resultados esperados, pero con esas vías obturadas las reservas del Banco Central -junto con el saldo de la balanza comercial- han pasado a ser las únicas fuentes de divisas”, señaló un trabajo de Ieral de la autoría de Jorge Vasconcelos.
El superávit comercial es decreciente, aun cuando existe el objetivo cuasi- oficial de que no baje de 10 mil millones de dólares. “En la actual fase del ciclo económico, en la que existe muy poca capacidad ociosa en las industrias y en el mercado de trabajo, aquellas restricciones pueden generar presiones inflacionarias y, sobre todo, afectar las decisiones de inversión justo cuando para expandirse el país necesita de la ampliación de sus plantas productivas”, destaca el referido informe.
Un riesgo a las trabas comerciales aplicadas desde la Argentina son las “represalias” de los socios comerciales por dos vías: – En el corto plazo esos países perjudicados podrían trabar nuestras propias exportaciones a esos mercados.
En un mediano plazo, le quitan puntaje a los proyectos de inversión que se están evaluando para la Argentina.
Hoy -cabe recalcar- los emprendimientos son, en su absoluta mayoría, diseñados como eslabones de cadenas globales de valor. Hay insumos, partes, bienes de capital y tecnología necesarios de importar para que el proyecto sea exitoso.
Y adicionalmente -apunta Vasconcelos- la rentabilidad será más previsible en la medida que la política cambiaria del país receptor de las inversiones no tenga desalineamientos significativos respecto al “tipo de cambio de equilibrio”. La libertad de decidir sobre el destino de esos dividendos forman parte también de esas evaluaciones.
En esos extremos, aún cuando haya inversiones se correrán riesgos de desabastecimiento o precios inflados por la escasez de productos que llegan desde el exterior.
Actualmente la Argentina y Brasil tienen niveles similares en el uso de la capacidad instalada de la industria (en torno al 85 %), pero el costo de capital medido por la tasa de riesgo es bastante más alto en la Argentina que en Brasil. También el costo laboral en la industria ha crecido más en forma comparativa. Si se le suma la incertidumbre sobre la suerte de nuestras exportaciones (por eventuales represalias) y de la fluidez de aprovisionamientos de insumos y máquinas entonces se corre el riesgo de competir con serias desventajas en al sana disputa por capturar inversiones productivas entre los países vecinos.
Ello -concluye el experto- no será culpa de Brasil sino consecuencia de haber priorizado determinada cifra de superávit comercial en lugar de proponernos aumentar en un par de puntos la tasa de inversión haciendo lo necesario para que eso suceda.
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