Cabalgó de Cipolletti a Jacinto Aráuz para homenajear a Favaloro

Se trata de Miguel Plaza, un vecino que con 62 años realizó una travesía que duró 12 días. Atravesó 600 kilómetros de monte y frío para homenajear al eminente médico.

Miguel Plaza nació en los años cincuenta en un pueblito pampeano llamado Jacinto Aráuz, adonde realizó sus primeras prácticas medicas el eminente doctor René Favaloro. A 62 años de su nacimiento cabalgó durante doce días y 600 kilómetros para homenajear a quien lo trajo al mundo.

Desde principios de 1970 Miguel vive en Cipolletti. Acá conoció a su esposa y juntos emprendieron una fábrica artesanal de chacinados. “Tengo una chacrita en Cuatro Esquinas, adonde la patrona se encarga de preparar todo. Mi oficio es la electricidad y lo pude aprender acá”, relató y resaltó que “así es como conseguí todo lo poco que tengo”. Hasta los 17 años trabajó en un tambo, en Aráuz, pero más adelante decidió venir a buscar trabajo al Alto Valle, con la ayuda de su tía que le brindó alojamiento.

En Aráuz Miguel es muy conocido, y ante su llegada, tras cabalgar durante 12 días y atravesar 600 kilómetros de monte y frío, una multitud lo esperaba en el monumento a Favaloro. Cuando llegó sintió una gran emoción. “Me quebré”, reconoció y aseguró haber sentido un gran enojo con “todo lo que ocurrió con la muerte del doctor”. “Es algo que me dio mucha bronca”, sostuvo y apuntó al expresidente Fernando de la Rúa como responsable por lo acontecido.

“Favaloro se movía mucho en sulky”, aseguró y reconoció que desde hace tiempo venía planificando el viaje a caballo. Tras entrenar y preparar al animal durante meses, finalmente pudo concretar el sueño. El lunes, luego de 12 días de acampar o ranchear con algún “campero” que le tendió una mano, arribó a su pueblo natal. “Ahora voy a descansar porque vengo medio maltratado”, expresó y contó que “seguro compartiré un churrasco con los amigos y la familia”.

La historia de Miguel, que sensibilizado por la trágica pérdida de uno de los doctores más prestigiosos del país, resulta emocionante y deja asentado el ejemplo de un hombre sencillo que aún creé en la vida rural, en el honor y en los valores que guiaron su vida al de ser bienvenido al mundo por tal eminencia.


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