Una vida útil mucho más prolongada

Las lámparas LED aún son una tecnología cara en el país. Su uso empezó a extenderse en hogares y comercios, aunque por ahora su principal cliente son los Estados, que la eligen para la iluminación pública. LED son las siglas en inglés de “Diodo Emisor de Luz”. Las lámparas son componentes electrónicos de estado sólido, que se caracterizan por consumir una menor cantidad de energía eléctrica que el resto de las lámparas convencionales. Pero también tienen otra virtud que las posiciona sobre todo en su uso público: tiene una vida útil 50 veces mayor que sus competidoras. Este tipo de lámparas aplicadas a los semáforos, por ejemplo, evita que se quemen y dejen de funcionar. Sin embargo, como ocurre con toda nueva tecnología, la iluminación LED no está exenta de polémicas. Algunos estudios denuncian que contribuyen a la contaminación lumínica. Se trata de una variante poco conocida de daño al ambiente, pero que encuentra difusores en distintas instituciones. El principal efecto nocivo que se le adjudica a la tecnología LED es que su proyección hacia la atmósfera acrecienta la brillantez del cielo. Esto podría repercutir sobre las personas ya que afectaría el desarrollo de una hormona que regula el sueño. Idéntico caso se repetiría en insectos y animales que se guían por las estrellas, que dejarían de verse por el impacto de esta tecnología. La última crítica la hacen los astrónomos, que ya no podrán vislumbrar los astros.


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