Comienza juicio por el crimen de joven barilochense
La muerte de Inostroza conmocionó a la ciudad. Tenía 14 años y quedó en medio de dos patotas.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Richard Inostroza tenía 14 años cuando fue a comprar caramelos a la despensa ubicada junto al playón deportivo de su barrio, y al quedar en medio del tiroteo que protagonizaron dos patotas rivales, recibió un disparo en el pecho y murió en el acto.
Hoy comienza el juicio oral a Juan Carlos Huenchulao, acusado de realizar el disparo mortal, quien desapareció del barrio ese mismo día y fue detenido cuatro años después en Comodoro Rivadavia, cuando trabajaba en una petrolera y se identificaba con documentos falsos.
El crimen de Richard Inostroza propició marchas de vecinos y familiares para pedir justicia, y la figura del menor fue durante un tiempo el estandarte del reclamo por la inseguridad que reinaba en los barrios altos.
A Huenchulao, a quien apodan «manota», de 25 años, le imputan que a las 21:30 del 10 de noviembre del 2003, desde una distancia superior a los 40 centímetros, efectuó varios disparos con un arma calibre 22 hacia un grupo de personas que estaba frente a la despensa «Gaby», en el barrio 28 de Abril, provocando que uno de los proyectiles diera en el cuerpo de Richard.
El disparo le ocasionó al menor una herida con perforación en el pulmón derecho y en el corazón, y el proyectil se alojó entre la novena y décima vértebra dorsal, y causó lesiones que produjeron la muerte inmediata del chico.
Varios testigos presenciales lo señalaron desde el primer momento como responsable del crimen, y otros sólo declararon sobre aspectos parciales del suceso. El único atenuante que podría favorecer al acusado lo introdujo una mujer, quien aseguró haberlo visto cuando disparaba, pero también señaló que estaba «drogado o muy borracho», porque disparaba sin pulso.
«Numerosos proyectiles»
En la acusación subrayaron que en el lugar del suceso advirtieron «la presencia de numerosos proyectiles de plomo desnudo y cartuchos completos, dando cuenta del despliegue de fuego que se produjo en la escena del hecho».
Hace pocos meses debió realizarse un juicio abreviado en la Cámara Primera del Crimen por el hecho, pero el imputado no aceptó la oferta del fiscal, de nueve años de prisión, y el debate quedó pendiente para comienzos de este año.
Prófugo de la justicia desde el 10 de noviembre de 2003, «Manota» Huenchulao se identificaba con documentos falsos como Juan Carlos Anelo, y trabajaba en una petrolera de Comodoro Rivadavia hasta que lo detuvieron como sospechoso de robos y hurtos reiterados.
Por los delitos mencionados hubiera recuperado su libertad en forma casi inmediata, pero al identificarlo advirtieron que utilizaba un documento que no le pertenecía, y descubrieron sus antecedentes policiales.
El hecho, de alguna manera fortuito, a poco de ocurrido movilizó a un grupo de vecinos cuando el presunto responsable de la muerte del menor abandonó el barrio.
Nunca antes un hecho de estas características había provocado semejante indignación, y al día siguiente decenas de personas se agruparon frente a la casa del padre de Richard, quien en la ocasión denunció que diez delincuentes armados se habían adueñado del barrio.
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