Así escribe la ganadora del Nobel, Louise Glück

Algunos hermosos libros de la poeta galardonada este año con el mayor premio literario se consiguen en el país. Austeridad es quizás el término que mejor la describe. Pero también íntima y muy accesible. Una autora para tener muy en cuenta.

Como ocurre cada vez que se conoce la elección de la Academia Sueca para el máximo galardón de las letras, la noticia de la poeta estadounidense Louise Glück despertó muy buenas repercusiones que destacaron “la elegancia” de su obra.


Para la escritora argentina Marina Mariasch “Glück escribe en la tensión entre prudencia y desmesura. ‘Nací prudente’ abre un poema de ella. Mantiene la prudencia de cierta poesía norteamericana, con puertas de acceso, sin mucho exceso. Glück me gusta ahí donde la fruta se pasa y toma un gusto y un color extraño”.

El chileno Diego Zuñiga, señaló que “es cierto que la poesía parece estar relegada a la narrativa, pero eso es solo por cómo opera el mercado. En términos estrictamente literarios, la poesía nunca ha dejado de estar en un primer plano.

Conocedor de la obra de poeta estadounidense, Zuñiga contó que “hay algo en su transparencia, en su claridad, que me resulta muy atractivo. Son poemas más bien tradicionales que de pronto, en un punto, se quiebran: un verso, una imagen, un sonido. La voz de Glück casi siempre logra crear una intimidad con el lector que le permite avanzar lentamente hasta conseguir algún hallazgo, alguna epifanía, aunque sin estridencias”.

Para la escritora Mariana Enriquez, reciente ganadora del Premio de la Crítica literaria española por su novela Nuestra parte de noche, es “junto a Anne Carson una de las poetas -que conozco- más notables de lengua inglesa”. “Creo que es un premio sin ‘mensaje’ y sin controversia, es un premio bien literario, un reconocimiento a su enorme talento. De lo que leí, que no es todo, mí libro favorito es Averno. Usa mitos -específicamente el de Perséfone- para hablar de miedos y dolores actuales. Está traducido”.

Obama, por entonces presidente, le entregó un premio en 2016.


Para el poeta Santiago Llach, organizador del Mundial de escritura, “Glück es una poeta dura, cruda. La fuerza de su lírica es antilírica; prefiere la compresión verbal. Mezcla confesión autobiográfica con referencias a la mitología clásica y produce esa sensación incómoda que produce la mejor poesía moderna: uno no entiende bien qué es eso que está leyendo”.


El deseo



¿Te acuerdas de cuando pediste un deseo?
Yo pido muchos deseos.
Cuando te mentí
sobre lo de la mariposa.
Siempre me pregunté
qué pediste.
¿Qué crees que pedí yo?
No sé. Que volvería,
que al final de alguna manera estaríamos juntos.
Pedí lo que siempre pido.
Pedí otro poema.
(De Meadowland, 1996, traducción de Berta García Faet)


Madre e hijo


Todos somos soñadores, no sabemos quiénes somos
Nos hizo alguna máquina; la máquina del mundo, la familia unida.
Y de vuelta al mundo, pulidos con brusquedad.
Soñamos; no nos acordamos.
La máquina de la familia: un pelaje oscuro, el bosque del cuerpo de la madre.
La máquina de la madre: una ciudad blanca dentro de ella.
Y antes de eso: tierra y agua.
Musgo entre las rocas, trozos de hojas y pasto
Y antes, células en una oscuridad absoluta
Y antes de eso, el mundo sin revelar
Para esto nacemos: para callarnos
Células de mi madre y mi padre, es su turno:
sean el eje, el fundamento, la obra maestra
Yo improvisé, nunca me acordé.
Ahora es su turno para dejarse llevar.
Vos sos el que ahora exige respuestas.
¿Por qué sufro? ¿Por qué hay cosas que no entiendo?
Células en una oscuridad absoluta. Nos hizo una máquina.
Es tu momento para sumergirte, para volver a preguntar
¿Para qué existo? ¿Para qué me hicieron?
(Traducción de Florencia Gueler)


Como ocurre cada vez que se conoce la elección de la Academia Sueca para el máximo galardón de las letras, la noticia de la poeta estadounidense Louise Glück despertó muy buenas repercusiones que destacaron “la elegancia” de su obra.

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