«Don Marcelo Melani no se merece esta infamia; la comunidad neuquina tampoco»

Por la presente quiero expresar, como ciudadano, cristiano y católico, mi más profundo afecto y respaldo a don Marcelo Melani, obispo de Neuquén.

Don Marcelo, como familiarmente lo llamamos los neuquinos, es un hombre de Dios, fundamentalmente porque desde el Evangelio ha vivido, y vive permanentemente, al servicio de su pueblo, siguiendo la mejor tradición y testimonio de vida y coherencia cristiana que nos han dejado don Jaime de Nevares y don Agustín Radrizzani, sus dignos predecesores en el ministerio episcopal.

En este tiempo he venido escuchando que se ha acusado ante el Vaticano a nuestro obispo de «abusos litúrgicos e imprecisiones teológicas» y que el cardenal Re le habría sugerido que debería «renunciar» a su función. Esas versiones difusas y ambiguas me han producido estupor, dolor e indignación, pero al mismo tiempo el profundo deseo de manifestarme en su defensa, como un deber de conciencia.

También he percibido con alegría que muchas personas, organizaciones y comunidades cristianas comparten estos sentimientos y esta posición y, saludablemente, han comenzado a manifestarlo.

Sinceramente no creo que los expuestos sean los verdaderos motivos por los que se interpela a don Marcelo. Y si así fuera, cabría recordar lo que Jesús dice, que «el hijo del hombre es dueño del sábado» y que por lo tanto el hombre no debe ser esclavo de normas, ritos y dogmas sino todo lo contrario, que éstos deben estar a servicio del hombre para una vida más digna y más plena.

Creo que lo que en realidad preocupa a algunos sectores ultraconservadores, dentro y fuera de la Iglesia, es la posición clara y definida que sostiene don Marcelo desde el Evangelio y desde el magisterio de la Iglesia Latinoamericana, expresada particularmente en los documentos episcopales de Medellín y Puebla: su opción por los más pobres.

Esa postura lo ha llevado a comprometerse permanentemente con los más marginados de la sociedad, con la causa de los derechos humanos y en defensa activa de los desocupados, los trabajadores, los indígenas, los inmigrantes, tomando siempre posición por los más débiles y buscando acercar a las partes en diferentes conflictos sociales.

La postura de nuestro obispo implica el cuestionamiento a los valores, el modo de vida y la organización de nuestra sociedad, signada por la escandalosamente injusta y desigual distribución de la riqueza en nombre de principios pretendidamente «occidentales y cristianos». Sus detractores seguramente son quienes, ante su prédica profética y sus acciones, ven peligrar sus intereses y privilegios.

Si la posición del Vaticano fuera la de haber sugerido «renunciar» a nuestro obispo, y teniendo en cuenta la difusión que los hechos han tenido y la conmoción que han provocado en nuestra sociedad neuquina, desearía: que lo confirme o lo desmienta y, de ser cierta, que actúe con total transparencia, que explique sus fundamentos, que dé a conocer a los denunciantes y el contenido de las denuncias y aclare si ha escuchado todas las campanas que debía escuchar, entre ellas la posición del obispo de Neuquén antes de fijar su posición.

Considero que como Iglesia hemos asumido muchas veces, históricamente, el papel de cómplices de los poderes de turno y hemos sido complacientes con los poderosos. Y que por lo tanto debiéramos preocuparnos en profundizar con mayor sentido de autocrítica los caminos de quienes, como don Marcelo, nos ponen del lado de los más pobres y más débiles de la sociedad, en lugar de hacernos eco de quienes expresan otros intereses al margen y en contra del Evangelio. Don Marcelo Melani no se merece esta infamia; la comunidad neuquina tampoco. Las personas de bien no estamos dispuestas a tolerarla.

Luis E. Chironi, DNI 10.477.255 – Neuquén


Por la presente quiero expresar, como ciudadano, cristiano y católico, mi más profundo afecto y respaldo a don Marcelo Melani, obispo de Neuquén.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora