La dictadura golpeó fuerte en Servicio Social
Fue víctima la mitad de alumnos y docentes. Se cumplen 33 años de los secuestros.
NEUQUÉN (ACE).- Elida Sifuentes, Gladis Sepúlveda y Nora Rivera sobrevivieron al secuestro y las torturas de estudiantes universitarias que en 1976 devastó la carrera de Servicio Social a manos de la dictadura en Neuquén, porque casi la mitad de sus alumnos o profesores fueron secuestrados o perseguidos.
«El miedo se sentía en el aire, en los pasillos de la Facultad; bajo la amenaza de la gente de (el interventor, Dionisio) Remus Tetu que te pedía documentos, corrían las listas negras y se echaba gente», recordaron.
Esta semana en el pasillo lateral de la sede central de la UNC, en las inmediaciones del «barcito», se llenó de las fotos de los universitarios -alumnas y profesoras- que permanecen desaparecidos desde la última dictadura militar. La mayoría se obtuvieron de sus legajos universitarios.
Pero debieron pasar casi 20 años para que los estudiantes de aquella época se volvieran a encontrar. «En mi curso de último año éramos seis: tres fuimos secuestradas y Mirta Tronelli y Cecilia Vecchi están desaparecidas. Los que quedaron en ese cuarto año abandonaron; y si bien retomaron después sus estudios, nunca pudieron hablar de lo que había ocurrido hasta el 2000, que nos juntamos. Fue muy emotivo», dijo Elida.
Con el retorno de la democracia, Gladis regresó del exilio y Elida de Devoto. Seis años antes, Nora había sido abandonada una noche fría del invierno de 1976 en el campo oscuro cuando varios sobrevivientes de la zona fueron arrojados del centro clandestino de Bahía Blanca.
En ese camino de regreso a Neuquén -que a algunos les llevó años- fueron buscando las vías para exigir Justicia. Elida, Nora y Gladis integran el «grupo de apoyo» desde que se iniciaron los juicios contra los militares que fueron responsables de sus periplos aunque sus casos todavía no llegaron a juicio.
A partir del 9 de junio de 1976 fueron secuestradas de sus casas, de sus trabajos o de la calle en Neuquén, Cipolletti o Cinco Saltos una veintena de universitarias. Pasaron por los golpes y vejámenes en la delegación de la Policía Federal de Neuquén; fueron torturadas en «La Escuelita» de Neuquén o la de Bahía Blanca (el general retirado Adel Vilas bautizó a ambos centros clandestinos igual) y las tres sobrevivientes, como tantos otros testigos que pasaron por el primer juicio, son la prueba viviente del horror escondido y callado.
De los calabozos clandestinos no volvieron sus compañeras Mirta Tronelli, Cecilia Vecchi, Arlene Seguel y la profesora de Susana Mujica, que daba sociología y antropología social en la carrera de Servicio cuando la facultad funcionaba en Belgrano y Salta. En los mismos pasillos se escuchaba la voz dulce y entonada de Alicia Pifarré (también desaparecida), que era artista y alumna de letras (ambas carreras eran por ese entonces de Humanidades), mientras hubo profesoras y otras alumnas de letras sobrevivieron al secuestro.
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