«Pedía dinero para localizar a las víctimas»
Meijide, cuyo hijo está desaparecido, dijo que obtuvo datos sobre las promesas del cura. A uno de los torturados le dijo: "¿De qué te quejás? Sólo te quemaron unos pelitos...".
La ex ministra de Desarrollo Social Graciela Fernández Meijide dijo ayer ante el tribunal oral que juzga al ex capellán Christian Von Wernich que tras la dictadura militar, en la que desapareció su hijo Pablo, obtuvo testimonios directos sobre las promesas que el cura hizo a familiares e las víctimas para localizar prisioneros a cambio de dinero.
Meijide declaró ante el Tribunal de La Plata, que además interrogó a la abogada Susana Aguad, quien reconoció su firma en el acta que registró el relato en el que el ex policía Julio Emmed describió los asesinatos de siete prisioneros, cometidos en un operativo en el que Von Wernich dijo que el múltiple crimen «era para el bien del país» y tenía el consentimiento «de Dios».
Aguad trabajó en la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep), que tras la restauración de la democracia reunió testimonios sobre los crímenes perpetrados en la dictadura de 1976-83.
Emmed, cuando estaba preso en la cárcel Caseros por delitos comunes, «declaró sin ningún tipo de cortapisas, con absoluto discernimiento», memoró Aguad, y describió como «puntilloso e impresionable» el testimonio que el ex policía prestó en 1984. «Tuve la impresión que estaba diciendo la verdad», subrayó Aguad refiriéndose a Emmed, que tiempo después se desdijo.
El tribunal leyó la declaración original de Emmed, que había asegurado que Von Wernich «bendijo y despidió a tres subversivos en la Brigada de Investigaciones de La Plata, antes de emprender el viaje hacia el exilio y ocupó el móvil 3 de un operativo en el que íbamos a acompañarlos hasta que dejara el país».
Los prisioneros nunca salieron del país porque fueron asesinados en el camino, según declararon testigos.
Emmed detalló que había recibido órdenes para, a la altura de la localidad de Gutiérrez, «desvanecer de un golpe» a un joven detenido «que venía en nuestro auto, medía 1,85 de altura y era oriundo de La Plata». Como el prisionero soportó el ataque sin desmayos, «comencé a golpearlo con la culata de mi arma en su cabeza», añadió Emmed, y recordó que «la sangre de las heridas nos manchó a todos, incluso al sacerdote (Von Wernich) que debió cambiarse de ropa».
«En un paraje próximo prosiguió nos esperaban otros dos móviles» que habían trasladado «subversivos» a los que «el médico (Jorge) Bergés les aplicó dos inyecciones en el corazón a cada uno, de un líquido rojizo que era veneno».
Los cuerpos fueron «cargados en una camioneta» que los llevaba a la morgue de Avellaneda cuando, en pleno trayecto, una de las mujeres que fue envenenada «dio señales de vida, por lo que fue muerta de un disparo al corazón».
«Cuando, más tarde, llegamos a la Jefatura de la Policía (el director de Investigaciones Miguel) Etchecolatz nos felicitó efusivamente y Von Wernich me dijo que lo que hicimos era necesario para la Patria, que Dios sabía que lo que estábamos haciendo era para el bien del país».
La abogada dijo que el cúmulo de testimonios «fue remitido a la Justicia que por esos años estaba juzgando a los integrantes de la Junta Militar», condenados en 1985 e indultados en 1990.
Emmed había sido convocado a declarar en el Juicio las Juntas y en ese contexto se retractó de sus afirmaciones, ya que había sido amenazado para evitar que aportara datos entonces.
En tanto, la ex ministra aclaró ante el estrado que no conoce personalmente a Von Wernich y reseñó las referencias que tuvo del cura, durante la dictadura y cuando, a partir del '83, encabezó la Secretaría de Recepción de Denuncias de la Conadep.
En la búsqueda de su hijo Pablo, Meijide fue parte de Madres de Plaza de Mayo y de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), donde recibió a la madre de Cecilia Idiart, uno de los siete prisioneros de la Brigada de La Plata asesinados en el operativo del que supuestamente participó Von Wernich.
La madre de la joven explicó a Meijide que su hija «tenía pie equino», característica que podía facilitar su localización, y le contó que había entablado negociaciones con Von Wernich pues el cura prometía sacar a la chica del país a cambio de dinero.
En 1984, al leer la declaración de Emmed, Meijide recordó el «pie equino» referido por la madre de Idiart porque entre las descripciones de las víctimas figuraba que una de ellas tenía «un pie más corto que el otro».
Entonces, Meijide convocó a la mujer que buscaba a su hija y a la periodista Mona Moncalvillo, cuyo hermano desapareció cuando estaba alojado en la Brigada platense. La ex ministra del gobierno de De la Rúa recordó además el testimonio que prestó en la embajada argentina en España un exiliado de apellido Velasco que sostuvo que tras una «sesión de tortura se le acercó Von Wernich y le dijo '¿De qué te quejás? Al final sólo te quemaron unos pelitos en el pecho'».
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