Recordarán a las víctimas de Zainuco

“Estamos aún bajo la impresión dolorosa de lo acaecido a consecuencia de la evasión de presos, esas víctimas de la sociedad, representada por el gobierno, (que) condena a sufrir fuertes penas en los antros inmundos llamados cárceles.”

Así comenzaba la crónica publicada el 23 de mayo de 1916 por el diario Neuquén, fundado por Abel Chaneton en 1908, en la que se relataba la fuga de un grupo de hombres de la Unidad 9, Prisión Regional del Sur. El 30 de mayo ocho de ellos fueron fusilados por la policía en el valle de Zainuco, a unos 16 kilómetros de Primeros Pinos. Sus restos insepultos permanecen allí. La denuncia de la masacre que realizó Chaneton le costó la vida: fue asesinado el 18 de enero de 1917.

Cien años después, el sitio será señalizado con una escultura que llevará los nombres de las víctimas, no por iniciativa de los estados nacional ni provincial que jamás realizaron la búsqueda de los cuerpos, sino por representantes de las universidades del Comahue (UNC) y de Río Negro (UNRN), junto a la asociación Zainuco.

El profesor Fernando Casullo (UNRN), uno de sus miembros, sostuvo que “siempre es mucho más difícil que formen parte de un panteón de héroes locales los internos fugados de la U9”.

La cárcel, precisó Casullo, nació en 1907. Funcionó en un principio en la comisaría ubicada en la calle Olascoaga y en 1911 se mudó al actual edificio de Entre Ríos 303. “Hasta la década del 30 va a funcionar sin cerco perimetral, con lo cual en realidad la fuga de Zainuco es muy resonante, porque se fugan todos, porque en el recorrido es asesinado el ingeniero Plottier, pero en realidad las fugas eran permanentes. Es una prisión que tiene mucha precariedad material que funciona en una sociedad muy masculina, con un costado muy violento. La gran mayoría de las causas que se tramitan en la Justicia son de violencia interpersonal y de alguna manera funciona como un elemento de orden social, pero sin el costado tremendamente disciplinador y panóptico que tiene para la fecha la prisión de Ushuaia”, aseguró.

Remarcó que se trataba de una prisión “regional, alejada, desfinanciada, con muchísimos casos de enfermedad, las condiciones eran muy malas para los internos.” Sobre los delitos por los que eran encarcelados, Casullo mencionó: riñas, hurtos, homicidios y lesiones. “El interno era de un perfil fuertemente extranjero, de Chile sobre todo, jóvenes, solteros y jornaleros”. Hay un costado clasista en el recorrido de Zainuco, que sigue siendo uno de los elementos para entender por qué están tan invisibilizados”.

En cuanto a la figura de Chaneton, Casullo sostuvo que “denunció la brutalidad policial en Zainuco, pero también contó todo lo que tiene que ver con las malas condiciones de habitabilidad de los internos en la cárcel, lo que produjo urticaria en la elite local”.

Actividades por el centenario

Hoy, a partir de las 19, se realizará en el salón Azul de la Universidad Nacional del Comahue (UNC) una charla debate titulada “Represión, memoria y ficción teatral.”

Disertarán el dramaturgo y docente de la UNC, Alejandro Finzi, el director de Departamento de Historia de la facultad de Humanidades, Pablo Scatizza, el director de las carreras de Criminología y Ciencias Forenses y Seguridad Ciudadana de la Universidad Nacional de Río Negro, Fernando Casullo, y Victoria Naffa, en representación de Zainuco, organización que defiende los derechos de las personas privadas de su libertad.

La charla dará inicio a una serie de actividades durante 2016 con motivo de la conmemoración de los 100 años de la masacre de Zainuco y del asesinato del periodista Abel Chaneton, que se cumplirá en 2017.

La obra de hierro que se colocará en el sitio estará a cargo del escultor Ricardo Coniglio, y hacia fin de año está prevista la elaboración de un libro.

José Cancino (16 años), Nicolás Ayacura (30), Fructuoso Padín (24), José López (22), Antonio Stradelli (30), Tránsito Álvarez (28), Francisco Cerdá (22) y Desiderio Guzmán.

8 víctimas