OPINION: Pudor cero

La llegada del portugués Cristiano Ronaldo al Real Madrid por 94 millones de Euros es un gesto de ostentación del que se jacta la Casa Blanca.

Con la mitad de esa suma podrían comer 46,6 millones de personas en el mundo o bien mitigar sus aflicciones los 4 millones de españoles desocupados. También podrían ser utilizados para superar la crisis descomunal que padecen muchas de las pequeñas y medianas empresas ibéricas.

Pero no, ese colosal monto de dinero al que se debe sumar el invertido por el brasileño Kaká -65 millones de euros- fue a parar a cuatro piernas de un par de jugadores de fútbol.

Con lo que ganará el lusitano por día podrían abonarse las remuneraciones de un primer mandatario europeo durante dos meses.

El peso de la fortuna en juego es sólo equivalente al de la falta de pudor. Es más, podría afirmarse que la desmesura finalmente es quien ha ganado la batalla.

Aunque cueste aceptarlo, en el mundo de hoy la falta de pudor es un buen negocio. No vende atacar la mojigatería, pero sí el sueño del que todo lo puede y lo exhibe sin desenfado.

Hay en ello un sesgo de impunidad en el que los consumidores son víctimas pero a su vez cómplices. ¿Que sería del Real Madrid si sus seguidores en una gran cruzada de protesta no vieran los partidos, no compraran sus camisetas o no devoraran su merchandising??.

Como una moneda de dos caras se vituperan las desproporciones y por el otro se bendicen, por conveniencia, las ventajas que la disparidad genera.

 

Cero en filantropía

Está claro que ni Florentino Perez, ni Román Abramovich ni mucho menos Silvio Berlusconi, han puesto su pie en el fútbol por filantropía. Estos magnates han visto la veta aurífera de un negocio que seduce a multitudes.

Así con el golpe de efecto que ha generado la noticia de los pases, el presidente «galáctico» devuelve al club merengue a los primeros planos. Un sitial del que ha sido despojado merced a magras campañas deportivas y a los extraordinarios logros de su eterno rival, el Barcelona F.C.

La inercia del mercado ya ha echado a rodar titulares, contratos, publicidades y partidos en la búsqueda de recuperar y elongar las millonarias inversiones.

La enorme brecha que episodios como los descriptos abren entre el negocio-espectáculo y el deporte es abismal. Se abandona el concepto de persona y de juego, para avanzar definitivamente en la idea de producto y comercio.

Son tan o más importantes – como sucedió con Beckham- las cualidades estéticas y la inserción comercial del jugador, que su propia destreza con la pelota.

Por ello no fueron de extrañar las palabras del «dueño del circo» Joseph Blatter quien orgulloso de la transacción calificó al fútbol como un «buen producto» y que es la afición quien demanda estrellas. Sin advertir que la contratación de figuras per se, no asegura la conformación de un equipo, ni mucho menos un buen fútbol.

Pero no todas son rosas en los jardines del fútbol. Así Michael Platini y Joan Laporta han criticado duramente la operación comercial en tiempos en que el fútbol afronta peligrosos retos financieros. A su vez el periódico Berliner Zeitung ha tildado a Florentino Pérez como a un «apasionado ignorante de la crisis de nuestros días».

La dirigencia política española de izquierda, ha promovido un proyecto de ley para que se límite al monto de las operaciones -como sucede en la NBA- y que se controlen las deudas de las instituciones con Hacienda y Seguridad Social.

En ese mismo contexto sería importante proponer que buena parte de las impresionantes sumas que se pagan por jugadores de fútbol, fueran destinadas al verdadero deporte social y a la salud.

La falta de pudor desnuda a quien se exhibe aún sin inhibiciones? más no siempre lo que se observa es agradable a la vista.

 

MARCELO ANTONIO ANGRIMAN (*) «Especial para Río Negro»

(*) Abogado. Prof. Nac. de Educación Física.


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