Cartas: Pandemia o pandemónium

Cuando comenzó la cuarentena en todo el país, muchas actividades sociales se han visto perjudicadas notablemente: el comercio, la industria, el turismo, etc. Sin embargo, las más importantes, la crisis de la educación y la no concurrencia de los alumnos a las escuelas, no han sido analizadas por parte de las autoridades educativas provinciales y nacionales, como realmente se merecen, porque sus consecuencias se verán en un futuro no inmediato y no afectan la economía de hoy.

Hemos visto los esfuerzos que han hecho las autoridades ya citadas, a través de todos los medios de difusión, para hacernos creer que la televisión, un celular o una computadora pueden educar a una persona. Evidentemente no conocen el origen y significados de la palabra “educar”. Para sacarlos de su ignorancia, transcribo una de las definiciones extraída del Diccionario de la Real Academia Española:

Educar: “Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.”.

Con el mismo objetivo, transcribo algunos de los sinónimos de la palabra educar: adiestrar, avezar, entrenar, acostumbrar, ejercitar, encaminar, formar, alfabetizar, instruir, cultivar, pulir, etc.

Como puede observarse, la definición y todos los infinitivos de los verbos citados nos dan la idea de que para se concreten sus enunciados deben existir dos o más personas, pero lo que es más importante es que el contacto entre el que enseña y aprende debe ser directo.

La palabra “alumno” aparece en nuestro idioma aproximadamente en el 1605 y su definición fue y es la siguiente: “Alumnus”: persona criada por otra. Está de más decir que cuando queremos criar como corresponde a alguien (criatura) el contacto debe ser social, físico, psíquico y sin intermediaciones.

Al desaparecer, en las escuelas de todos los niveles, esta relación cercana del educador y con el educando, la esencia del acto educativo, tristemente lo afirmo, ha desaparecido. No oiremos más, en el aula, frases como: “No entendí, profe”, “¿Puede explicar de vuelta?”.

También se ha desvirtuado la esencia de la escuela pública, que fue creada para que todos sus alumnos tuvieran las mismas oportunidades.

En estos momentos no todas las familias tienen internet, celulares modernos, y algunos alumnos viven en lugares donde las comunicaciones no llegan. Los padres se ven desorientados porque, si se puede, deben realizar junto con sus hijos tareas de matemáticas, lengua, química, ciencias sociales, geografía, etc.

Por último, a mis colegas les digo que no se dejen convencer sobre “las ventajas” de esta “instrucción a distancia”, porque la educación es otra cosa. Quizás en un futuro los docentes seremos reemplazados por máquinas, con el peligro de que los alumnos piensen, actúen, decidan, todos por igual (hay mucha gente que está de acuerdo con ese “tipo de igualdad”), y ustedes perderán su invalorable trabajo.

Humberto Gustavo Zappala

DNI 11.372.473

Viedma


Cuando comenzó la cuarentena en todo el país, muchas actividades sociales se han visto perjudicadas notablemente: el comercio, la industria, el turismo, etc. Sin embargo, las más importantes, la crisis de la educación y la no concurrencia de los alumnos a las escuelas, no han sido analizadas por parte de las autoridades educativas provinciales y nacionales, como realmente se merecen, porque sus consecuencias se verán en un futuro no inmediato y no afectan la economía de hoy.

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