Del servicio a la tragedia, en Yemen

Asesinaron a nueve extranjeros -incluyendo tres niños- que habían sido secuestrados.

Alentados por un espíritu de amor al prójimo y por la perspectiva de ayudar donde la necesidad es mayor, los dos alemanes se trasladaron a Yemen. Él trabajó durante años en el hospital Al Dshumhuri en Sadá como bedel y su mujer de enfermera.

Con sus tres hijos pequeños la pareja vivía en un país considerado la «casa de los pobres» del mundo árabe. También varios voluntarios de Corea del Sur trabajan en el hospital, situado en medio de la región de conflicto.

En la provincia noroeste de Sadá la miseria es aún mayor que en otros lugares de Yemen. Cientos de familias han abandonado sus casas en esa provincia en los últimos cinco años para huir de los enfrentamientos que una y otra vez vuelven a enfrentar a los rebeldes chiitas Houthi y a las tropas gubernamentales.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se ocupa de los desplazados. El Programa Mundial de Alimentos suministra alimentos a Sadá.

Cuando la familia alemana fue secuestrada el viernes junto con dos practicantes alemanas, un británico y una surcoreana, observadores en Saná apuntaron primero a un secuestro por miembros de un clan. Se pensaba que hombres armados habían capturado a los extranjeros para utilizarlos como instrumento de presión en sus juegos de poder con el gobierno. Esto sucede varias veces al año en Yemen.

Sólo un día antes , miembros de un clan habían raptado durante 24 horas a médicos extranjeros en Sadá para exigir la liberación de dos de sus allegados.

Pero después aumentó la preocupación. Pasaban los días y ningún secuestrado dio señales, algo poco frecuente.

Nadie consideró la posibilidad de que el autor fuera la red terrorista Al Qaeda, que el pasado marzo mató a cuatro turistas surcoreanos, porque nadie sospechaba que la zona chiita de Sadá pudiese albergar un escondite de terroristas sunitas. Pero entonces la policía halló los cadáveres de tres de las cuatro mujeres que pertenecían al grupo desaparecido . Fueron asesinadas de una forma que hacía descartar el robo o la violación. Según datos de Sadá, murieron de disparos de pistola y puñaladas.

Observadores yemeníes presumen ahora que combatientes islamistas podrían haber asesinado a los extranjeros como «venganza» por recientes éxitos de las fuerzas de seguridad contra Al Qaida, cuyos terroristas se han escondido en la vecina Al Yawf.

 

ANNE-BEATRICE CLASSMANN


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