Puerto Patriada: espectacular aventura en kayak a 26 km de El Bolsón

Al norte de Chubut, las travesías a puro remo son atraen a locales y visitantes en el cristalino lago Epuyén, a 14 km de El Hoyo y 26 de El Bolsón. Incluyen dos escalas para chapuzones, delicias regionales, caminatas, miradores y cascadas en un emprendimiento familiar que se convirtió en un clásico.

Cada día, alrededor de las 11, un grupo de turistas parte a la aventura desde Puerto Patriada, en el norte de Chubut, a 14 kilómetros de El Hoyo y a 26 de El Bolsón. A puro remo, avanzan en el cristalino lago Epuyén en el corazón de la Comarca Andina, con montañas en el horizonte y truchas abajo.

La imagen la tomó Andrés, de Uruguay, que la compartió con el grupo con el que hizo la travesía en Puerto Patriada.

Guiados por Pedro Simcic (30) con la asistencia de su hermano Francisco (26), reman unos 45 minutos hasta la primera parada sobre una espectacular playita de pendiente gradual.

Cristalino. El lago sorprende a los visitantes en la Comarca Andina.

Allí será el tiempo de chapuzones, caminata hasta el mirador y charlas de cara al lago. Luego llegará el momento de disfrutar de unos sandwiches de churrascos con tomates, lechugas y huevos caseros de la huerta, todo a cargo de Miguel, el padre. Moira, la madre, aporta el pan casero y unas horas después se lucirá con los scones y los dulces para el mate de la tarde.

Escala para almorzar sanwichitos de churrasco con las hortalizas de la huerta del emprendimiento familiar.

Pero antes, luego de la primera escala, todos vuelven a las embarcaciones para cruzar el lago y remar hasta el próximo destino, otra playita de apenas 100 metros, donde los más valientes se tiran desde las rocas al agua, que aquí sí es de profundidad abrupta.

Solo para valientes. Chapuzón saltando desde las rocas en el lago Epuyén.

¿Qué sigue? Una caminata hasta una cascada y un arroyo y más tarde llegarán los mates acompañados con las delicias prepadadas por la mamá de los capitanes de la expedición, que amanece entre las cinco y las seis para tener todo listo, tupers del almuerzo incluidos.

Segunda escala. Mate y delicias regionales en Puerto Patriada.

Ella y Miguel están jubilados (él como docente de educación física, Moira como profesora de inglés) y felices de ser parte de este emprendimiento familiar que encabeza Pedro y cada vez gana más adeptos en el sector norte de un lago ubicado a 300 msnm, de temperatura superior a los 15 °C, unos tres kilómetros de ancho y aproximadamente 150 metros de profundidad máxima, que ocupa unas 1.700 hectáreas.

El chapuzón desde la cámara subauática del guía Pedro Simcin, que les comparte la foto a los participantes.

Es el primero de los que desagua en el lago Puelo y tan cristalino porque lo alimentan arroyos sin turbiedad. Todo comenzó en 2009 y con los años han ido perfeccionando la oferta y también la comunicación en redes. Podés seguirlos en Puerto Patriada Kayak y disfrutar de sus fotos y videos, como hacen a diario miles de seguidores.

¿Quién se le anima a la cascada?

Una agradable rutina
En cada salida los grupos abordan seis kayaks dobles y las duplas se arman de acuerdo con el nivel. Luego de una breve charla introductoria de Pedro (no es necesaria experiencia previa) salen y los guías están atentos al oleaje para elegir el curso y dar indicaciones cuando advierten que es necesario.

Si sopla mucho viento, se suspende el cruce del lago y la travesía continúa por la misma margen de la salida. Más de una vez han rescatado a desprevenidos que se mandan en sus kayaks y las ráfagas les complican el regreso.

Remando cerca de la costa. Cuando hay viento no se alejan mucho de la orilla.

Por eso, si hay viento, no se alejarán más de 50 metros de la costa. Si está planchado, cruzan el lago y la visibilidad llega a los 20 metros de profundidad. La excursión, que también incluye el seguro, los equipos y el chaleco, cuesta 1800 pesos por persona.

Maravilla de la Comarca Andina.

“Muchos son extranjeros –señala Miguel–. Hemos tenidos franceses, austríacos, suizos, ingleses, alemanes, españoles, estadounidenses, entre otras nacionalidades. Un día, me acuerdo bien, había gente de siete países distintos, uno de Cabo Verde. Todos se van maravillados por estos paisajes. Y también porque les gusta cómo nos abrimos los argentinos, como socializamos enseguida. Y algunos se animan a tomar mate. Incluso un alemán se lo llevó a Pedro a Europa para que trabajara de tractorista en su campo, todo legal”.

Claro que también hay argentinos. Muchos llegan desde los hostels de El Bolsón en el colectivo La Golondrina hasta El Hoyo.

Planchado y espejeado. Un gran contraste con los días de viento y olas.

“Siempre tratamos de ponerle energía a la travesía, planteamos desafíos como quién es el primero en tirarse al agua o animarse a la cascada. Y notamos que hay muy buena onda en los grupos. Incluso hay familias que lo repiten. Por ejemplo, una familia de Necochea vino tres días seguidos”, cuenta Pedro, que es guía superior de trekking y trabajó tres años en el Aconcagua. Su hermano Francisco se recibió en Mendoza de técnico superior en Conservación de la Natauraleza y de profesor de Educación Física en Córdoba. En el verano, se suma a este emprendimiento familiar que cuenta con las habilitaciones municipales y provinciales correspondientes para el servicio que ofrecen..

Y mientras unos vuelven a repetir la experiencia, otros vuelcan sus comentarios en las redes sociales o Tripadvisor y recomiendan la experiencia por su atractivo mix: el paisaje, el agua cristalina, la aventura, la comida casera y la onda familiar.


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