El perfil de Julio De Vido, el súper ministro de la era K

A los 67 años de edad, Julio de Vido quedó preso. Pero el superministro que llegó controlarlo casi todo en Argentina comenzó joven su relación con la política. Tenía 22 años cuando, en 1972, entró como empleado en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel, privatizada y liquidada en los ’90). Fue dibujante de planos: por entonces estudiaba arquitectura en la UBA, donde se recibió en 1974. Porque, aunque su carrera política se desarrolló de la mano de Néstor Kirchner y comenzó en Santa Cruz, De Vido es porteño.

En Entel se acercó al gremialismo, militó en la Juventud Trabajadora Peronista. En 1976, la estatal de telecomunicaciones lo envió a Santa Cruz donde se levantaría una nueva central telefónica, pero recién en 1982 se mudó con su familia a Río Gallegos. Al kirchnerismo llegó, no por Néstor, sino por Alicia Kirchner, que entonces era subsecretaria de Acción Social en la provincia. Así, el joven De Vido ingresó al Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (Iduv).

Pronto se convirtió en hombre de confianza de Nestor Kirchner, quien en 1987 llegaba a la intendencia de Río Gallegos: creó una dependencia inédita, el Consejo de Planeamiento, Asesoramiento y Consulta, que ocupó De Vido junto a Cristina Kirchner. En 1990, cuando el gobernador Ricardo Del Val fue suspendido por obra del peronismo local y los Kirchner, De Vido pegó el primer salto a la obra pública: fue nombrado conductor de Vialidad Provincial.

Néstor llegó a la gobernación en 1991, y no se fue hasta 2003 como presidente. De Vido vio frustrarse sus ambiciones de ser intendente de Río Gallegos: los Kirchner no lo querían allí. De 1991 a 1990 fue ministro de Economía y Obras Públicas de la provincia. Del 99 al 2003 se ocupó del armado político como Ministro de gobierno, pero tampoco lo quisieron como gobernador cuando llegó el momento.

Con la llegada de Kirchner a la Nación, De Vido se convirtió en ministro Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, cargo que mantuvo durante la presidencia de Nestor y las dos de Cristina, del 2003 al 2015. Llegó a controlarlo todo: decenas de miles de millones de dólares, obras, energía, servicios públicos, transporte, aunque algunos de sus secretarios como Ricardo Jaime y José López tuvieran juego propio con Olivos. La relación con Cristina siempre fue más fría que la que tuvo con Néstor, pero mantuvo hasta el final el poder, incluso a pesar de los roces y tensiones con Áxel Kicillof en Economía. Eso le alcanzó para integrar la lista de diputados K en 2015.

Pero la llegada de Cambiemos complicó su situación no sólo en la Justicia. Cristina en campaña no lo respaldó y los pedidos de desafuero terminaron de desarticular la línea defensiva en el Congreso.


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