Un último adiós a Rubén Juárez, con alma de tango
En la tanguera esquina de Corrientes y Esmeralda se detuvo el cotejo fúnebre para recordar al músico.
Los restos del músico Rubén Juárez en el camino hacía su última morada en el Cementerio de la Chacarita, hicieron un alto en la esquina “tanguera” de Corrientes y Esmeralda, donde fue recibido con un cerrado aplauso por parte de los presentes y se descubrió una placa recordatoria. Justamente en esa esquina reconocida por ser un pedazo de la historia de la música ciudadana, se reunieron familiares del músico, allegados, amigos y público en general, que le brindó su último adiós con lágrimas en los ojos, en un instante lleno de emoción. Uno de sus amigos con emoción en sus palabras recordó que “Rubén era un amigo de fierro y no nos hacemos la idea de su partida. Era hincha fanático de Racing y por esas cosas de la vida, trabajaba en los carnavales del Club Independiente”. No por nada, el cajón que contiene los restos del virtuoso bandoneonista, cantor y compositor tiene la particularidad de ser de un color celeste y blanco en clara alusión a su amor por la divisa del Racing Club de Avellaneda, lugar donde residió muchos años, luego de su llegada desde la localidad cordobesa de Ballesteros. El cortejo fúnebre que salió de la Legislatura Porteña, donde fue velado durante la tarde y noche de anteayer y las primeras horas de ayer a la mañana, continuó su viaje hacia el cementerio de la Chacarita. Las cenizas del músico serán esparcidas entre Montevideo, Buenos Aires y la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz, que “era su lugar en el mundo”, manifestó su hijo Leandro. En la necrópolis porteña estuvieron varios cantantes, entre ellos Raúl Lavié, el actor Lito Cruz, y Mario Pontaquarto, el ex secretario parlamentario durante el escándalo de la “Banelco” por la reforma laboral. Juárez había sido trasladado el viernes pasado de urgencia desde su casa en Villa Carlos Paz, Córdoba, al sanatorio Güemes de esta ciudad. El cáncer de próstata, diagnosticado en 2008, se agravó con una metástasis en los huesos del cantante, que falleció mientras era asistido en terapia intensiva. Juárez tuvo una extensa trayectoria dentro del tango, con Aníbal Troilo, “Pichuco”, como su maestro y padrino artístico, pero también admiraba a Astor Piazzolla, y una de sus asignaturas pendiente fue grabar con ambos músicos. Fue designado “Ciudadano Ilustre de Buenos Aires” en 2005, con 59 años, por sus “condiciones de bandoneonista y de cantante”, y el mismo año recibió el premio “Konex de Platino” al mejor cantante de tangos de la década. La muerte de Juárez convocó a cientos de amigos, colegas y admiradores en el Salón Presidente Perón, donde un bandoneón custodiaba el féretro y donde se pudo visualizar a artistas de la talla de Teresa Parodi, Guillermo Fernández y Chico Novarro entre otros. (Agencias)
Las cenizas del músico serán esparcidas entre Montevideo, Buenos Aires y Villa Carlos Paz.
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