«Me da tranquilidad el respaldo de la comunidad»

La esposa del intendente Quiroga se refirió a las pintadas xenófobas en su contra, sin antecedentes en la provincia

NEUQUEN (AN).- Marlene Velásquez dice que cuando se enteró de las pintadas sintió tristeza e indignación, pensó en su familia, y que después tuvo que acomodarse para poder explicárselo a su hija de doce años.

«Mi nena tenía muchas preguntas que empezaban en ¿por qué?. Fue difícil pero lo entendió y sobre todo me dio mucha fuerza», afirmó la esposa del intendente de Neuquén.

La mujer, nacida en Villarrica (Chile) y nacionalizada argentina, cuenta que desde que su marido llegó a la jefatura comunal, ella optó por el perfil bajo, más allá de su función pública como coordinadora de la intendencia. A lo largo de estos años, admitió, «he recibido ataques y agresiones pero nunca de esta bajeza, aunque siempre de parte del mismo grupo minúsculo de gente», remarcó.

La semana pasada manos anónimas pintaron mensajes agraviantes, ofensivos y xenófobos en su contra. Las pintadas (descalificadoras hacia el género, honor y nacionalidad) no tienen antecedentes y trascendieron las fronteras de la provincia.

«Si hay algo positivo en todo esto, es la solidaridad y el respaldo que he recibido de muchísima gente, de personas que en algunos casos no co

nozco pero que se han manifestado. Desde señoras de las comisiones vecinales hasta el ministro Aníbal Fernández», afirmó Velásquez.

– ¿De los funcionarios provinciales recibió alguna expresión solidaria?

– No me han llamado, aunque sí hubo gente de la Legislatura que habló con el secretario de Pechi, conmigo no.

– ¿Alguna vez fue discriminada?

– Estoy en Neuquén desde 1983 y nunca fui discriminada, aunque he sido agredida desde el momento en que Pechi se hizo cargo de la intendencia y desde que ingresé como funcionaria, siempre por este minúsculo grupo de gente pero nunca con ataques de este tenor.

– ¿Qué fue lo primero que sintió cuando se enteró?

– Indignación y tristeza y también cierta inseguridad, creo que esto no es bueno ni para mí ni para nadie. Lo que me da tranquilidad es que sé que esto proviene de un grupo minúsculo y también me da tranquilidad el respaldo de la comunidad, porque siendo extranjera la gran mayoría me ha expresado su cariño, respeto y reconocimiento.

– ¿A qué adjudica los ataques?

– Creo que se vienen tiempos difíciles y estos son los costos que están pagando mi esposo y toda la famili aunque es muy injusto. Nadie se merece algo así. Desde que empezó este clima, no es que no podamos dormir, pero sí hemos perdido tranquilidad.

– ¿Cómo se siente?

– Fuerte, me siento fuerte, este grupo de gente tan baja no va a impedirnos seguir haciendo nuestra vida lo más normal posible. Trabajamos de lunes de lunes, son muchas horas las que mi marido le dedica a su actividad y yo estoy trabajando a la par permanentemente. De todas maneras, ha sido todo difícil, no es justo que se viole la tranquilidad de la familia.

– ¿Y su familia en Chile?

– Mis papás son gente mayor con problemas de salud, les comenté que hubo algunos problemas pero no quise preocuparlos, no hay derecho de que ellos se preocupen.

– ¿Qué le impacta más?

– Los por qué de mi hija de doce años. Sin embargo, a su manera, nos demostró madurez y nos hizo saber que es necesario protegernos y estar juntos.

– ¿Pensó que podía ser blanco de este tipo de descalificaciones?

– Vengo de una familia de políticos (su padre fue dirigente rural durante la época de Salvador Allende) y hay cosas difíciles, pero nunca pensé que esto podía ser tan cruel, tan duro. Acá se dieron cosas que no se tendrían que dar. Me cuesta pensar que se pueda llegar a estos extremos.

– ¿Se podrá determinar quiénes fueron?

– Yo sé quiénes fueron, espero que haya justicia y quiero creer en eso. Saber quiénes son los responsables hace que no me sienta tan mal; agradezco profundamente el respaldo y la solidaridad de la gente de Neuquén. Vine muy joven a este país y le debo muchísimo a la Argentina. Mi familia, mis alegrías y mis amigos.


NEUQUEN (AN).- Marlene Velásquez dice que cuando se enteró de las pintadas sintió tristeza e indignación, pensó en su familia, y que después tuvo que acomodarse para poder explicárselo a su hija de doce años.

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