Miguel Correa sueña con ir a Londres

Su hermano Javier es principal referencia para su gran pasión.

GRANDES PALISTAS

El canoaje en la comarca es la cuna de grandes palistas y siempre se recicla. Muchos chicos que entrenan en distintos clubes sueñan con las competencias de alto rendimiento. Como alguna vez lo hizo Miguel Correa cuando a los ocho años soñó con las olimpíadas y lo logró. El sueño se cumplió por segunda vez pero la meta es lograr una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres.

El río Negro ofrece el mejor escenario para la práctica de este deporte que vio nacer la carrera de Miguel Correa. El viedmense junto a su compañero Rubén Rézola cumplen con los últimos entrenamientos en Santa Fe de cara a las olimpíadas que se realizarán en julio de este año en Inglaterra.

“El objetivo en los juegos es el K-2, con Rubén nos entendemos muy bien, estamos dando todo para llegar y dar lo máximo”, sostuvo Miguel. Para el más chico de la dinastía Correa será su segunda participación en las Olimpíadas. En Beijing 2008 lo hizo en K-1 en la distancia 500 y 1.000 metros quedando eliminado en semifinales. Pero avisa: “ahora tengo cuatro años más y uno va con otra cabeza. Este evento ya lo viví y eso te da más tranquilidad para enfrentar lo que venga. Además con mi compañero de bote ya tenemos más experiencia y eso nos da mucha tranquilidad”, explicó Miguel.

Después de Beijing el cansancio y el desgaste lo llevaron a dejar el canoaje pero sólo duró dos años porque en el 2010 volvió en un Nacional y ganó en los 200 metros para que se abran las puertas del equipo argentino. “Tantos años entrenando el físico no pierde la memoria. Costó recuperarlo pero no por mucho tiempo. Creo que abandonar este deporte no es fácil”, cuenta.

Hace 20 años que arrancó su amor por el canoaje. Por supuesto que sus hermanos lo motivaron pero el río con sus escenarios en las diferentes costas hicieron el resto para que se convirtiera en su pasión.

“Crecí con este deporte. Primero fue un juego, los miraba a mis hermanos y me gustó. Después llegaron las competencias y me gustó mucho más”, sostuvo el palista viedmense. Pero la inspiración de Miguel Correa fue completa cuando su hermano Javier llegó a los Juegos Olímpicos en Sydney 2000 y Atenas 2004. “Pensé que si él lo podía hacer, porque no yo. No me siento presionado por tener más o menos que mí hermano. El es mi referente como para muchos chicos del canoaje argentino junto con Abelardo Strum”. El nacimiento de su pasión tiene un motivo más, el contacto con el río Negro. “Estar remando todos los días al lado de los paisajes más hermosos y que mi trabajo sea todo el tiempo en el agua no se cambia por nada. Nunca me pude despegar. Si no estoy remando, me baño y cada vez que viajo extraño al río”, comparte.

El sueño de Miguel Correa junto a otros deportistas del país está en marcha. La ilusión de llegar a las olimpíadas se cumplió y ahora la meta es competir por una medalla en Londres.

“Estar remando todos los días al lado de los paisajes más hermosos y que éste sea mi trabajo es más que formidable”, admite Miguel.


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