Así cubrí la pueblada de Cutral Co y Plaza Huincul, por Andrea Vázquez

FUI TESTIGO. Andrea Vázquez cuenta cómo realizó la cobertura de la revuelta popular de hace 20 años atrás en la comarca petrolera, donde se inició el movimiento piquetero en el país.

Así cubrí la pueblada de Cutral Co y Plaza Huincul, por Andrea Vázquez

“¿Es verdad que están cortando la ruta?”

“Sí, se van quedar. Dicen que no sale ni entra nadie y que no se van a mover”.

“¿Aguantarán? No creo, a la noche seguro que se van”.

Pero se quedaron.

El diálogo pudo repetirse en muchos hogares hace veinte años atrás. Y ése, para muchos, fue el principio del fin de la apatía, de la quietud y de la falta de movilización. Es que la desocupación ya se hacía carne y el hambre no esperaba. Entonces, esos pocos, se transformaron en cientos y luego en miles. Durante siete días.

A partir de ahí, todo se modificó. Las llamadas telefónicas se multiplicaban. Los viajes hacia la “torre” (de YPF en el ingreso a Huincul) ida y vuelta para ver cómo estaban los piquetes se repetían, al igual que al aeropuerto y hacia la ruta 17 tanto a Añelo como a Picún Leufú. Todos en la agencia Cutral Co, estábamos pendientes de lo que ocurría y no nos queríamos perder nada.

Ninguna metodología de trabajo como la conocíamos hasta el momento parecía servirnos. Todo empezó a cambiar porque la situación fue no sólo novedosa si no única.

La llegada de la ayuda de compañeros de agencia Neuquén nos permitió también aliviar no sólo el trabajo si no también el alma porque me era difícil transmitir lo que le pasaba al vecino, a la familia amiga, a los conocidos, lo que “nos pasaba” a todos. Los rostros, a veces irreconocibles por el hollín de las cubiertas y los pulmones llenos de humo pero también de coraje, fueron durante esos siete días, la postal permanente y eso teníamos que registrar y transmitir.

La bronca, el enojo, la indignación y el fin de la paciencia, se aminoraban con la charla, la ronda de mates con torta fritas, compartidas en los piquetes cuando llegábamos y todos nos preguntaban si sabíamos qué iba a pasar. Y nadie lo sabía.

Y llegó Gendarmería y con ellas la jueza Margarita Gudiño de Argüelles, quien cargaba sobre sus espaldas, la orden de desalojar la Ruta 22 y usar la fuerza. Aunque no a cualquier precio. La funcionaria, tuvo la claridad de saber que no era un grupo de personas que de manera caprichosa se instalaron en la vía nacional. Entendió que “estaba el pueblo” y por eso se declaró incompetente y se retiró.

Y luego llegó el entonces gobernador Felipe Sapag que, aunque le costó ir a la Ruta, terminó haciéndolo para finalmente avanzar con un acuerdo. Hubo abrazos, lágrimas, festejo, caravana. Y a partir de ahí, ninguno de los habitantes fuimos los mismos. Y desde entonces, tengo el orgullo de decir que trabajé en uno de los hechos más trascendentes que vivió la comarca petrolera, en un tiempo en que nada se sabía de redes sociales, ni de instantaneidad. Apenas algunos pocos con teléfonos celulares. Pasamos días de intenso trabajo, pocas horas de sueño pero con la satisfacción de sabernos testigos privilegiados de la manifestación popular que tuvieron las dos ciudades.

Ojalá que nos haya servido para crecer como sociedad.

Producción: Horacio Lara

Te puede interesar:

Así cubrí la pueblada de Cutral Co y Plaza Huincul, por Daniel Maschio

Así cubrí la pueblada de Cutral Co y Plaza Huincul, por Mario Rojas


Temas

Cutral Co

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios