Lo mejor del punk argentino estuvo en Plottier

Attaque 77 puso todo sobre el escenario.

NEUQUEN (AN).- Noche helada. Un frío seco que corta, congela sin espasmos. El viento arremete para incrementar el estado «freezer» que castiga el lugar. De repente decenas de jóvenes quedan con el torso desnudo, como desafiando caprichosamente las condiciones climáticas. Pero ese no es el motivo, sino que sobre el escenario está Attaque 77.

El contexto es extraño, inusual y sumamente heterogéneo. Seres de cabellos largos y tachas que le rodean la cintura, se mezclan en la multitud con lindas adolescentes con formato de muñecas «Barbie». ¿Ese será el estilo Attaque? Quizá sea ese, la heterogeneidad.

Miles y miles de personas -como pocas veces se vio- cantaron y deliraron con las canciones, viejas y nuevas, de este grupo de punk que parece no sufrir el paso del tiempo y del acartonamiento. Siempre con alguna que otra fusión, incursionando en ritmo como el reggae y el rock pesado.

El espectáculo se realizó n el marco de la Expo Plottier que inauguró el jueves.

El predio ubicado entre la calle Libertad y las vías del ferrocarril a punto estuvo de quedar reducidos en cenizas por la potencia y el vértigo que le imprimió a la noche del viernes Attaque. Arrancaron con «No te quiero más», «El cielo puede esperar», como para calentar máquinas. El suelo comenzó a hervir cuando Ciro -camiseta negra, con una señal contra el nazismo- dijo que iba a cantar una para «homenajear a los 30 mil desaparecidos en la dictadura militar», y escupió como nunca «Canción inútil», con un encendido punteo del «violero» Mariano Martínez.

«Morbo porno» forma parte de la última placa del grupo y fue una de las más aceleradas, con bases en guitarra, pero con una fuerza enorme desde la batería de Leo De Cecco. Llegó el hit «Angeles caídos» y el infierno -vaya paradoja- estuvo cada vez más cerca.

«Cuál es el precio» cae con una dosis de punk un tanto light, aunque su letra -una marca registrada del conjunto- tiene un alto contenido social – «La Coca Cola es un veneno…», «casi todo es negociado…»-. Se escucha decir al pelado que sacará un tema que más que cantarlo le gusta dedicarlo, y aparece «Amigo», un hit impecable. Luego el estribillo que brama «yo volveré a las calles, se que mi barrio esperará» y en el llano una pelota humana rebota sin parar.

No paran de aparecer los hits y a esta altura a nadie le importa que el equipo de sonido no sea de excelencia, o que a algunas personas de seguridad se les haya pasado la mano. «Queremos punk», grita desde el alma un me

lenudo con pinta de desaforado. Y caen «Rebelde», «una historia promiscua, un tanto degenerada», un par de temas en inglés y luego la mejor parte del espectáculo.

Ciro tira flores a los pies de los obreros de Zanon, reivindica su lucha y les canta -por primera vez en público- «Setentistas», una canción que escribieron pensando en los ceramista y que forma parte de su última placa. «Donde las águilas se atreven», «Echo fuego» y «Chicos y perros» le abren camino a los más cantados y sentidos de la noche.

Aparece el recuerdo de Gilda, le sacan telarañas a «Hacelo por mí» y el «Dame fuego» que hizo famoso Sandro fue un buen cierre para lo que se tornó una real hoguera.

Anoche y al cierre de esta edición, se presentaba sobre el escenario Vicentico, el ex líder de los Fabulosos. También la Expo elegía a la nueva soberana del evento.


NEUQUEN (AN).- Noche helada. Un frío seco que corta, congela sin espasmos. El viento arremete para incrementar el estado "freezer" que castiga el lugar. De repente decenas de jóvenes quedan con el torso desnudo, como desafiando caprichosamente las condiciones climáticas. Pero ese no es el motivo, sino que sobre el escenario está Attaque 77.

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