Ni las nevadas del invierno quebraron la larga sequía

La nieve cubrió a mediados de julio las ciudades del sur de la región, pero las precipitaciones no fueron constantes.

El viernes 14 de julio la nieve cubrió las ciudades de la cordillera del sur de Río Negro y Neuquén. El blanco dominó al día siguiente el paisaje de los cerros pero también complicó las calles y las rutas. El domingo temperaturas extremas que en Bariloche llegaron a los históricos 25 grados bajo cero congelaron todo. Sin embargo, dos meses y medio después la acumulación de nieve en las montañas está por debajo de la media, y no hay indicador que permita suponer que terminó la sequía en el norte de la Patagonia.

“Seguimos en un año seco”, le dijo a “Río Negro” el secretario Operativo de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, Julio Porrino.

Según las mediciones que el organismo obtiene de su red de estaciones hidrometeorológicas, recién en agosto la acumulación de nieve en la alta montaña superó la media histórica en ciertos puntos, como la zona de Villa La Angostura, pero siempre muy lejos de las marcas máximas.

En el norte neuquino, reconoce Porrino, las condiciones de acumulación de nieve son mejores, aunque tampoco como para quebrar el ciclo. Ese extremo de la provincia sufre una larguísima sequía que también se hace notar en el río Colorado.

“El escenario es muy parecido al del año pasado” para la operación de las presas y los embalses que regulan los caudales hacia los valles, aseguró el funcionario de la AIC.

“Hay más nieve pero también hay menos agua en los embalses”, añadió.

Las cinco presas que hay sobre el curso del río Limay (con tres importantes embalses) y las cuatro obras de contención y desvío, y los dos lagos que conforman el complejo Cerros Colorados, terminan regulando el caudal con el que los ríos Neuquén y Limay conforman el Negro.

En verano, debe haber suficiente agua en el Neuquén para abastecer el sistema de riego del Alto Valle, que nace en Contralmirante Cordero y termina al este de Villa Regina. De esta cuenca también se nutren otros esquemas de irrigación más pequeños, como el de El Chañar.

El Limay abastece sencillas redes de riego desde Arroyito hasta Plottier.

Pero también es importante en el verano que en los valles haya agua suficiente para fines recreativos y de consumo humanos, pero no en exceso para evitar que, en tiempos de producción, la napa suba demasiado, lo que dañaría las raíces de los frutales.

El embalse de Alicura, que es muy sensible a los vaivenes de la generación, arranca esta primavera con el embalse lejos del mínimo. El verano pasado hubo días que en la zona de Confluencia Traful se tenía la sensación de que se podía cruzar de orilla a orilla a pie.

En Piedra del Águila, cuya capacidad de reserva es enorme, el nivel del agua está a centímetros de su máximo normal.

Pero en El Chocón es el revés: la marca actual está más cerca del mínimo que del máximo.

“La nieve fue más propicia para el esquí” que para acumular recursos en la montaña, reconoce Porrino. Es más: en la nevada de mediados de julio era sorprendente que hubiera más acumulación en la base que en muchas cotas altas del cerro Catedral. Lo saben bien los esquiadores.

Objetivos

A pesar de que las condiciones no cambiaron drásticamente, en la AIC consideran que en el verano se va a poder cumplir con los caudales mínimos aguas abajo de las presas.

Aunque hay algo más de nieve que en el sur (la estación Buta Mallín, al oeste de Andacollo, casi límite con Chile, tiene niveles de acumulación superiores a la media), en el norte de la cuenca, donde nacen los ríos y arroyos que conforman el Neuquén, la sequía se mantiene.

“Aun con hipótesis conservadoras, creemos que se logrará cubrir los requerimientos de riego”, sostuvo Porrino.

Hoy la presa El Chañar, que regula el caudal con el que el río Neuquén llega al dique Ballester, deja pasar 110 metros cúbicos por segundo. Y a la cabecera del sistema Cerros Colorados llegan poco más de 200, lo que indica que buena parte queda en los embalses.

La idea es que en el verano esos 110 metros cúbicos por segundo lleguen a 130 y, si la primavera es generosa en lluvias, llevarlos a 160, según las previsiones de la AIC.

En el pronóstico

aparecen más lluvias

Las precipitaciones de esta primavera estarán por encima de la media, lo que sería una excelente noticia si no fuera porque las lluvias no suelen ser importantes en esta época del año.

Esta condición de mayores lluvias se espera más en la zona norte de Neuquén que en el sur cordillerano de Río Negro.

Pelo de agua

¿Cómo hace la Autoridad de Cuencas para medir la acumulación de nieve en la alta montaña?

El método es más mecánico que electrónico, pero igual asombra.

Unas almohadillas de láminas de acero inoxidable que son fácilmente “abollables”, llamadas “snow pillow” (almohada de nieve), se llenan de una mezcla de agua y alcohol.

De cada una parte un conducto que lleva el líquido a un tubo: cuanta más nieve se acumula sobre las almohadillas, más sube el nivel del tubo. Hay un sensor que registra ese cambio de altura.

Son estructuras que están a cientos o miles de metros sobre el nivel del mar. Las llaman “abrigos de alta montaña”. La estructura genera energía solar y la acumulan en baterías. Gracias a ello pueden transmitir la información mediante un satélite a las oficinas de la Autoridad de Cuencas en Cipolletti.

Hay estaciones ubicadas en puntos muy altos, como Buta Mallín, cerca de Andacollo, a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar. Y otras, como Cerro Mirador, hacia el este de Villa La Angostura, a 1.261.

Los abrigos

de alta montaña

Ríos y meteorología

Datos

6,3 metros
de altura creció entre 2016 y 2017 el nivel del agua en el embalse de Piedra del Águila. Equivale a 1.800 hm³.
2,53 metros
se redujo respecto del año pasado la altura del agua en el embalse de El Chocón. Hay este año 1.716 hm³ menos.

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