La historia del hombre que ama fotografiar Puerto Madryn y sus ballenas

Luis Pereyra llegó hace 36 años a la costa de Chubut y nunca más se fue. Con el tiempo, empezó a compartir sus fotos en las redes para mostrar lo lindo que es el lugar que eligió para vivir. Lo encontrás como Fotero Patagónico y tiene miles de seguidores. Mirá por qué.

Aun recuerda cada detalle de la primera vez que vio la costa de Puerto Madryn, la inmensidad del mar después de tanta meseta, las piruetas de las ballenas tan cerca de la orilla, esa Luna llena que lo encandiló y los amaneceres y atardeceres que descubría con el correr de los días y lo atraparían para siempre en la Patagonia. “Quedé impactado, después de una curva apareció el golfo, la ciudad. Me quedó en la memoria”, relata.

La Luna y las ballenas, lo que más le gusta enfocar. Foto: Luis Pereyra.

Era 1985, tenía 22 años y buscaba su lugar en el mundo. Lo encontró en esta maravilla de Chubut que acaba de vivir su mejor verano en los últimos 15. Ahí estuvo Luis Pereyra (59) con su cámara, para compartir a sus 55.000 seguidores en las redes lo linda qué es la tierra que eligió para vivir.

Atardecer en Puerto Madryn. Foto: Luis Pereyra.

Nació en Viale, un pequeño pueblo de Entre Ríos a 50 km de Paraná. Eran ocho hermanos, padres separados, la comida no sobraba. Después de terminar la colimba, como se le decía al servicio militar obligatorio, en 1982 lo reincorporaron al Ejército por la Guerra de las Malvinas.

Barco, muelle, bandera y atardecer. Foto: Luis Pereyra.

No le tocó ir a combatir y cuando le dieron la baja volvió a su pago chico, de 8.000 habitantes, pero pronto pensó que debía irse para ganarse la vida. Vendió huevos en Rosario, hizo changas, fue peón y un día se fue a vivir con su hermana recién casada a Buenos Aires. Pero la casa era chiquita, no conseguía trabajo, se sintió una molestia y decidió irse otra vez.

El muelle de Madryn. Foto: Luis Pereyra.

En busca de su destino en el Sur


Una mañana le comentó a una vecina que quería probar suerte en el sur. Ella le dijo que conocía a alguien en Puerto Madryn y le escribió una carta. Así, hace 36 años, llegó con su bolsito y sus ganas de construirse un futuro.

El amigo más fiel en un viaje al golfo San Matías. Foto: Luis Pereyra.

Pronto consiguió trabajo en el canal de Cable, único empleado a cargo de treparse a los postes para instalar el servicio y también de poner en la casetera los videos de la programación. Conoció a Claudia, que había llegado desde Maquinchao, en la Línea Sur de Río Negro, también con la ilusión de construir un futuro en ese destino que empezaba a despegar. Llegaron los cuatro hijos: la mayor, el varón, las mellizas.

Y empezó a salir con la cámara, a darle aire a su pasión. Primero con las de rollo que había que revelar. “Pero era caro”, recuerda. Después con una pequeña Sony digital hasta que en casa le regalaron una de esas Nikon con las que soñaba.    

Maravillas de Puerto Madryn. Foto: Luis Pereyra.

Compartía sus fotos en una página pero un día le dijeron que una que captó de una mujer con su hijo a cococho en una marcha a favor del aborto era política. “No es política, es una imagen”, respondió. No hubo caso.

«Tener la mamá es como el paraguas para la lluvia, el pan para el hambre, el agua para la sed», escribió. Foto: Luis Pereyra.

Entonces una de las mellizas le dijo que no tenía sentido andar pidiendo permiso para publicar. Y le armó su perfil en Facebook, Fotero Patagónico, donde empezó a subir sus fotos y ya tiene más de 55.000 seguidores.


Del mural viral de Maradona a las lechuzas enamoradas


El video del mural de Maradona superó los dos millones de reproducciones. Foto: Luis Pereyra

También publica videos, como uno enternecedor de dos lechuzas que se acerca a los dos millones de reproducciones y otro del Mural de Maradona que ya los superó.

Viento patagónico. Foto: Luis Pereyra.

Vive a cuatro cuadras del mar y siempre lleva la cámara en el morral. Lo suele acompañar el labrador Aslan a caminar, a nadar, a sacar fotos. «Esa raza parecen humanos. Yo siempre digo que si alguien está enfermo debería tener uno por lo inteligentes y cariñosos que son. Son perros para sanar», dice Luis.

Spiderman black playero y postal urbana. Fotos: Luis Pereyra,

Flores de cactus. Foto: Luis Pereyra.

“Me gusta mucho fotografiar las ballenas y la Luna”, cuenta. “Pero también puede ser una flor o una abeja”, agrega.  “Sacar fotos lindas en Puerto Madryn es fácil. Vea lo que es este lugar”, explica. Se presenta así en las redes: «No soy fotógrafo, saco fotos por placer. Generalmente en Puerto Madryn, Chubut. Fotear me pone bien y cuando tomo una imagen es para alguien que no pudo estar en ese instante».  

Eso sí, si alguno le dice «Fotero, te pasaste con el photoshop», contesta que no es retoque, que es la realidad, que los cielos son así de gloriosos ahí en Madryn, que si quiere le muestra el original. O, mejor, que vaya verlo con sus propios ojos.


La música que atrae a las ballenas


Encontró su lugar en el mundo y de ahí es difícil moverlo. “La cordillera es linda y la disfruto, pero después de una semana las montañas siguen en el mismo lugar y no se mueven y me quiero volver. A mi me gusta el mar. Una vez que usted lo conoce cuesta dejarlo”, dice.

“Acá uno tiene la suerte de que hacer 15 km hasta la playa Las Canteras y tiene a las ballenas ahí nomás, a metros de la orilla. Mi mujer hace yoga y cuando van con la música a la playa parece que los sonidos las llamaran y se acercan, es increíble eso. Y yo aprovecho para las fotos”, cuenta Luis.

“Embarcado está bueno por la perspectiva que da la altura, es un paseo que hay que hacer. Pero también tiene la opción de llevarse las reposeras, el mate y pasar un día al lado de las ballenas en la playa. Es espectacular”, agrega.

El video de las lechuzas llegó a más de 1.800.000 reproducciones en Youtube.

En el verano, suele aprovechar para visitar a su tía Trini en Roca y disfrutar de la Fiesta de La Manzana. Pero después es Trini la que los visita. «Tiene 85 años y camina, va a la playa, se mete al mar. Eso es lo que tiene Madryn: te da ganas de vivirla«, dice Luis. Se acerca el atardecer: ya es hora de agarrar el morral y salir con Aslan a maravillarse otra vez con el lugar donde pasan los días.


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