Adolescentes fabricaron juguetes para regalar
La iniciativa partió de un grupo de chicas que integran un taller artesanal en Neuquén. Con sus propias manos armaron juguetes que repartirán a chicos en el hospital Heller.
NEUQUEN (AN).- Cuando a Romina le preguntaron si estaba de acuerdo con hacer juegos para regalarles a los niños internados en el hospital Horacio Heller, no dudó en apoyar la iniciativa. Tampoco Liset, Catalina, Micaela y Estefanía que integran el taller dedicado a elaborar artesanías que funciona en el EPET 3, del barrio Gregorio Alvarez, de esta capital, y que contiene a 13 adolescentes.
«Los juguetes están muy caros y hay padres que no pueden pagarlos», advierte Romina, una adolescente de 15 años, que tiene 8 hermanos. Romina camina desde Melipal los miércoles y viernes para participar del taller. Micaela y su hermana Mariela lo hacen desde Villa Ceferino. Otras chicas viven en Gregorio Alvarez.
Las adolescentes trabajan desde hace dos semanas en el armado de móviles multicolores para los más pequeños y en juegos lúdicos, como dama, ta-te-ti y ludo, para los niños internados en el hospital Heller, ubicado en el corazón del populoso oeste neuquino.
Cortan con dificultad, pintan con esmero y con paciencia oriental van ensamblando las piezas de los juguetes. El ritmo de trabajo y la charla no se detienen, aunque a veces la madera le juega una mala pasada cuando se quiebra. Corren contra el tiempo porque el martes se comprometieron a visitar el hospital y entregar su trabajo. Eligieron ese día porque todas quieren estar presentes.
Las chicas siguen con atención los movimientos de la docente Claudia Vinez y de la licenciada en Servicio Social, Valeria Guerrero, que organizan las actividades del taller que forma parte del programa «Vos podés elegir», que funciona desde 2002 en la ciudad bajo la órbita de la Secretaría de Juventud y Deportes.
El equipo lo completa Pedro, el coordinador del grupo que provee la pintura, los papeles, la sierra, pinceles, lijas para pulir la madera y los resortes para los móviles que buscarán arrancarle una sonrisa a los niños.
La propuesta está orientada a promover las potencialidades y capacidades de los adolescentes.
Aunque por ahora sólo funciona en algunos barrios de la capital. «Buscamos despertar en ellas la solidaridad desde los trabajos en grupos y trabajar en lo que tiene que ver con la autoestima, que valoren su trabajo», explica Claudia, mientras pinta un tablero de dama.
Romina se las ingenia para dominar la sierra y que los cortes no pierdan la figura dibujada sobre la madera comenta que se integró hace poco al taller. La invitó Micaela, que con sus 12 años es la más chica del grupo.
Catalina lleva el ritmo de trabajo como si fuera experta artesana. Junto con Estefanía están desde el año pasado en el taller al que concurren adolescentes de entre 12 y 18 años. Pero Nati, Paola, Mariela, Jessica y Karen intentan no perderle pisada.
Las chicas dicen que se enteraron en la escuela del taller que funciona los miércoles y viernes de 18.30 a 20.30.
Claudia y Valeria saben que romper la apatía de los adolescentes es difícil. Admiten que a veces es probable que las estrategias no sean las adecuadas. Quizá eso explica la ausencia de varones en el taller. Por eso apuntan a comprometerlos con la actividad, que ellos elijan y que se sientan importantes. «Hay que recuperar la confianza de los chicos y respetarlos», señalan.
Romina dice que abandonó el primer año de la secundaria por problemas en la escuela. No es la única a la que le cuesta seguir sus estudios. Pero se tiene confianza para el año próximo. «Sin secundario o sin Universidad no conseguís trabajo», afirma, convencida, mientras Micaela suelta con timidez una sonrisa.
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