Santoral del 7 de abril 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a San Juan Bautista de La Salle
Cada 7 de abril, la Iglesia Católica celebra a San Juan Bautista de la Salle, educador y patrono de la docencia religiosa. Su historia y una oración.
San Juan Bautista de La Salle fue un sacerdote francés, teólogo y educador que vivió en el siglo XVII y es venerado como santo por la Iglesia Católica. Nació el 30 de abril de 1651 en Reims, Francia, en una familia noble. Después de recibir una excelente educación, fue ordenado sacerdote y se dedicó a servir a los pobres y desfavorecidos de su tiempo.
San Juan Bautista de La Salle: celebración de su vida y legado
San Juan Bautista de La Salle es más conocido por su trabajo en el campo de la educación, especialmente por su fundación del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, también conocidos como los Hermanos De La Salle.
Este instituto religioso dedicado a la educación de la juventud, especialmente de los menos privilegiados, revolucionó los métodos pedagógicos de la época y estableció escuelas gratuitas para niños de todas las clases sociales.
San Juan Bautista de La Salle fue un innovador en la enseñanza, promoviendo el método de enseñanza simultánea y enfatizando la importancia de la educación moral y religiosa. Su obra ha tenido un impacto duradero en la educación católica y en el campo de la pedagogía en general.
Murió el 7 de abril de 1719 en Ruan, Francia, y fue canonizado por el Papa León XIII en 1900. Su festividad se celebra cada 7 de abril, recordando su vida de santidad y su dedicación al servicio de la educación y la juventud.
San Juan Bautista de la Salle: una oración corta
¡Oh glorioso San Juan Bautista de La Salle!
Apóstol de la niñez y de la juventud,
sé desde lo alto del cielo nuestro guía y protector.
Intercede por nosotros, asístenos,
para que preservados de toda mancha de error y de corrupción,
permanezcamos fieles a Jesucristo y a la cabeza infalible de la Iglesia,
el Sumo Pontífice.
Haz que, ejercitándonos en las virtudes en que fuiste tan admirable ejemplar,
merezcamos ser participantes de la gloria que ahora gozas en la patria celestial.
Amén.
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