La comarca del paralelo 42º y su desarrollo sustentable
Por Guillermo Agazzi (*)
Mario Benedetti dijo acerca de Montevideo que era verde, infinitamente verde. Lo mismo hubiese dicho si hubiese conocido la ciudad de Valdivia. La primera sensación que se tiene al cruzar la frontera con Chile a través del Paso Cardenal Samoré es que uno fue transportado a la zona mesopotámica de la Argentina. La única diferencia reside en que la vegetación está compuesta por enormes lengas, con hiedras incluidas. La realidad es bien distinta de este lado de la cordillera, tanto en lo geográfico como en lo económico. Desde la asunción del general Pinochet, Chile asumió un plan de desarrollo que fue efectivo durante muchos años, pero que a grandes rasgos hoy puede decirse que fracasó.
Esta breve nota versa sobre un tema de candente actualidad que se ha ido imponiendo en los ámbitos técnicos y luego en los políticos; el desarrollo sustentable. Una definición básica implica el hecho de desarrollar una zona geográfica determinada mediante límites precisos, utilizando los recursos del lugar pero sin comprometer en ese uso las posibilidades de las generaciones venideras. El desarrollo en sí comprende tres facetas fundamentales: el desarrollo social de los habitantes en tanto comunidad e individuos, el crecimiento económico y el respeto al medio ambiente.
Lo complicado resulta de que en un determinado tiempo y lugar, es imposible que cada uno de los tres obtenga un 100% de satisfacción en sus aspiraciones, debido a las limitaciones de la coyuntura política, económica y social. Por lo tanto se debe buscar un óptimo consensuado.
La última palabra resulta fundamental en el concepto de Desarrollo Sustentable. Un plan que lo genere debe nacer por consenso de toda la zona geográfica que se ha puesto el objetivo de crecer sanamente en todos sus aspectos.
Desde principios de 1998, la Comisión Nacional de Promoción de la Patagonia (Conadepa) dependiente del Ministerio del Interior impulsa el Proyecto de Microregiones Patagónicas. Dentro de este proyecto la Microregión de la Comarca Andina del Paralelo 42 es la primera experiencia de consolidación mediante un convenio biprovincial de la forma jurídica de microregión, iniciando un camino que seguramente será copiado desde muchas otras regiones. La consolidación se hizo a través de la creación del Consejo de Desarrollo para la Comarca Andina del Paralelo 42 (Codecap), a su vez el mismo tiene un Consejo de Gobierno, un grupo de trabajo y un comité ejecutivo dentro del cual estamos encuadrados como Programa de Investigación.
A mediados de este año surgió la posibilidad de que lleve a cabo un relevamiento total de la Comarca en todos su aspectos (salud, educación, forestación, comercios, infraestructura turística, ganadería, fruta fina, etc.).
Así fue que desde el mes de julio comencé a relevar toda la Comarca, comenzando por El Maitén y siguiendo por El Bolsón, Lago Puelo, Epuyén, Cholila y El Hoyo. En cada localidad visité hospitales, municipios, jueces de paz, oficinas de turismo, productores en algunas de ellas, sitios turísticos y parte de la infraestructura de alojamiento.
Esta experiencia increíble de poder conocer una región, y no sólo visitarla, me hizo ver realidades que a menudo quedan desdibujadas en el impacto paisajístico que provoca en los visitantes.
Hoy, la realidad de la Comarca es difícil, compleja y lo más grave es que a nadie la causa demasiado apuro enfrentar problemas acuciantes.
La niñez desamparada, la falta de fuentes de trabajo, la violencia familiar y el alcoholismo como situaciones normales, la crisis presupuestaria de los hospitales, el aluvión poblacional que viene sufriendo desde hace 10 años, la minifundización de unidades productivas en unidades improductivas, el problema de los residuos, la contaminación de las aguas, la ocupación de las zonas más fértiles de los valles y la ubicación de las ciudades en lugares que años atrás fueron el cauce principal de ríos de carácter torrencial y que en cualquier momento pueden volver a su curso natural dejando por completo anegado el centro de El Bolsón.
Esta realidad impone un desafío de ordenamiento interno de cada municipio, pero que se ve retrasada por la crisis fiscal que atraviesan y por la baja de las regalías petroleras en el caso de la provincia del Chubut.
El mito de la fruta fina en El Bolsón llegó a su fin, actualizando un censo de productores de 1994 puede verse que la mitad de ellos desaparecieron, y que sólo sobrevivieron a las crisis las unidades productivas con cierto grado de capacitación empresaria. El cultivo masivo de frutilla se llevó a cabo por contagio más que por un análisis detallado de costos y rendimientos. Los costos de mano de obra en la Comarca son entre un 30 y 40% superiores a los de Coronda, sin observar que la productividad de un recolector de Coronda dará menos fruta para el consumo en fresco (que consigue mejor precio que la destinada a industria) y que al hacer la recolección en menor tiempo disminuye costos que el empleador debe observar, como son el traslado y la comida. Una de las características de la Comarca es la dificultad de encontrar gente capacitada en todos los niveles, desde los cuadros dirigentes políticos hasta los recolectores de frutillas. Falta el espíritu de management que transforma las debilidades en fortaleza. Aunque siempre hay excepciones, no es común ver una búsqueda activa de las salidas a los problemas que se plantean.
El trasfondo de toda la situación es el rechazo, sistemático en algunos casos, solapado en otros, de cualquier noción de autoridad (principalmente en El Bolsón). Cierto es que los sucesivos cambios de la autoridad municipal no ayudan demasiado a mejorar la imagen pública de los políticos. Pero es realmente sugestivo que desde hace mucho tiempo no haya un intendente que complete su mandato.
La situación es completamente diferente en los pueblos del Chubut, allí ha una raigambre fuertemente partidaria y de cierto caudillismo, que si bien tiene un concepto de orden y jerarquía, conlleva un localismo acérrimo impidiendo una apertura que traería más beneficios que desventajas.
Pero toda la Comarca cuenta con un patrimonio invalorable, y es el entorno paisajístico que hace de este lugar un paraje único en la Argentina. El Plan de Desarrollo Sustentable que la Comarca quiere implementar tendrá que optar por un perfil claramente definido. La puja entre los sectores forestal, turístico y agrícola-ganadero se perfila como el debate de fondo para aclarar el uso que se le dará a la tierra en la zona.
La Comarca ha dado el primer gran paso para revertir en parte la crisis que atraviesa. Se ha dado cuenta de que tiene que unirse si pretende sobrevivir en un mundo competitivo. Ahora sólo resta que las decisiones políticas conduzcan el proceso de la manera adecuada, a través del compromiso real de los dirigentes,que deben ser en este proceso como el guía de una embarcación, porque aunque el mar quede en Valdivia, la guía visionaria de lo que se viene, surge de este lado de la cordillera.
Texto extraído de la Edición Especial 1999, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
(*) Estudios realizados
Secundarios: bachillerato en el Colegio Episcopal de Buenos Aires. Universitarios: licenciado en Ciencias Políticas en la UCA.
Mario Benedetti dijo acerca de Montevideo que era verde, infinitamente verde. Lo mismo hubiese dicho si hubiese conocido la ciudad de Valdivia. La primera sensación que se tiene al cruzar la frontera con Chile a través del Paso Cardenal Samoré es que uno fue transportado a la zona mesopotámica de la Argentina. La única diferencia reside en que la vegetación está compuesta por enormes lengas, con hiedras incluidas. La realidad es bien distinta de este lado de la cordillera, tanto en lo geográfico como en lo económico. Desde la asunción del general Pinochet, Chile asumió un plan de desarrollo que fue efectivo durante muchos años, pero que a grandes rasgos hoy puede decirse que fracasó.
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