Una cubana al frente del ballet del Colón

Tiene un currículum excepcional. La cubana Marta García volvió al país para enfrentar un duro desafío: ser la directora del cuerpo de baile del Colón. Conversó con «Río Negro».

Con un notable currículum que a partir del Ballet Nacional de Cuba la llevó a bailar en todo el mundo, cosechar lauros internacionales y montar ballets para los grandes teatros, Marta García (distinguida por el Ministerio de Cultura de Cuba con la orden Alejo Carpentier) volvió a la Argentina, donde había estado con la compañía cubana que lidera la célebre Alicia Alonso y a la que ha suplantado en su dirección varias veces.

Esta vez con el nuevo desafío de ser la directora del cuerpo de baile del teatro Colón. Una empresa nada fácil que ella enfrenta con optimismo y no poca experiencia. Así lo manifestó a «Río Negro», feliz de estar en Buenos Aires y fumando sus acostumbrados cigarrillos negros.

-¿Cómo se da su vínculo con el Colón?

– Tuve la oportunidad en el año 1984 y 1986 de bailar en el Colón con el Ballet Nacional de Cuba. Desde esa época tengo muy gratos recuerdos del teatro y del público, siempre el Colón ha sido un teatro que respeto y a nivel internacional es muy importante. Cuando me llamaron para la propuesta de dirigir el ballet yo me sentí muy honrada. Claro que lo pensé porque el hecho de venir a trabajar a otro país implica arreglar muchas cosas personales, pero mucho tuvo que ver en mi decisión el hecho de que se trataba de este teatro, con toda su tradición.

-¿Cuál es el primer «paso» que da una maestra de baile al encarar un cuerpo de baile tan alicaído como el del Colón?

– Yo tenía muchos interrogantes y traté de ver qué estaba pasando antes de venir, pero, por supuesto, recién cuando uno llega a los lugares se da cuenta cual es la situación. De todas maneras pienso que la compañía está muy deseosa de tener una estabilidad y trabajar. Cuando me reuní con ellos por primera vez les dije que soy muy optimista y quería que ese fuera el espíritu de la compañía. Esta carrera uno la hace con mucho amor aunque sea un trabajo, no es algo a lo que uno no le ponga el corazón y creo que esa es la actitud de los integrantes, tienen puesto el corazón, y hay que mantenerla, algo no difícil de lograr, aunque hay muchas cosas que trabajar poco a poco.

Uno se puede poner una meta ambiciosa a largo tiempo, para que todo sea maravilloso y tenga el nivel que desea, pero no se consigue de hoy para mañana, tiene que ser producto de un trabajo constante. Hay cosas que se pueden resolver más rápido y otras no. Hay que estabilizar la compañía y que tenga siempre el espíritu al que aludí. No creo que sea difícil, los bailarines somos personas disciplinadas y en ese sentido solo necesitamos que alguien nos ayude a encausar eso.

– ¿Cómo se implementan la técnica y los ensayos?

– Ante todo yo tengo poco más de 20 días de estar el frente del cuerpo de baile y tengo firmado hasta diciembre del 200l. En este lapso hemos enfrentado una programación establecida que tenemos que cumplir. Es un punto de partida que ha sido precipitado y es un reto, la prioridad del momento. A la vez iré trabajando en cosas a las cuales me puedo dedicar un poco más cuando salgamos de esta programación, además tengo que dejar una programación hecha, voy a trabajar y lo que venga después no lo sé.

– ¿Cuáles serían esos puntos de trabajo?

– Temas en general en cuanto a programación de trabajo para el desarrollo de la compañía, pienso que tenemos que estabilizar un poco las categorías dentro de la compañía. En este momento hay personas que son cuerpo de baile y están haciendo roles principales, me resulta un poco difícil hablar de la compañía cuando no tengo a mano un elenco del cual yo pueda decir que hay tantas primeras bailarinas y bailarines, solistas y cuerpo de baile. Es muy importante. La compañía no puede ser un marco para que vengan figuras a bailar. Eso es importante porque hay muchos bailarines argentinos que son estrellas internacionales y resulta un placer que bailen aquí también, pero la compañía tiene que tener sus primeras figuras, sus categorías bien definidas.

-¿Tiene libertad de acción?

– Pienso que es un problema de trabajo. Hay una etapa de conocimiento mutuo y estoy bastante contenta porque con los bailarines hubo buena disposición desde el comienzo. No puedo prometer que voy a resolver todo lo que viene de arrastre, pero si voy a trabajar para eso. Cada desafío que uno enfrenta en la vida tiene sus características y los problemas no son sólo del Colón sino de todo gran teatro y compañía, solo la buena voluntad de todos puede recomponerlos.

-¿Cómo está el ballet en el mundo?

-Es una idea muy personal, pero creo que las grandes estrellas fueron una época que pasó y los coreógrafos han tomado un papel importante y las nuevas generaciones de bailarines tienen otros códigos de acuerdo al momento actual. Las grandes compañías siguen existiendo, aunque no es fácil su mantenimiento, ya que tienen que enfrentar un repertorio clásico y además hacer obras contemporáneas. Es bueno que las generaciones convivan como convive la experiencia con la juventud, pero se requiere en toda compañía un flujo más continuado de gente joven, porque esta es una carrera donde el tiempo y el físico no perdonan.

-¿Cómo se siente aquí la flamante directora?

– No me siento una extraña, lo que nos cambia es la nacionalidad, pero bailarines somos todos y los problemas de los bailarines son los mismos en todos los lugares.

onso respecto a las primeras figuras es prepararlas para una doble función, no hemos sido sólo bailarines sino maestros de la compañía. Ponemos los ballets de repertorio y trabajamos con la compañía, que era grande y en un momento determinado se dividió porque una parte tiene que salir de gira y la otra queda en la sede. La primeras figuras estamos preparadas siempre para hacernos cargo de la compañía.

– Pero una cosa es bailar y otra dirigir, ¿cómo se da el aprendizaje, y en todo caso hay una tradición de la escuela rusa en la compañía cubana?

– No creo que hay un momento específico en que uno diga: he aprendido esto. Se aprende con la experiencia, yo llevo 35 años con el ballet, aprendí muchas cosas y he tenido suerte.

Alicia Alonso a quien admiro y respeto ha sido capaz de preparar, muchas personas hemos tenido oportunidad de aprender durante años y hemos practicado a partir de muchos años de carrera, de escenario, de saber cómo se mueve la compañía, trabajar directamente en programas, ensayos y todo lo demás.

Por otra parte es cierto que hemos tenido profesores rusos, como yo en la Escuela Provincial de Ballet de la Habana. Fui de las primeras graduadas después que empezó la revolución. Sin embargo creo que la escuela cubana ha sido reconocida en el mundo entero, eso partió de los concursos y se nota, como se notan los bailarines de la escuela rusa, francesa o inglesa, no es fácil explicarlas pero hay características como las que tenemos los cubanos, aunque hemos tenido influencias, porque pienso que tenemos que aprender de todo.

-¿Puede pasar algo así con el ballet del Colon?

-Pienso que aquí hubo una tradición y bailarines muy importantes que marcaron con su personalidad, algo muy destacable que la compañía debería recuperar, porque nada que uno imite es algo original. La compañía debe tener una personalidad propia de acuerdo a su forma y sus raíces, puede bailar ballets de cualquier coreógrafo, pero lo bueno es que lo hagan con su personalidad.

-¿Qué otras cosas encuentra en el cuerpo de baile del Colón?

– Ya dije que lo positivo son sus deseos de mejorar. En la medida en que la compañía se fortalezca hay mucha gente que tiene ganas de estar en el cuerpo de baile del Colón, muchas personas que están bailando en otros lugares del mundo, estoy segura, que si todo funciona bien, querrían estar aquí también.

-¿Ha pensado en convocar a nuevos bailarines?

– Hay cosas que hay que resolver, temas de contratación, por ejemplo, que no tienen nada que ver con lo artístico y poco a poco hay que ir buscando las formas por las cuales se puedan concretar esos objetivos. Es necesario resolver esto para poder fortalecer la compañía. Incluso contar con los alumnos del Conservatorio, que puedan ingresar en la compañía, que ahora por determinados motivos no lo hacen. Esto no se logra de hoy para mañana.

Julio Pagani


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