Una causa que pasó por las manos de 7 jueces

Resulta llamativo que en toda la instrucción y hasta en la condena no se haya detectado que se estaba juzgando a una persona diferente a la denunciada.

La causa pasó por manos de siete jueces (uno de instrucción y seis camaristas), dos fiscales y dos abogados defensores. Aún así, recién después de la condena uno de los defensores -abogado particular por otra parte- pudo demostrar que se había juzgado a la persona equivocada.

Desde la Cámara Tercera, que carga con el peso de haber condenado a dos personas inocentes en el doble crimen de Río Colorado, intentan su defensa diciendo que en el debate ni siquiera Eves Tejeda estaba seguro de que había un error en la identidad. De todos modos, Tejeda comenzó su alegato señalando que se estaba juzgando «a un fantasma».

Es cierto también que la mayor cantidad de pruebas se lograron después del juicio. No obstante hubo varias contradicciones que pasaron desapercibidas y que con las declaraciones de ayer se van clarificando:

-Firmas: en el expediente aparece la rúbrica del detenido en la comisaría Quinta de Regina que corresponde al inexistente Javier Gustavo Inostroza. Al parecer, se trataba del famoso «Gabriel» al que detuvieron apenas ocurrió el hecho. Lo que no se sabe es quién le sugirió que firmara con ese nombre.

Después, en el resto de la instrucción figura la firma de Javier Alberto Inostroza. Este es el verdadero, el que está en la cárcel. Entre las dos rúbricas, hay visibles diferencias que se perciben a simple vista.

-Huellas: a pesar de que «Gabriel» estaba indocumentado, la policía no le tomó tampoco las huellas digitales, que hubieran eliminado todo error posterior en la instrucción.

-Moto: la moto Honda 125 de «Gabriel» fue entregada sin labrar el acta de estilo en la comisaría. Al parecer, el oficial Javier Laza anotó con fecha del 20 de junio de 1998 -un día antes de cometido el hecho- a la hora 6.05 que la moto ingresó como «resguardo» por lo que luego fue devuelta sin más trámites. Tejeda señaló que esto no permite saber quién retiró la moto, ya que no quedó registrado en la dependencia policial.

-Citación: la jueza Margarita Carrasco ordenó la citación a declaración testimonial a Javier Gustavo Inostroza para el 3 de setiembre del 98. Sin embargo, la persona que se presentó en el juzgado fue Javier Alberto, quien ese mismo día nombró a Gustavo Viecens como defensor oficial. Aconsejado por su abogado, el joven no declaró por lo que se quedó sin decir que no era la persona a la que estaban buscando.

-Testigos: en las testimoniales de la joven víctima y su padre, ambos señalaron que el agresor era un joven de nombre «Gabriel». Los dos lo conocían debido a que frecuentaba la casa y le había prestado un amplificador al padre. Sin embargo, se siguió juzgando a Javier Gustavo Inostroza, porque se pensaba que había dado un nombre falso.

-Reconocimientos: en todo el proceso judicial no se hicieron ruedas de reconocimiento que hubieran sacado del medio rápidamente a Javier Inostroza ya que el propio padre de la víctima se hubiera dado cuenta porque conocía tanto al «Ñato» como a «Gabriel».

-Juicio oral: durante el debate no declararon ni la víctima ni el padre. La policía alegó que no los encontró, pero el padre frecuentó en varias oportunidades la comisaría. Incluso fue citado por otra causa, que no tenía ninguna relación con ésta. Cualquiera de estos dos testimonios hubiera dejado rápidamente en libertad a Inostroza, que ayer estaba detenido en una alcaidía muy convulsionada.


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