El gesto que olvidaron
Escribió Schopenhauer que el hombre es el estilo. Si se acepta esto, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, al menos por un rato, tuvieron déficit de cierta calidad social que hace al estilo del hombre.
Porque cenaron juntos en Viena, pero ni se miraron ni saludaron. Todo por las papeleras, claro.
Lamentable distanciamiento de, como mínimo, un atisbo de formalidad por parte de ambos.
No supieron situarse por encima del diferendo para apuntalar así que, aun en tren de colisión dura de intereses, hay gestos que no se deben desvanecer. Hacen a las dos naciones que lideran y a ellos mismos como personas.
Porque a uno y otro pueblo ese simple apretón de manos le hubiese transmitido la idea de que lo profundamente humano persiste más allá de la diferencias.
En esta etapa del conflicto no hubiese sido poco ese simple saludo.
Nada cedían ni perdían con mirarse a los ojos. Ni Uruguay dejaría de construir las papeleras ni Argentina de oponerse a las mismas.
En diciembre del '78, Argentina y Chile bordearon trenzarse en una guerra por las islas del Beagle. En los días previos, cuando sólo restaba el seco ruido del cañón, diplomáticos de ambos países se comunicaron.
Cada uno sabía qué rol le cabía en la situación. No había lamentos ni reproches. Simplemente ratificar el sinceramiento de vínculos tejidos a lo largo de sus profesiones.
Todo un estilo.
Ausente ahora en Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner.
Notas asociadas: CUMBRE EN VIENA: Papeleras en Uruguay: una bikini internacionalizó el conflicto
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Escribió Schopenhauer que el hombre es el estilo. Si se acepta esto, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, al menos por un rato, tuvieron déficit de cierta calidad social que hace al estilo del hombre.
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