El río revuelto que piden los pescadores

La legitimidad de un reclamo se fortalece mucho cuando las acciones para hacerlo visible son creativas y no entran en colisión con derechos de terceros.

No hay dudas sobre la justicia en el pedido de los comerciantes y prestadores de servicios de Roca y del Alto Valle para que las medidas sanitarias en medio de la segunda ola del covid-19 no generen peores consecuencias que las padecidas el año pasado.

Lo que resulta llamativo es que tan poco tiempo después de exigirles a las autoridades que dejen de aplicar la misma receta del 2020, con la estrategia más fácil de implementar, como los es un cierre generalizado de la circulación, los protagonistas de esa demanda tomen ahora como herramienta para expresarse a los cortes de ruta.

No ayudaría al cambio de rumbo pretendido que, en la mañana de este lunes, se interrumpa el tránsito en la rotonda de rutas 6 y 22, como anticipan las convocatorias que circulan -sin membrete de ninguna entidad formal- por redes sociales y grupos de WhatsApp.

El efecto de una medida de ese tenor difícilmente moverá las fibras de funcionarios de gobierno, lamentablemente acostumbrados a lidiar con este tipo de manifestaciones.

Por el contrario, quienes se verán afectados directamente serán trabajadores y sectores de la economía regional, que están en una situación igual o peor que los comerciantes, gastronómicos y prestadores de rubros no esenciales de la región.

Salvo que el grupo “independiente” de Roca pretenda consolidarse como un comando de la resistencia, instalando piquetes en las rutas y autoconvocándose por WhatsApp cada vez que aparezcan inspectores en un local, el conflicto que mantienen estos emprendedores con los municipios y el gobierno provincial necesita de instancias de diálogo formal.

Por esa razón es que también resulta insólita y contradictoria la disputa pública de los “independientes” con las autoridades de la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio (CAIC).

Una vez más: puede ser entendible que exista molestia, disconformidad y cuestionamientos a las autoridades de la cámara por esa postura “light” que le atribuyen ante los gobiernos. Pero la exposición del quiebre y la descalificación a los representantes de la entidad que oficialmente representa a los comerciantes de Roca constituye un tiro en los pies.

Porque es poco probable que se pueda regresar de esos destratos sin que se vean los remiendos, sin que se note la desconfianza mutua.

Así las cosas, los únicos beneficiados con esta crisis interna del sector económico roquense son los mismos dirigentes políticos que deberían estar sintiendo la presión del sector privado para ser más creativos con sus ideas para gestionar la pandemia.

Un valioso tiempo regalaron los referentes del comercio y las entidades intermedias.

Los gobiernos podrían aprovechar ahora la confusión generada sobre los grados de representatividad y “cortarse solos” para la toma de decisiones, argumentando que faltan interlocutores válidos para debatir propuestas.

No hay que perder de vista que en río revuelto, el carnet de pescadores lo tienen ellos.


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