Ballena Azul: las responsabilidades de los adultos y del Estado

Una adolescente de Misiones acude a una cita pactada por Facebook y es violada por cuatro varones. En Trelew, otra chica de apenas 13 años fue “desafiada” a pelear por una supuesta rival y terminó asesinada a balazos por una mujer mayor. En San Juan, se produjo el primer caso en el país de un chico internado en grave estado por el desafío de “la ballena Azul” que ha provocado suicidios de jóvenes en todo el mundo. Esta semana, el uso de las redes sociales y los riesgos que entrañan para los jóvenes y adolescentes estuvo en el foco informativo.

“Río Negro” dialogó con Hernán Navarro, Director de la ONG Grooming Argentina, quien llamó a una mayor participación de la sociedad y el Estado para construir una “ciudadanía digital”que evite nuevas víctimas.

P- Usted prefiere hablar de reto, no de juego, en este tema de la “ballena Azul”.

R- Prefiero llamarlo el reto de la ballena azul, porque no es un juego, si no estamos fomentando algo que parecería lúdico y no lo es en absoluto. El objetivo es que el pibe llegue al suicidio, con 50 retos diarios, el último de los cuales es matarse.

P- Tras el primer caso en el país, ¿es para preocuparse?

R- Si, hay una conmoción muy grande, pero no deberíamos caer en la psicosis. Desde el primer caso en San Juan no hemos parado de recibir consultas. Sabemos por el ministerio público de la Ciudad de al menos cuatro casos constatados de chicos de 12 a 16 años que han estado implicados en esto, nos ha llegado información de otro caso en Tucumán… es para preocuparse.

P-¿Y ante esto que hacer?

R- Quiero poner de relieve esto que pasa entre los chicos y las redes sociales: nosotros trabajamos desde hace tiempo desde la detección temprana, en las comunidades educativas, en el territorio, articulando con diferentes actores. Pero necesitamos la acción del Estado, somos la ONG referente en el país, pero eso no sustituye en ningún caso las herramientas y recursos que tiene el Estado.

P- ¿Que herramientas y recursos debiera aportar el Estado?

R- En primera instancia, una política pública de nivel nacional, que permita abordar estas situaciones de grooming y nuevas tendencias desde los establecimientos educativos. No hay hoy una política que vaya en la dirección de construir lo que nosotros denominamos una “ciudadanía digital”. Estamos ante una brecha digital coloca a los pibes de un lado, que son nativos digitales, y al mundo adulto en otro. No sólo hablo de los papás y mamás, sino de los operadores de la Justicia, fuerzas de seguridad, de la comunidad educativa, académica, etc. Diseñar una política pública de una construcción de ciudadanía digital responsable, que armonice las miradas y pueda empoderar a los pibes y también al mundo adulto. Porque las redes han empoderado al individuo, pero el acceso masivo de los chicos ha puesto en jaque al sistema.

P- Usted habla de cambio de paradigma…

R- Estamos ante un momento histórico, de romper con este paradigma. Las ONG nos sentimos un poco solas, debemos complementar, pero no sustituir la acción del estado. Vamos por la erradicación de estas situaciones. Lo primero es la detección temprana, la prevención dentro del territorio.

p- Hoy es imposible pensar en adolescentes sin acceso a las redes e internet. ¿Qué se hace?

R- El tema pasa por involucrar al mundo adulto en las redes. La responsabilidad es del mundo adulto. Nadie dijo que iba a ser fácil ser padre. Y las nuevas tecnologías vienen a dificultar aún más la crianza y enseñanza de los pibes. Ver qué pasa con los chicos y sus entornos digitales, cómo se vinculan entre ellos, porque ellos no perciben otra vida que no sea ésta. Necesitamos aggiornarnos a esa mirada, como adultos.

P- Esta semana hubo otros casos terribles de grooming ¿Qué se puede hacer ante estas situaciones desde la sociedad?

R- Sentimos que los casos van en aumento, pero no se denuncian, muchas veces por desconocimiento. Los padres saben que hay perversos, loquitos, pedófilos, pero no le ponen un nombre. Los chicos, incluso las víctimas, no hablan con los padres, no se animan a decirles algo que les han enviados, que les han pedido o acosado. La mayoría de las denuncias que recibimos como ONG son de los propios chicos. Cuando las analizamos nos encontramos con celulares sin contraseña, con la tablet sin contraseña, o le sacan el dispositivo. No saben lo que hacen los chicos: el mal uso de la tecnología y las redes está convirtiendo a los chicos en víctimas. Ellos, por edad, no advierten los peligros de la red; los adultos tenemos que construir el uso responsable de las redes, activar los mecanismos de seguridad en la web y las prácticas saludables de estas tecnologías. Están los roles invertidos: hoy son los chicos quienes explican las redes a los padres.

P- La frontera entre supervisión e invasión de la privacidad de los chicos es muy tenue…

R- No son sinónimos, hay que supervisar teniendo claro cuándo algo es público o privado. No se trata de ponerse a controlar todo lo que hacen los chicos en las redes, pero sí charlar todos los días, tener un rol presencial efectivo, generar confianza para que sean los propios pibes los que detecten por sí mismos qué situaciones pueden ponerlos en peligro, qué conductas son saludables y cuales no en este nuevo entorno digital.

¿A qué debería estar atento un adulto?

A los indicadores, que siempre se dan a conocer. Muchas veces no desde la expresión sino del silencio.

Un padre tiene que saber cuando a su hijo le pasa algo raro, fuera de lo normal.

No confundir procesos naturales de cierta edad con indicadores de abuso o grooming, conductas que llaman la atención: como cambios repentinos de conducta, fluctuaciones de humor, chicos conectados toda la noche, etc .

La protección pasa por la atención como familia y de los adultos responsables todos: docentes, por ejemplo. La comunidad educativa es clave en la prevención, de detección temprana de estas situaciones.

¿Qué hacer si hay indicios de grooming?

Generar espacios de diálogo sobre la actividad que realizan en internet.

Definir en familia el modo de relacionarse en las redes sociales, promoviendo el diálogo con personas que conozcan fehacientemente.

No negar el acceso a internet o redes sociales. Esto significa desaprovechar una herramienta muy rica para su crecimiento personal y fomenta su uso a escondidas.

Recordar que los mismos cuidados y precauciones que se tienen en la calle hay que tenerlos en la web

Si tiene dudas o quiere hacer una consulta comuníquese con la Unidad Fiscal especializada en Ciberdelincuencia: 54 11 5071-0040

“Quería limpiar

a la sociedad”

El ruso Phillipp Budeikin, de 21 años, está acusado de ser el creador del desafío de la Ballena Azul, que induce a los jóvenes que participan al suicidio.

El joven, que está detenido desde el 15 de noviembre de 2016, habló ayer con la prensa y confesó: “Quería limpiar a la sociedad de aquellos que le harían daño”, dijo, desafiante.

Budeikin aseguró que había catalogado en dos grandes grupos a las personas que participaban en las primeras versiones del “juego”: gente y “residuos biodegradables”, dijo en una entrevista con el portal Saintpetersburg.ru.

Budeikin, que había sido expulsado de la carrera de Psicología, explicó que creó el reto en 2013 bajo el nombre F57, uno de los nombres del “grupo de la muerte” de la red social VKontakte, similar al Facebook.

Sobre quienes se suicidaron durante la etapa final del reto, que se difunde a través de redes sociales o Whatsapp, Budeikin dijo: “Murieron felices. Les di lo que no tienen en la vida real: calidez, comprensión y comunicación”. Aunque negó que hubieran 130 fallecidos. “Fueron 17.

“No se trata de ponerse a controlar todo lo que hacen los chicos en las redes, pero sí charlar todos los días, generar confianza”.

Hernán Navarro, director de la ONG Grooming Argentina.