El crimen de Gregorio Vargas cayó en el olvido y la impunidad

Apenas cuatro meses después de su muerte, la causa fue archivada en la Justicia. Falleció baleado en una pelea que involucró al auto de su hijo con el de otros jóvenes.

Quienes conocieron a Gregorio Vargas lo recuerdan como una persona alegre. Con capacidad para ponerle el hombro a las dificultades y de reírse frente a las desgracias. La fortuna económica le fue esquiva y trabajó duro toda la vida para sostener su numerosa familia.

El 21 de agosto de 2015 estaba contento porque iba a reunirse con su esposa y sus hijos. Cobró la semana de trabajo en una obra y resolvió festejar el reencuentro con un asado, en la casa del barrio 2 de Abril. Pasaron las horas y uno de sus hijos mayores quiso bajar a comprar a una vivienda del barrio 10 de diciembre, que vendía bebidas alcohólicas de manera clandestina.

Subieron al Ford Escort de su hijo y Gregorio se ubicó en el asiento trasero. También tres amigos de su hijo se sumaron. Cuando llegaron a la vivienda ubicada en la calle Anasagasti, entre John O´Connor y Frey, se originó un incidente con un grupo de jóvenes que se desplazaba en otro vehículo.

Pasaron unos minutos y todo indicaba que la situación se había calmado, porque el otro grupo se retiró del lugar. Pero se escucharon unas detonaciones de arma de fuego y los jóvenes que andaban con Vargas huyeron en distintas direcciones. Pensaron que se había tratado de sólo un susto.

Cuando regresaron hasta el Ford Escort se dieron cuenta de que uno de los proyectiles había impactado en la cabeza de Vargas y lo mató. Eran alrededor de las 6.30 del 22 de agosto de 2015. La víctima tenía 42 años.

El caso estuvo pocos días en la prensa y se diluyó con el paso del tiempo. Es más, ni en edificio de Tribunales de la calle John O´Connor se acordaban del homicidio cuando “DeBariloche” preguntó.

Costó ubicar la causa de Vargas porque ni siquiera estaba en el sistema online, que registra los movimientos de los expedientes judiciales. Pero un empleado lo pudo localizar.

Archivada

La causa fue archivada en diciembre de 2015 por disposición del juez Bernardo Campana, informaron fuentes judiciales.

La decisión se tomó después de que se agotaran todas las medidas solicitadas sin obtener ningún resultado positivo.

La investigación tras el homicidio estuvo a cargo del entonces agente fiscal Eduardo Fernández. Las diligencias preliminares y las pesquisas de los policías que estaban en la Brigada de Investigaciones de la comisaría Segunda señalaron a un sospechoso. Es más, hasta secuestraron un Fiat 147, blanco, que presuntamente usó el autor de los disparos.

El gabinete de Criminalística hizo una peritación sobre el vehículo secuestrado.

El juez subrogante Juan Martín Arroyo ordenó la detención de Rodrigo Balmaceda a partir de los indicios recolectados por los investigadores.

Fernández orientó la investigación sólo hacia Balmaceda y lo imputó como presunto autor del homicidio de Vargas. El hombre fue indagado y permaneció algunos días detenido. Pero al poco tiempo la hipótesis se comenzó a desmoronar porque surgieron contradicciones.

Un empleado policial, cuyo nombre no trascendió, declaró en el Juzgado de Instrucción 2, donde se tramitaba entonces la causa, y desestimó que el vehículo secuestrado haya sido utilizado por el joven detenido que estaba imputado como presunto autor del homicidio.

Fuentes judiciales informaron en esa ocasión que el testimonio del suboficial coincidía con la peritación del gabinete de Criminalística de la Policía provincial que determinó que el Fiat 147, blanco, no había sido removido del domicilio donde fue secuestrado por orden judicial.

Falta de mérito

Había un testigo directo que había reconocido al sospechoso como el autor del disparo. Pero esa prueba también se cayó. El 2 de septiembre de 2015, el juez subrogante dictó la falta de mérito para Balmaceda y ordenó su inmediata libertad.

El hombre siguió vinculado a la causa, pero la investigación quedó a la deriva y nunca más avanzó.

Pasaron las semanas y no surgió ningún otro elemento de prueba que incriminara al sospechoso. La investigación pasó al despacho de Govetto, que instó el sobreseimiento que fue convalidado por el juez.

Nadie apeló la resolución de Govetto, porque la familia no se presentó como querellante. Así, el sobreseimiento quedó firme. Por eso, Campana resolvió a finales de diciembre de 2015 enviar al archivo la causa. Desde entonces está congelada y el homicidio sigue impune.

Rodrigo Balmaceda fue la única persona detenida por el hecho pero fue liberado por falta de mérito y luego sobreseído ya que la investigación no avanzó.

El caso ni siquiera estaba en el sistema online que registra los movimientos de los expedientes judiciales. Pero un empleado lo pudo localizar.

Datos

Rodrigo Balmaceda fue la única persona detenida por el hecho pero fue liberado por falta de mérito y luego sobreseído ya que la investigación no avanzó.
El caso ni siquiera estaba en el sistema online que registra los movimientos de los expedientes judiciales. Pero un empleado lo pudo localizar.

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