Carniceros de Río Colorado en lucha

Piden profundizar los controles sobre los puentes para reducir al mínimo el ingreso de productos desde el lado de La Pampa y así poder recuperarse.

Evalúan bajar las persianas de sus comercios porque no pueden competir con los precios de La Adela.

Los pobres o directamente inexistentes controles sanitarios para impedir el paso de carne con hueso por los puentes que unen a Río Colorado con La Adela (La Pampa) mantienen en vilo a carniceros del lado rionegrino que ven peligrar sus fuentes de trabajo, debido a una diferencia de precios que consideran como “competencia desleal”.

Es por ese motivo que los comerciantes se unieron para comenzar un largo peregrinar por distintos estamentos oficiales buscando repuestas a los reclamos para que Senasa realice los controles correspondientes. El objetivo es disminuir al mínimo el paso de carne con hueso de una provincia a la otra, práctica que en teoría está prohibida.

Los carniceros consultados por este medio señalaron que desde hace aproximadamente un año, desde que dejó de funcionar la barrera en el puente interno que une a ambos pueblos, la merma en las ventas fue de un 60%. También se mostraron molestos por la falta de repuestas del Senasa, el organismo responsable de garantizar y certificar la sanidad.

“Nos dirigimos al presidente (del Senasa) Jorge Dillon, mostrando nuestra preocupación con respecto a los cientos de kilos de carne que se venden a diario en carnicerías de La Adela y pasan sin ningún tipo de restricciones por el puente hacia la ciudad de Río Colorado. Pero hasta ahora sólo recibimos algunas excusas que buscan justificar la zona liberada para el paso de carne”, comentó uno de los comerciantes.

No pueden competir

Según señalaron los carniceros, hace ya bastante tiempo que vienen siendo perjudicados en su actividad comercial ya que se les hace imposible equiparar los precios de los productos cárnicos que se ofrecen del otro lado del río. “Sabemos que la difícil situación económica del país hace que la gente busque precios, es totalmente lógico y lo comprendemos, pero la situación de la barrera sanitaria nos expone a una competencia desleal que nos perjudica muy gravemente”, comentaron los carniceros de la margen sur del río Colorado.

Para plantear lo complejo de la situación por la que atraviesan fueron un poco más allá al sostener que “esa diferencia en los precios está provocando que varios de nosotros estemos evaluando la posibilidad de bajar definitivamente las persianas de nuestros locales.

Una rápida comparación de precios a ambos lados del río permite apreciar hasta qué punto corren con desventaja. Un corte tradicional como el asado con hueso en La Adela se puede conseguir por $ 85 – $ 88 el kilo, mientras que en Río Colorado el promedio es de $ 135 a $ 140.

En general, la diferencia de precio en la carne que se vende en una u otra provincia ronda del 40 al 55% prácticamente en todos los cortes.

Hay que hacer la salvedad que la carne deshuesada se puede pasar sin inconvenientes de una ciudad a la otra ya que este producto no tiene prohibición alguna para su comercialización como sí ocurre con los cortes con hueso.

A ritmo lento

A pesar de las declaraciones recientes de funcionarios del Senasa y representantes de provincias ubicadas al sur del río Colorado reunidos en General Roca hace pocos días atrás, lo cierto es que profundizar los controles llevará un tiempo prolongado, a lo que habrá que sumar un mayor desembolso de fondos para contratar más personal dedicado a la tarea.

Mientras tanto, los carniceros riocoloradenses continúan quejándose de la vulnerabilidad que ofrece la barrera y el fuerte impacto que tiene sobre las ventas realizadas. El año pasado para esta fecha el promedio de ventas en cualquiera de las carnicerías de Río Colorado era de seis medias reses por semana. Hoy, en el mejor de los casos es de tres medias reses por semana, apenas unos 300 kilos de carne de lunes a sábado.

“Estamos perdiendo plata, la venta clandestina ilegal no afecta tanto como el paso indiscriminado de carne por los puentes”.

Norberto Melo, uno de los carniceros afectados por la situación.

Datos

“Estamos perdiendo plata, la venta clandestina ilegal no afecta tanto como el paso indiscriminado de carne por los puentes”.

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